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El autor describe su infancia en Badajoz en los años 1920 y 1930, cuando la ciudad estaba amurallada y el área fuera de las murallas consistía principalmente en campos y pequeños grupos de casas. Relata cómo era la vida cotidiana en esa época, incluyendo detalles sobre su vecindario, la agricultura local y los paseos que daba por la muralla y el fuerte de San Cristóbal cercano.
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Sharia 73 Octubre de 2014 Boletin Asociacion Amigos de Badajoz
1. ASOCIACIÓN AMIGOS DE BADAJOZ
Sa’ria significa en árabe: lugar de Encuentro a las puertas de la ciudad
Año 17 • nº 73 • 2014
Boletín
de la
Asociación
Amigos
de Badajoz
Lamentablemente tenemos que utilizar este espacio, que la Asociación utiliza con fines divul-gativos
y culturales, para hablar de algo que quisiéramos olvidar: las obras en Biblioteconomía.
Y es así, porque la limitación de nuestros medios contrasta con la potente maquinaria publicitaria
de las administraciones, mejor dicho, de los políticos que controlan esas administraciones. Conoce-doras
del daño que han producido al patrimonio histórico, utilizan los recursos a su alcance para
intentar desprestigiar a una Asociación ciudadana, apolítica y cultural por el mero hecho de haber
demostrado que dicha obra era ilegal. Y esto no lo perdonan. Algunos políticos, que hace tiempo
debieran haber acatado y ejecutado la sentencia como le exige el TSJEX, han puesto en marcha
la “ingeniería legal” para alargar el proceso, distanciarlo de los procesos electorales e intentar ago-tarnos.
Nada más lejos de la realidad.
Al intento baldío de desprestigiar a dicha Asociación con insultos; a la convocatoria de una
manifestación contra varias sentencias del Tribunal Supremo; a la continua utilización de la mentira
con argumentos tales como el gasto de 8 millones de euros que iba a costar el cumplimiento de la
sentencia; al argumento de que queremos echar a los alumnos de la Facultad, etc., ahora preten-den
añadir, otra vez con la complacencia de la Comisión de Patrimonio, que esa obra ilegal sea
declarada Bien de Interés Cultural, es decir, que cuente con la protección máxima la misma que
se otorga a edificios como la Catedral. Por si fuera poco, esta Comisión, controlada por las admi-nistraciones,
es decir, por políticos, para ralentizar el proceso y engañar a la ciudadanía se enreda
volviendo a pedir nuevos informes. Suponemos que intentarán dar con algún órgano que pueda
justificar su postura contraria a ejecutar la resolución judicial firme. Pero ya ven, la misma sala les
deplora que “el simple replanteamiento no puede merecer otro calificativo que temerario” y que
dicha denegación sería nula por dictarse con la finalidad de eludir lo juzgado.
A todo esto tenemos que soportar como un Concejal se permite el lujo de declarar que la sen-tencia
“es una chapuza” erigiéndose por encima del poder judicial poniendo en entredicho su
apego a la separación de poderes y desde luego una actitud nada ejemplarizante. Además se
solidariza con el equipo de arquitectos que han firmado el proyecto de ejecución “por imperativo
legal” por ser contrario a sus “principios” profesionales. A este respecto exigiremos al Ayuntamiento
que dé explicaciones claras a la ciudadanía del porqué tanto celo con la inejecución de una sen-tencia
y por otro lado omita el mismo tramite a un arquitecto de su “entorno” que le va a costar
al Ayuntamiento la apertura de un procedimiento sancionador por otorgar licencia en obra ilegal.
¿De que principios morales nos hablarán los arquitectos municipales ahora?. En estas personas
tenemos las manos del patrimonio de la ciudad. Una prueba reciente la tenemos como han ges-tionado
los escasos metros de muralla de Puerta Trinidad que de momento nos ha costado más de
medio millón de euros. Un detalle, tirar el cubo de Biblioteconomía cuesta 213.863,60€ -el resto son
actuaciones en lucernarias, capilla y celosía del patio- según el proyecto del propio Ayuntamiento.
No solo la ciudadanía tiene claro la actuación dilatoria por parte del Consistorio, sino que la Sala
del TSJEx ha puesto el dedo sobre el Sr. Alcalde indicándole que el incumplimiento injustificado de
sus obligaciones puede dar lugar a medidas establecidas en el Art. 112 de la LJCA. Nosotros si po-demos
decir que “por imperativo legal” se tendrá que ejecutar la sentencia.
POR IMPERATIVO LEGAL...
2. 2 Fernando Díaz Esteban
Nací en Badajoz en 1925. Durante mi infancia,
Badajoz era sólo la ciudad amurallada. Fuera
de las murallas estaban los glacis de las murallas, cam-pos,
huertas y sembrados. Había, además, pequeños
grupos de casas. De estos grupos de casas, la barria-da
de San Roque junto al arroyo Rivillas estaba siem-pre
en peligro de inundación cuando había riadas.
Otro grupo de casas, los Viveros, en general chalets,
estaba en la carretera de Portugal, al otro lado del
Guadiana. Junto a la estación de ferrocarril, alejado
de la ciudad, estaba otro grupo de casas, el Barrio
de la Estación, con parroquia propia, y al otro lado
de las vías del ferrocarril, una barriada pobre, el Guru-gú.
En el barrio de la Estación estaban los martesones,
marteses o golfillos que rivalizaban con nosotros, y nos
recibían a pedradas.
La carretera que unía Badajoz con su estación de
ferrocarril, a la que se llamó Paseo de Carolina Coro-nado,
empezaba a tener casas. Por el lado izquierdo,
un almacén de ultramarinos y cuatro chalets grandes,
muy separados entre ellos, de dos pisos con terraza,
jardín y garaje. Más adentrado en el campo estaba
el chalet del pintor Antonio Juez, que vivía con su ma-dre.
Por el lado derecho, una gasolinera, una fábrica
de gaseosas, cuyas botellas se repartían en un burro
guiado por un repartidor al que llamaban “Cagalásti-ma”,
los almacenes de la Caja Rural y un gran garaje
de la Campsa, una compañía de petróleos, y pasado
éste, luego hubo unas casas que con el tiempo se lla-mó
calle Canarias.
La casa donde nací, hoy desaparecida, estaba en
la calle Vasco Núñez esquina a Menacho, con bal-cón
corrido a ambas calles. Corno yo era el séptimo
hijo, cuando tenía cuatro años, decidieron mis padres
trasladarse a una casa con patio o corral para criar
algún animal que sirviera para aumentar la comida.
La encontraron en un chalet grande de Caraolina
Coronado que alquilaba el piso bajo. Allí mi padre
crió palomas y conejos, que de vez en cuando ador-naban
nuestra mesa. Unos años después, hacia 1934,
nos trasladamos a un serie de 6 casas de pueblo (o
chalets) adosadas recién construidas cerca de Caro-lina
Coronado y enfrente de los almacenes de la Caja
Rural. Allí criamos gallinas y patos, más un par de árbo-les
frutales y flores. Estaba en el camino del Fuerte de
San Cristóbal; se llamó luego calle de López Diéguez,
un laureado con la Cruz de San Fernando, y ahora no
se cómo se llama (1).
Venían a las casas a vendernos verduras y fruta de
temporada cogida esa misma mañana. En un burro
cargado con la fruta recién cogida la traía María Cu-logordo,
mujer alta y con las dimensiones de sus ca-deras
enormes, que nos quería mucho a los niños y a
mi me dejaba subir al burro. Había otra Maria, María la
Charlatana, que venía a las casas a vender bordados
MI BADAJOZ
de bolillos. La leche, recién ordeñada, se traía de la
vaquería del Señor Juan, que estaba en Las Moreras.
Cuando las vacas parían, nos daba los calostros, y nos
dejaba ver también a los terneros recién nacidos. Te-nía,
además, huerta con higos de rey. El pan lo traían
en tartana tirada por una yegua joven.
Vivíamos rodeados de sembrados de trigo, y un
poco mas allá había un babar, que se llenaba de flo-res
blancas cuando era la estación.
No había mas puente que el de Palmas, con un
pasillo para los peatones a cada lado con barandillas
hoy desaparecidas. Por él pasaban los carros (apenas
había automóviles), algunos camiones, y el ganado,
que frecuentemente era el que iba al Matadero. En
algunos casos he visto cerdos tan gordos que no po-dían
andar, y venían separados de la piara, subidos
en los carros.
Para ir al Colegio de San Francisco, excelente co-legio,
que estaba en la calle de Muñoz Torrero, cru-zaba
el puente todos los días. En época de niebla y
frío, del Guadiana se levantaba una niebla espesa y
la humedad calaba hasta los huesos.
A la muralla de Badajoz, en la parte cerca de la
Plaza de Toros, nos subíamos los muchachos a hacer
guerrilla; las piedras nos las tirábamos a mano y con
honda y algunas veces recibíamos alguna pedrada
que otra; debajo de la muralla jugábamos al frontón
con una pelota de tenis vieja.
En otra parte de la muralla, la Memoria de Mena-cho,
paseaban los niños del Hospicio, vestidos de hos-picianos,
con un baby a rayas que les hacían perfec-tamente
reconocibles. Cuidaba de ellos Fernando, un
subnormal que si embargo hacía bien su trabajo.
La muralla rodeaba la ciudad por completo, y
para entrar o salir había que hacerlo por las puertas.
En los torreones de Puerta Palmas estaba un calabo-zo
donde metían a los borrachos, y el puesto de los
encargados de los arbitrios municipales. Hace tiempo
que se suprimieron, pero en mi infancia, para entrar
en la ciudad una gallina, o un conejo, u otras cosas,
había que pagar el arbitrio municipal. Cerca de la
plaza de San Francisco, entre un grupo de Escuelas
y el edificio de Correos, se había derribado la muralla
para dar salida a unos terrenos donde se situaba la fe-ria
de San Juan, de la que era habitual el Circo Borja,
y luego se hizo paseo y luego ha sido la gran amplia-ción
de Badajoz que ha desbordado las murallas.
El fuerte de San Cristóbal, enfrente de la ciudad
amurallada, servia de prisión militar. Como yo vivía
muy cerca y había un camino hasta el fuerte, allí íba-mos
los pocos muchachos de la barriada a coger la-gartijas,
grillos, saltamontes, mariposas y flores según la
estación del año. Había también plantas medicinales,
que un revisor de tren que vivía en Madrid, recogía.
No podíamos acercamos demasiado al edificio del
fuerte porque como era prisión militar los centinelas
nos avisaban que nos alejáramos. Hoy, cuando veo
3. 3
NOTAS DE LA REDACCIÓN:
(1) La calle López Diéguez a que se refiere el autor,
fue la calle “de la Caja Rural” o “segunda travesía de
Carolina Coronado”. En Marzo de 1937 pasa a de-nominarse
Capitán López Diéguez que fue el Coman-dante
del Fuerte de San Cristobal hasta la toma de la
ciudad en 1936. Posteriormente sería el jefe de la 2ª
Cía. del I Bon del Castilla y muere cuando su coche es
tiroteado en las cercanías de Almendral en septiem-bre
de 1936. Con la llegada de la democrácia cam-bia
a Pintor Bárjola, pintor expresionista que aunque
nacido en Torre de Miguel Sesmero inicia su carrera
artística en la Escuela de Artes y Oficios de Badajoz.
BIOGRAFÍA DE D. FERNANDO DÍAZ ESTEBAN
Doctor en Filosofía y Letras, Sección de Filología
Semitica, por la Universidad de Madrid (Compluten-se),
donde fue Pofesor Adjunto (hoy Titulares). Cate-drático
por oposición de Lengua y Literatura Hebreas
en la Universidad de Barcelona en 1970, En 1985 pasó
a la Complutense de Madrid de la que actualmente
es Profesor Emerito Honorifico.
Ha fundado y dirigido el Anuario de Filología de
la Universidad de Barcelona y el Instituto de Estudios
Orientales (hasta su traslado a Madrid). Ha sido Deca-no
(1974-1977) de la Facultad de Filología de la Uni-versidad
de Barcelona. Ha sido Becario, Colaborador
y Jefe de Sección del CSIC. Ha sido Presidente de la
Asociación Española de Orentalistas.
Es miembro Correspondiente de la Real Academia
de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, y Nu-merario
de la Real Academia de la Historia. Ha funda-do
la Editorial Letrúmero S.L. Ediciones, dedicada prin-cipalmente
a la historia de España y de sus relaciones
con el mundo oriental. Socio de Amigos de Badajoz.
aquello que había sido como un jardín natural para-disíaco
convertido en una ampliación de la barriada
del Gurugú me da una pena inmensa. El monte en
que se asienta el fuerte servía, en la ladera cercana
al rio Guadiana, para canteras de las que se hacía la
cal que en gran parte se usaba en la construcción de
las casas de Badajoz. Allí mismo, arriba en el monte, se
hacía el proceso al aire libre de convertir los trozos de
roca en cal.
Un fenómeno anual en la época de lluvias era las
riadas. El Guadiana se desbordaba y casi cegaba un
ojo del puente. A veces las aguas traían la choza de
un pastor o una vaca nadando. Inundaban las huer-tas
de las Moreras, y allí su efecto fértil semejaba las
aguas del Nilo de Egipto. Los embalses hacen ya un
recuerdo de viejos esas riadas y las Moreras, abando-nadas,
han dejado de ser un paraíso para convertirse
en un basurero. Durante la guerra, los muchachos íba-mos
a ver las colas de los soldados esperando turno
en la calle del Burro, sobrenombre de la calle Con-cepción
por los prostíbulos que allí había.
Mi Badajoz, de treinta mil habitantes, se ha conver-tido
ahora en “el Casco Viejo” del nuevo Badajoz de
ciento treinta mil habitantes. Me alegra y me enorgu-llece
la pujanza del nuevo Badajoz, pero creo que se
debiera cuidar más el casco viejo, muy abandona-do.
¡Cuantos paseos arriba y abajo se daban en San
Juan, hoy sin nadie¡.
En las orillas del Guadiana nos bañábamos y co-míamos
las sandías que habíamos dejado en el agua
refrescándose. Aguas abajo del puente había un lu-gar
con rocas y peces grandes, donde casi todos años
había un niño ahogado. Más allá estaba el Caño de
la Cambota, donde desaguaban en el río las aguas
fecales. Aguas arriba estaba la Isla de los Monos don-de
también se bañaba la gente y había una especie
de mejillones de río. En la confluencia del Guadiana y
el Gévora estaba el Pico, con el prado ocupado por
reses bravas. Estos pocos detalles forman parte de Mi
Badajoz.
4. 4 Fernando Saavedra
Están a punto de perderse los mosaicos que el
pintor y escultor Guillermo Silveira realizó en 1967
en las paredes del pórtico de una capilla-escuela de
casas aisladas en Valdebótoa. Muchas de estas edifi-caciones,
cuyo destino era dar servicio religioso y es-colar
a la población de las casas aisladas construidas
cerca de parcelas de cultivo, pero distantes del po-blado,
nunca llegaron a utilizarse para esos fines debi-do,
claro está, a que eran muy pocos sus pobladores.
El Instituto Nacional de Colonización cedió los tem-plos
de los poblados al Obispado de Badajoz, que
creó parroquias en ellos. Las capillas-escuelas aisladas
pasaron a los ayuntamientos. En el caso del poblado
de Valdebótoa, al Ayuntamiento de Badajoz. La del
Sector O, para la que Silveira hizo los murales, está
dada en uso a un colono, quien la utiliza desde hace
muchos años como cuadras de caballerías y galline-ro.
La cubierta de la edificación se ha venido abajo
y quedan en pie los muros exteriores y poco más. Allí,
entre gallinas y caballerías, siguen las obras de arte,
condenadas irremediablemente a desaparecer.
Mosaico “Belén y La Adoración de los Pastores”
Guillermo Silveira, nacido en Segura de León en
1922 y fallecido en Badajoz en 1987, fue un pintor muy
galardonado. En 1970 obtuvo una medalla nacio-nal
de Bellas Artes por su obra “La cuerda rota”, un
óleo sobre lienzo expresionista de contenido espiritual
profundo. Artista clasificado dentro del “intimismo na-rrativo”,
Silveira gana la Medalla de Oro del II Salón
Municipal, de Sevilla en 1975 por “Una esquina cual-quiera”,
obra que muestra a una jovencita que, para
subsistir, vende molinillos de papel por las calles y se
encuentra con un muchacho, músico ambulante, al
que solo puede darle como limosna una de sus revo-landeras.
Antes, en 1970, fue Medalla de Oro de la
IV Bienal Extremeña de Pintura, por la obra “Palomas
blancas sobre tejado gris”, una escena intimista de
una inválida con su hijo viviendo en una buhardilla. Y
en 1984 ganó el Premio Eugenio Hermoso por “Hom-bres
y máquinas”, que muestra a unos peones traba-jando
con una máquina de alquitranar.
De su faceta de escultor destacan las obras “Vir-gen
de los Ángeles y bajorrelieves”, en la Puerta de
Palmas de Badajoz, y el “Monumento a las Cien Mil
Horas de Vuelo” en la base aérea de Talavera la Real.
Capilla de las casas aisladas de Valdebotoa, en la actualidad
Los murales de Valdebótoa son sus únicas reali-zaciones
en mosaico. Hay 18 metros cuadrados de
trozos de mármol en diversos colores y piedras de río.
Representan, por un lado, a los doce apóstoles y el
Espíritu Santo, y por otro, el portal de Belén y la ado-ración
de los pastores. Y, aunque la Consejería de
Educación y Cultura del Gobierno de Extremadura
la ha inventariado recientemente, estas obras van a
desaparecer si no se las saca del lugar para llevarlas
a un museo, algún templo en uso u otro lugar digno
para las mismas.
Para el rescate se puede contar aún con la ayuda
del discípulo que colaboró con Silveira en la obra de
los mosaicos del pórtico de la capilla de Valdebótoa.
¿Vamos a perder estas obras de arte? El Gobierno
de Extremadura y el Ayuntamiento de Badajoz tienen
la palabra.
MOSAICOS DE GUILLERMO SILVEIRA,
A PUNTO DE DESAPARECER
5. 5
Juan Javier Enríquez Navascués
(Profesor de Prehistoria
de la Universidad de Extremadura)
Varios milenios antes de que se fundara la ciu-dad
de Badajoz, y de que aparecieran las pri-meras
referencias escritas a su territorio, comunidades
campesinas ya se habian instalado en el enclave y
sus alrededores. Podemos decir que cuanto menos
hace unos 5.000 años. Esas comunidades eran cier-tamente
pequeñas, estaban expuestas a múltiples
factores naturales y humanos que hacían inestable su
supervivencia y eran primitivas, en el sentido de que
fueron las primeras que con carácter estable desarro-llaron
aquí sus formas de vida y expresión. Hoy en día
no sabemos mucho de ellas, pero sí de su existencia y
arraigo, de cómo empezaron a transformar el medio
físico natural en un paisaje cultural, modificando su
faz con campos de cultivo, poblados en distintas ubi-caciones,
tumbas y otras expresiones de su identidad
cultural prehistórica.
El territorio. Para esas primeras comunidades que
vinieron a instalarse, el entorno de Badajoz ofrecía
elementos de notable interés. Primero una posición
estratégica: el final de las llamadas Vegas del Gua-diana,
aunque entonces no eran tales, donde el rio
cambiaba su curso E.-O. para virar al S.O. Zona por
tanto de contacto entre distintas realidades geográ-ficas.
Como componente importante de ese valor
estratégico la presencia de vados, los únicos lugares
por donde se podía cruzar el rio con una relativa co-modidad.
Controlar los vados era controlar el paso, el
tránsito, el camino. De hecho caminos históricos y ca-ñadas
tradicionales confluían en los vados de Bada-joz
para cruzar el Guadiana. También la presencia de
cerros-islas inmediatos al rio, caso de los actuales ce-rros
de La Alcazaba y S. Cristóbal, desde donde se po-día
controlar visualmente un amplio territorio, además
de aprovechar sus condiciones naturales de defensa.
Por otro lado, estaba el potencial agropecuario sus-ceptible
de explotación, es decir tierras aptas para el
desarrollo de la agricultura primitiva y el pastoreo en
un medio físico que básicamente correspondía a un
paisaje de bosque mediterráneo. A ello cabe añadir
que es un área de fácil comunicación con el exterior,
abierta por tanto pero controlable a través de los ce-rros
y el paso de los vados.
Quienes aquí se instalaron por primera vez supieron
sacar partido de esos elementos naturales y sus po-tencialidades
económicas y geoestratégicas. De ahí
la aparición de poblados en los cerros de la Alcaza-ba
y S. Cristóbal, pero también en llanos fluviales con
capacidad de explotación agraria, no lejos tampoco
de los vados, como fue el caso de los de El Lobo en
el actual barrio de S. Roque, Valdorcas, Sta. Engracia,
el Bercial, Granja Céspedes y fuera del valle los del
LOS PRIMEROS POBLADORES ESTABLES
DE BADAJOZ Y SU ENTORNO
Romeral y Los Pinares entre otros. Una dualidad alto-llano
que generó espacios controlados y explotados,
humanizados por tanto, siguiendo unas determinadas
pautas culturales. El momento en que este fenómeno
de antropización comenzó parece que fue a finales
del Neolítico y se desarrolló en el periodo Calcolítico,
desde fines del IV y a lo largo del III milenio antes de
nuestra era.
Las pautas de control y explotación territorial nos la
proporciona la ubicación de esos poblados y aldeas,
es decir su relación con los elementos del paisaje que
era preciso integrar en las áreas de influencia. Así los
vados de Benavides, Cerca de los Poyos y el Moro
entraban dentro del área territorial del poblado de
Granja Céspedes, mientras los del Mayordomo, Vado
Ancho y La Crespita del de los cerros de S. Cristóbal
y Alcazaba con el apoyo en llano de los asentamien-tos
de El Lobo y Valdorcas, éste junto a La Crespita.
Pero además de integrar los vados hubo también un
interés por instalarse cerca de la desembocadura de
los principales afluentes del Guadiana en este tramo,
tal vez por ser los rios los caminos o lugares de tránsito
más naturales y en esta zona confluir al principal eje:
el Guadiana. De este modo vemos como el pobla-do
de Sta. Engracia se situó muy cerca de la desem-bocadura
de rio Gévora, el de la Alcazaba y, al otro
lado, el del Lobo junto a la del Rivillas, Granja Céspe-des
en la del Caya, como ha podido comprobarse al
conocer los cambios fisiográficos de esa zona. Pero
Idolo-placa de pizarra hallado en Granja Céspedes.
6. 6 hay otro elemento arqueológico que relacionar con
la confluencia de los cursos de agua, aunque no ma-nera
exclusiva ni siempre con el mismo sentido: las se-pulturas
megalíticas, entre las que las más numerosas
son aquí los dólmenes.
Los dólmenes son tumbas colectivas pertenecien-tes
a clanes familiares, los más poderosos y únicos
capaces de movilizar tiempo y mano de obra para
una construcción con grandes piedras que se busca-ba
monumental y destacada en su entorno. Pero se
sabe también que los dólmenes cumplían otras fun-ciones.
Entre ellas estaba la de servir como elemento
de identidad social al ser lugares de enterramiento y
de culto a los antepasados y, por tanto, de cohesión
grupal. También destacan los estudiosos la función te-rritorial.
Ésta consistía en hacer visible la presencia de
un monumento a los antepasados con el cual se legi-timaba
la unión de ese clan familiar a la tierra donde
reposaban los suyos, un fenómeno de unión legitima-dora
a la tierra a través de los antepasados que se ha
repetido mucho a lo largo y ancho de la Historia. En
el entorno de Badajoz se conocen pocos dólmenes,
pero unos kilómetros al Sur tenemos una importante
concentración en el área de Barcarrota, Valverde de
Leganés, Almendral y Salvaleón, de igual modo que
al Oeste otra muy destacada en el entorno de Elvas.
Es muy posible que esas concentraciones tuviesen
continuidad por las tierras de Badajoz y que la trans-formación
producida por la parcelación agraria y la
mecanización del campo hayan destruido dólmenes,
como en otras partes también ha ocurrido. Pero no
podemos estar seguros de que así haya sido, pese a
ciertos indicios en Torrequebrada y en la citada finca
de Granja Céspedes, aunque aquí unos hallazgos de
los años 50 quizá haya que relacionarlos con el po-blado
luego conocido y no con un dolmen destruido
como se supuso entonces. Con todo, esos indicios y
los ejemplares que han sobrevivido nos permiten reto-mar
su relación aquí con los cursos fluviales secunda-rios.
Sabemos por la documentación de los años 50
del pasado siglo de la destrucción de un dolmen en la
dehesa de Esparragalejo, que estaba muy cerca de
la confluencia entre el Zapatón y el Gévora, hay restos
hoy conservados de otros en la Atalaya del Conde,
muy cerca de la desembocadura del rio Alcazaba,
mientras más al sur se conservan restos dolménicos en
Malpica de España, en las proximidades de la desem-bocadura
del rio Olivenza. Con ello esos monumentos
funerarios nos indican como la territorialidad de esas
comunidades buscaba la apropiación real (poblados
y aldeas) y también la simbólico-cultural (dólmenes)
de los vados y de la desembocadura de los rios.
Podemos concluir por tanto que el modelo de
ocupación por parte de estas primeas comunidades
viene caracterizado por el control geoestratégico de
los cerros destacados del final de las Vegas Bajas, de
los vados del Guadiana y de la desembocadura de
los afluentes, vertebrado en asentamientos en altos y
en llanos que aprovechaban los potenciales agrope-cuarios
de la zona. Se detecta como hubo una mayor
concentración en las inmediaciones del Guadiana,
donde estaban las mejores tierras de explotación de
igual modo que los
pasos del rio, y una
mayor dispersión a
medida que nos ale-jamos
del valle, don-de
también se co-noce
la existencia
de otros poblados
del Neolítico final y
Calcolítico como los
antes citados.
Los poblados.
Los poblados aquí
d o c u m e n t a d o s
pertenecientes a
ese Neolítico final
y Calcolítico eran
pequeños, estaban
constituidos básica-mente
por cabañas
de planta circular
como unidades do-mésticas,
silos exca-vados
en la roca y
zanjas de drenaje
y separadoras de
espacios. Se selec-cionaba
muy bien
el emplazamiento
de estas estructuras
sencillas y un ejem-plo
nos lo proporcio-na
el Lobo, que es
un asentamiento en
llano pero que que-daba
ligeramente
sobreelevado del te-rreno
cuando la zona
del actual S. Roque se
inundaba, de manera que el punto exacto del Lobo
no se anegaba. Por otra parte, al excavar algunos de
los llamados silos ha aparecido una gran acumulación
revuelta de objetos y huesos de animales rotos junto a
cenizas, acumulación que, como se repite en distintos
sitios, ha hecho pensar en la posibilidad de que se trate
de restos de rituales y ofrendas ceremoniales tan pro-pios
de las sociedades agrícolas primitivas. Huellas por
tanto de sus costumbres y usos, en los que no hay una
nítida separación entre las esferas religiosas y ceremo-niales
y las laborales y cotidianas.
Aunque por entonces se amurallaron muchos po-blados,
no tenemos constancia de asentamientos for-tificados
en Badajoz, lo cual no quiere decir que no
los hubiera, simplemente que no los conocemos. Al
otro lado del Guadiana, en territorio portugués, sí que
se conocen y se han excavado algunos. El poblado
más grande del que se tiene constancia hasta ahora
en la provincia es el de la Pijotilla, cerca de Solana de
los Barros aunque en el término de Badajoz. Fue un
gran centro calcolítico, rico y dinámico, cuya influen-cia
económica y seguramente también social llegó
a esta zona de la actual Badajoz a través de objetos
suntuosos de contenido ideológico, como los ídolos
Vista delantera y trasera de ídolo oculado de Provincial de Badajoz.
7. 7
de mármol con
los ojos bien des-tacados,
razón
por la que se les
denomina ídolos
oculados, o los
primeros objetos
de cobre.
Dentro del es-pacio
que hoy
ocupa Badajoz
se han localizado
restos de estas
primeras ocupa-ciones
en las ex-cavaciones
de la
Alcazaba, en la
parte alta de la
misma. También
en S. Cristóbal
aunque aquí sólo
materiales ar-queológicos
aun-que
muy significa-tivos,
en el citado
sitio del Lobo en S.
Roque, donde se
hicieron excava-ciones
en los años
70, y en Granja
Céspedes, donde
también se efec-tuaron
algunas
e x c a v a c i o n e s .
Hay otros pobla-dos
cerca, pero
algo más alejados
del área urbana.
No puede asegu-rarse
que unos fueran más importantes que otros, pero
las condiciones estratégicas del cerro de la Alcazaba
le otorgan a este lugar un interés territorial mayor, por
lo que tal vez fue el más destacado y por ello posterior-mente
reutilizado por otras comunidades prehistóricas
de fines de la Edad del Bronce y Edad del Hierro.
La economía. Las pequeñas comunidades que vi-vieron
en esos lugares eran campesinas. Conocían la
agricultura de especies antiguas de cereales, trigo y
cebada sobre todo, y de leguminosas, caso de otros
tipos de guisantes y lentejas. No obstante, la recolec-ción
de frutos silvestres de temporada siguió tenien-do
gran importancia, como fue el caso de la bellota.
Practicaban la ganadería y el pastoreo al igual que la
caza. El estudio que se hizo de la fauna aparecida en
las excavaciones del poblado de Granja Céspedes
resulta ilustrativo en este aspecto. Allí los restos ani-males
encontrados pertenecen mayoritariamente a
especies domésticas, aunque están bien representa-das
las salvajes procedentes de actividades de caza.
El cincuenta por ciento de las especies identificadas
corresponde a ovejas y cabras (25% del total), cerdos
(15%) y vacas (10%), mientras que entre las especies
salvajes sobresalen los jabalíes (10% del total), ciervos
(8,3%) y conejos (6,6%) que sumados alcanzan el vein-ticinco
por ciento de los individuos totales reconoci-dos.
No faltan huesos de perros en porcentaje bajo
(3,3%) como es habitual en otros lugares del Neolítico
y Calcolítico. Digna de mención es la presencia muy
alta de moluscos de rio, encontrados tanto en las ex-cavaciones
de la Alcazaba como en el Lobo, Granja
Céspedes y Sta. Engracia. Los recursos alimenticios de
los cursos de agua también se aprovechaban.
Otra faceta económica fue la producción de arte-sanías,
o sea la fabricación de objetos que tanto valor
tienen para los estudios arqueológicos, pues permiten
definir la tecnología a su alcance y la cultura material.
Cabe reseñar por su abundancia la cerámica, a mano
aún, y las piezas de hueso como punzones, espátulas,
agujas, alisadores, pasadores para el pelo, peines etc.
También los llamados ídolos, objetos no utilitarios y de-corados
con símbolos de identidad cultural como son
los motivos geométricos de los ídolos placa y los ojos de
los ya citados ídolos oculados (figuras).
La sociedad. La estructura social estaba constitui-da
por clanes familiares, unos con mayor riqueza y re-levancia
que otros. Puede hablarse de desigualdades
sociales, de campesinos y artesanos con desigual ac-ceso
a determinados bienes, quizás no básicos pero
sí suntuosos y marcadores de prestigio social. Para al-gunos
investigadores del Calcolítico existirían ya ver-daderas
clases sociales y la tierra tendría un carácter
comunal, pero no sería igualitaria la redistribución de
la riqueza generada. Ciertamente es difícil definir las
relaciones sociales dentro de esa estructura clánica
de la sociedad, pero parece clara la existencia de
desigualdades entre esos núcleos de familia extensa.
Otro aspecto importante del comportamiento so-cial
es la ritualidad que parece haber impregnado
casi todas las actividades, un aspecto que en las so-ciedades
muy dependientes del medio físico para su
supervivencia es muy reiterativo. Precisaban un buen
conocimiento de los fenómenos naturales que influían
en sus cosechas, animales, intercambios y formas de
relación. De ahí el desarrollo de actividades propi-ciatorias
de carácter ceremonial, con una especie
de ritualización de lo cotidiano sometido a las con-tingencias
de la naturaleza. Nada extraño si recorda-mos
como hoy todavía se sacan Santos y Vírgenes en
procesión para que llueva, o deje de llover, o bien la
perduración de fiestas tradicionales relacionadas con
el ciclo agrícola de fuerte componente social y eco-nómico
Estas comunidades, como toda forma social, tu-vieron
también sus crisis y reconducciones, pero a
partir de los inicios del II milenio antes de nuestra era
empezaron a declinar. Al final fueron sustituidas por
otras, que englobamos en la denominada Edad del
Bronce. Algunos de estos primeros poblados se volvie-ron
a ocupar durante la Prehistoria: la Alcazaba y S.
Cristóbal, por el reiterado valor estratégico de ambos
lugares, y otros como Sta. Engracia también. El espa-cio
circundante a Badajoz siguió ocupado y explota-do,
unas veces con más y otras con menos intensidad,
pero con unos parámetros territoriales, económicos,
sociales y culturales diferentes ya a los aquí resumidos.
de mármol hallado en la Pestaña (foto Museo Ar-queológico
8. 8 Miguel A. Iñesta López
La Puerta de Nª Sra. del Pilar o Puerta del Pilar,
tal como hoy la conocemos, vino a sustituir a la
antigua Puerta Real de Santa Marina. Fue levantada
siendo Capitán General de Extremadura el Conde de
Montijo. Se concluyó e inauguró en 1692. En un prin-cipio
también se la conoció como Puerta Nueva de
Santa Marina.
La polémica acompañó desde un principio la
construcción de la nueva Puerta. El Cabildo Municipal
sostuvo una fuerte controversia con el Conde a cuen-ta
de su ornamentación. Aquellos pretendían que las
nuevas puertas que se construían conservasen los mis-mos
escudos de la ciudad y las mismas imágenes de
la Virgen que tenían las anteriores, en contra del crite-rio
del Conde que quería perpetuar en ellas su propio
escudo de armas, así como sus preferencias devo-cionales.
Las solicitudes en este sentido que realizó el
Cabildo no dieron fruto y éste se vio obligado a pedir
amparo al rey, como expone magníficamente Julián
García Blanco en el artículo de su blog Puertas de Ba-dajoz.
Este litigio se saldó con una victoria por parte
del Conde de Montijo que mandó colocar en esta
puerta la imagen de Nª Sra. Del Pilar, y en su fachada
exterior los escudos del rey Carlos II y el suyo propio,
como aún podemos observar en la actualidad.
En esta fachada exterior, a ambos lados de las
jambas se dispusieron unos elementos sobresalientes,
a modo de basamento o podio que, por su estructura
y disposición, sugieren haber sido destinados a ser so-porte
de sendas imágenes.
Mi modesta aportación consiste en recordar que
en la cornisa que remata el pedestal izquierdo, em-butida
actualmente por otra moderna, muy deterio-rada
entonces en sus partes extremas, se podía leer
la inscripción SANTYAGO. Mientras que en el pedestal
derecho aún podemos contemplar la que reza SAN
IGNACIO, y que ha llegado a nuestros días.
Teniendo en cuenta este hecho, podemos plan-tearnos
la hipótesis de que Cristóbal Portocarrero, IV
Conde de Montijo, Capitán General de Extremadura
(1688-92), Caballero de la Orden de Santiago, conci-bió
no sólo la erección de la capilla con la imagen de
Nª Sra. Del Pilar de Zaragoza, sino también incluir dos
imágenes protectoras y que decoraran este espacio
exterior, dándole rango de puerta principal.
Una de ellas sería la del Apóstol Santiago, con la
que está asociada esta iconografía. Recuérdese no
sólo que esta Virgen se le apareció a Santiago en
Caesaraugusta, sino también su carácter militar al ser
este santo el titular de la Orden Militar a la que perte-necía
el Conde, además de Patrón de España, como
así lo confirmaba en 1630, el P.P. Urbano VIII, cuando
declaraba al Apóstol Santiago Patrón de España en
exclusividad, contra el criterio de los que querían que
declarase también a Santa Teresa de Jesús copatro-na.
Santiago tuvo siempre fuerte arraigo entre los ejér-citos,
al que se invocaba en los combates y, de he-cho,
acabó siendo también Patrón de la Caballería.
Si la devoción de la primera mujer del Conde de
Montijo, Úrsula Teresa de la Cerda y Leiva, pudo ser
hacia la Virgen del Pilar, la del él, además de la de su
santo apóstol, como caballero de la Orden de San-tiago,
debió incluir la de San Ignacio, como podemos
observar aún inscrito en el pedestal derecho.
A Ignacio de Loyola (1491-1556), militar español,
fundador de la Compañía de Jesús y canonizado en
1610, habría que situarlo en la época como modelo
de soldado cristiano. Su Compañía, los ejercicios, sus
generales, la obediencia ciega o la disciplina, eran un
referente militar a imitar.
Recuérdese que la élite aristocrática y, por tanto,
militar, fue educada en los Colegios vinculados a los
jesuitas y en concreto, el IV Conde Montijo, III Conde
de Fuentidueña, VIII Marqués de la Algaba, de Arda-les,
de Valderrábanos, de Ossera, etc. que nos ocupa,
por su vinculación a la Corte, pudo tener acceso a
los Reales Estudios instalados en el Colegio Imperial de
Madrid, también conocido como Colegio de San Pe-dro
y San Pablo de la Compañía de Jesús en la Corte.
Centro de enseñanza fundado oficialmente por Felipe
IV en 1625.
El Conde cesó de su cargo en 1692, al poco de
inaugurarse la Puerta. Podemos pensar que su suce-sor
en el cargo, Domingo Pignatell, Marqués de San
Vicente (1692-98) no pudo o no quiso completar este
proyecto, quedando la Puerta inconclusa.
LA POSIBLE DECORACIÓN INCONCLUSA
DE LA PUERTA DEL PILAR
9. 9
Trece años después, con motivo de la Guerra de
Sucesión, la ciudad fue sometida a bombardeo por
las tropas angloportuguesas, quedando después de
esta contienda las arcas municipales exhaustas y en
labores perentorias de reconstrucción.
El 8 de julio de 1761 (reinado de Carlos III), la primi-tiva
imagen de Nª Sra. Del Pilar fue retirada de su em-plazamiento
y se procedió a su traslado a la Parroquia
de San Andrés para, de este modo, evitar abusos de
inmunidad eclesiástica. Las fuentes no citan el trasla-do
de ninguna otra imagen de esta Puerta.
El 2 de abril de 1767, Carlos III promulga la Pragmá-tica
Sanción, suprimiendo ya toda iconografía públi-ca
jesuítica.
A MODO DE CONCLUSIÓN
La parte exterior de la Puerta del Pilar presenta dos
salientes, dos podios que sugieren una posible ubica-ción
de sendas imágenes. La de la izquierda, en la
cornisa del pedestal, presenta una inscripción con la
palabra SAN IGNACIO. La de la derecha, hasta la su-plantación
por una cornisa moderna, rezaba SANTYA-GO.
Desgraciadamente, no he podido encontrar una
fotografía anterior que corrobore lo que aquí se expo-ne.
La documentación antigua tampoco nos refiere
nada acerca de estas posibles esculturas. Por tanto,
pudo ser un proyecto que nunca se llevó a efecto.
Sí conocemos en otros lugares puertas de esta
época con la misma disposición exterior, aunque con
modelos arquitectónicos diferentes:
ARCO DE JEREZ, DE ZAFRA. Capilla Virgen de la Ca-ridad
y sendas imágenes laterales de San Crispín y San
Crispiano.
ARCO DE SANTIGO, VALLADOLID, 1626. Despareci-da.
PUERTA DE ALCALÁ ANTIGUA DE MADRID. 1636. Vir-gen
de la Merced y San Pedro Nolasco junto con la
Beata Mariana de Jesús.
O la más cercana, la PUERTA DE LA ESQUINA O DE
LA CONCEPCIÓN, DE ELVAS. Capilla de la Virgen sobre
el cañón de la Puerta y hornacinas laterales con pe-destales
para santos.
Cuando el emeritense Juan de Ávalos decide
dedicarse a la escultura, marcha fuera de Es-paña
pues un país en posguerra daba pocas opor-tunidades
para ganarse la vida. Se instala en Lisboa
que le permite proyectarse en América y además le
permite con su trabajo viajar por Europa, principal-mente
Francia e Italia. Pero no pierde el contacto con
España y en 1950 obtiene la segunda medalla en la
Exposición Nacional de Bellas Artes con un busto de
su esposa Soledad. Esto le permite a Diego Méndez,
arquitecto del Valle de los Caídos, contactar con él y
le requiere para que presente algún boceto. La bue-na
acogida de su grupo “El héroe muerto” le permitirá
realizar la obra escultórica exterior al monumento de
los Caídos.
En 1969 se inaugura en el interior del vacío baluar-te
de la Trinidad los cuatro evangelistas que Ávalos
utilizó como bocetos en el Valle de los Caídos, fundi-dos
en bronce y en el centro, realizado en piedra, una
estatua que representa el soldado caído con el torso
desnudo. En 1997 se le añade la cruz, que realizada
por Zoido, había estado ubicada en el pedestal de la
Alcazaba.
Esta obra del héroe caído, o soldado caído, está
realizada en piedra arenisca. Se encuentra en unas
condiciones lamentables. Tiene manos y pies destro-zados
por los múltiples golpes recibidos al ser accesi-ble
a los vándalos. Inicialmente estuvo en alto y hoy se
encuentra prácticamente a nivel de suelo y solamen-te
las estatuas en bronce permanecen inalterables a
las agresiones de gamberros incontrolados.
Además, la escultura del héroe caído parece ha-ber
sufrido abrasiones con chorros de arena quizá
para eliminar alguna pintada o graffiti. Sin duda esta
acción limpiadora en una escultura de piedra arenis-ca
provocó un efecto absolutamente demoledor. Al-gunas
zonas como la cara han perdido prácticamen-te
su terminación de autor y pronto, con el paso del
tiempo, la lluvia, etc., quedará borrada toda probabi-lidad
de reconocimiento humano.
Fue una obra de notable mérito artístico y, sin
duda, una de las mejores realizadas en piedra en
toda la comunidad extremeña como señalan escul-tores
a los que se le ha pedido información.
Su perfecta ejecución en piedra con la utiliza-ción
magistral del puntero y la gradina tenderá con
el tiempo a convertirse en una escultura residual al ir
paulatinamente perdiendo sus delicadas trazas.
Ahora que el Ayuntamiento va a realizar actuacio-nes
en el interior baluarte de la Trinidad, sería buen
momento para realizar una réplica recuperando la
textura que tuvo y colocarla en la nueva disposición
que se conformará tras las obras.
La escultura original ha
de pasar a cualquiera de los
espacios cerrados o cubier-tos
que dignamente cuenta
el Ayuntamiento donde ni
los gamberros ni el agua de
lluvia vuelvan a erosionarla.
El Museo “Luis de Mo-rales”
puede ser su destino
donde pueda contemplar-se
serenamente una obra
del universal Juan de Áva-los.
Badajoz no puede per-mitirse
el lujo de perder una
de las pocas obras en pie-dra
que tiene y menos aún
de esta categoría. AdB
PETICIÓN AL AYUNTAMIENTO DE BADAJOZ:
SALVAGUARDAR EL MONUMENTO
AL SOLDADO CAÍDO
10. 10 Noé Conejo Delgado
Historiador Numismático
Desde hace más de 100 años, el Seminario Me-tropolitano
de San Atón conserva y custodia
una de las mejores colecciones numismáticas priva-das
de Extremadura y casi de España. Las casi 5000
piezas que la componen, aportan a la Historia de la
Institución, de Badajoz y de Extremadura, un legado
patrimonial único, que paulatinamente se irá cono-ciendo
en los próximos años.
En este 2014, el Seminario celebra los 350 años de
su fundación, y entre los actos conmemorativos, se
encuentra la difusión de este gigante numismático
que lleva más de medio siglo dormido entre polvo y
cajas de cartón.
El Gabinete Numismático, como así se denomi-nó,
fue producto de la gran formación humanística
de Don Félix Soto Mancera, Obispo de Badajoz entre
1905 y 1910. Este prelado se había dedicado a formar
en vida una inmensa biblioteca privada y una colec-ción
de monedas bastante numerosa, donde inten-taría
incluir ejemplos de todas las épocas que vivió
la Península Ibérica y de las diferentes regiones que
la componen. A su muerte, nuestro Obispo dona por
medio de testamento todo su legado al Seminario de
San Atón, donde permanecerá hasta nuestros días.
Así, en febrero del año 1910 la colección privada de
Soto Mancera (2517 monedas) pasa a ser el origen
del actual Gabinete Numismático, el cual irá crecien-do
en las siguientes décadas.
La donación de Don Félix Soto generó un proble-ma
de gran calado en el Seminario, pues no existía
ningún sacerdote con formación necesaria para
poder inventariar y colocar un volumen monetal tan
considerable. Así, el Rector de aquel entonces, Jesús
Arés, muy vinculado al mundo de la Arqueología, de-cide
encargar una primera catalogación de las mo-nedas
al Ilustre Historiador Román Gómez Villafranca
y una segunda al Capellán Castrense Justo Pérez Her-nández.
Ambos autores, el primero en 1910 con Catálogo
del Gabinete Numismático del Seminario Conciliar de
San Atón y el segundo en 1916 con Seminario Con-ciliar
de San Atón: Las monedas árabes de su mone-tario,
realizan la primera ordenación sistemática del
Gabinete, siendo las dos únicas obras de este estilo
que lleguen a publicarse en toda la historia de la Co-lección.
Ambas, a día de hoy, nos han sido de gran
utilidad a la hora de poder considerar todas las piezas
que existen, pudiendo conocer cuáles de ellas se han
perdido y cuáles otras fueron incorporadas posterior-mente
a estas fechas citadas.
El estudio cuantitativo de las piezas nos ha per-mitido
conocer que la Colección fue creciendo a lo
largo de los años, pero no sólo nos hemos valido de
las monedas en sí, sino de otras referencias que se
publicaron en los años 30 del siglo pasado, las cuales
tuvieron como objeto de estudio el valor numismático
del Gabinete. Así, hemos sabido que en los años en
los que Jesús Arés desempeñó la dirección del Semi-nario
de San Atón, se produjeron diversas donaciones,
aunque aún no hemos podido conocer de primera
mano quienes llevaron a cabo tales acciones, ya que
la documentación que contiene dichos datos aún no
pude ser expuesta al público investigador.
No sería descabellado pensar que nuestro Rector,
siguiendo los deseos que en vida hubiese tenido Don
Félix Soto Mancera, empezara a crear una red de co-rresponsales
que le fueran nutriendo de todas las mo-nedas
que fueran apareciendo en la diócesis pacen-se,
bien fueran seminaristas como párrocos. Esta es
una de las hipótesis que sostenemos en la actualidad,
con la que creemos explicar cómo desde 1910- 1916
a 1931 la Colección llega a alcanzar un total de 5000
piezas de muy diversas épocas. Con el paso del tiem-po,
y sobre todo ante la falta de personal especiali-zado
en estos menesteres, el Gabinete entró en una
grave crisis, traducida ésta por un periodo de silencio
y oscuridad que fueron los causantes del gran sueño
que ha sufrido este gigante desde los años 40 hasta la
actualidad.
Hoy en día, nos encontramos en pleno proceso
de ordenación, documentación y catalogación de
todo el Gabinete, con tal de que, con el paso de
unos años, podamos haber conseguido conocer al
100% todo el contenido de la Colección y evitar, por
todos los medios, que aunque no exista una persona
formada en Numismática para su cuidado, dotar al
Seminario de una serie de pautas y medidas para que
nunca se repita el silencio y el caos al que nosotros
tuvimos que hacer frente y seguimos haciendo, en los
contactos que tuvimos con la Colección.
Para llevar a cabo una organización sistemática
de la Colección hemos optado por dividir el gran con-junto
en diferentes secciones, por medio de las cuales
podremos conocer el contenido con una mayor fia-bilidad.
Siguiendo este criterio hemos dividido el Ga-binete
en seis amplias secciones (Hispánica, Imperial
Romana, Hispanoárabe, Española, Extranjera y Meda-llero)
que iremos explicando a continuación.
EL GABINETE NUMISMÁTICO DEL
SEMINARIO METROPOLITANO DE SAN ATÓN
Sestercio de Trajano emitido en el año 103 d.C. Representa al em-perador
dando dones al pueblo.
11. 11
La Sección Hispánica contiene todas las monedas
que fueron acuñadas en la Península Ibérica antes y
después de la llegada del mundo romano (ss. III a.C.
al I d.C.). Hay un total de 250 monedas repartidas en
61 cecas, o casas de moneda. Constituye una sec-ción
muy interesante debido a que en ella se han
encontrado una gran diversidad de tipos muy bien
conservados y muy representativos de cada ceca.
Esta sección ha sido recientemente publicada en un
pequeño catálogo con motivo de la conmemoración
de la fundación del Seminario. La Sección Imperial
Romana es mucho más amplia, con un total de 1300
monedas, se encuentra en pleno proceso de catalo-gación,
los resultados de ésta serán presentados en
octubre en el XV Congreso Nacional de Numismática
que tendrá previsto se celebre en Madrid. Espere-mos
que a finales de año pueda salir a la luz su ca-tálogo,
al igual que se ha realizado con la anterior.
Se encuentran en ella buenos ejemplos de todos los
periodos que caracterizan a la Historia del Imperio Ro-mano,
siendo los más numerosos los del Bajo Imperio
(ss. III – IV d.C.), aunque no quiere decir que los ante-riores
sean menos importantes.
La Sección Hispanoárabe es la sección más pe-queña.
Contiene un total de 48 piezas, siendo estu-diadas
ahora mismo por el Profesor Alberto Canto de
la Universidad Autónoma de Madrid. Este investigador
ha documentado en ella un gran número de piezas
acuñadas en época del Reino Taifa de Badajoz (fi-nales
del siglo X y principios del XI). Esperamos que a
finales de este año, el catálogo de esta Sección sea
presentado junto al de la Sección Imperial Romana.
La Sección Española es la más numerosa de todas.
Contiene ejemplos (ss. XIII al XX) desde los primeros re-yes
castellanos, un gran número de piezas del reino
de Aragón, del de Navarra, de los Condados Catala-nes
y un amplio número de piezas acuñadas bajo los
Reyes Católicos, los posteriores Austrias y de la dinastía
Borbona. A su vez, ésta se encuentra relacionada, por
cercanías cronológicas con las monedas que compo-nen
la Sección Extranjera (ss. XVI al XX) donde encon-tramos
un gran número de piezas emitidas en diversos
países europeos, aunque también hemos encontrado
monedas procedentes de Marruecos, Rusia y China.
Por último, y no por ello menos importante, se en-cuentra
el Medallero. Un amplio conjunto de meda-llas
acuñadas por papas y reyes europeos que se en-cuentran
parejas a diversas muestras de religiosidad
popular con múltiples formas y diferentes ejemplos de
advocaciones marianas, martiriales y hagiográficas.
El proyecto de catalogación en el que estamos in-mersos
tiene como objetivo no sólo organizar a este
coloso que aún duerme, sino que también darlo a co-nocer
por medio de la edición de catálogos, como
ya hemos realizado con la Sección Hispana, con la
redacción de artículos de difusión como éste presen-te,
con la presentación de artículos y comunicacio-nes
en Congresos específicos, y con la organización
de exposiciones donde se muestren las piezas más
interesantes, para que todos los extremeños y sobre
todos los pacenses utilicen la Colección como un me-dio
más para conocer la Historia de nuestra Ciudad,
Región y País.
Edita:
Asociación Amigos de Badajoz
Presidente:
Antonio Manzano Marchirant
Depósito Legal:
BA-29-1998
Coordinador:
Manuel Cienfuegos Ruiz-Morote
Fotos:
Pedro Calvo,Manuel Cienfuegos, Museo Arqueológico
de Badajoz, Noe Conejo, Antonio Candelas, Jacinto
Marabel, Angel Zamora, Pedro Castellanosy Gonzalo
Robles.
Colaboradores:
Fernando Díaz Esteban, Fernando Saavedra, Juan Javier
Enríquez Navascués, Miguel A. Iniesta López, Noé Conejo
delgado, Jacinto J. Marabel Matos, Fernando de la Iglesia,
Angel Zamoro Madera, Manuel Borrego Rodríguez, Pedro
Castellanos Bote, Gonzalo Robles Doblado.
Imprime:
Tajo Guadiana - Telf.: 924 27 46 56
La revista Sharia editada por la Asociación Amigos de Badajoz, no
se responsabiliza, ni comparte necesariamente la opinión de sus
colaboradores.
La Diputación Provincial de Badajoz
colabora en la edición de este número
Moneda del primer catálogo. Unidad Hispano-Cartaginesa acuña-da
entre el 220 - 218 a.C. (CNH, p, 68; nº 38-49) Representa a Tanit en
una de sus caras y a la cabeza de un caballo en la otra
Denario acuñado por Lucio Valerio Flaco entre 108 - 107 a.C.
(RRC, 306/1)
12. 12 ALGUNAS PRECISIONES SOBRE EL BLASÓN WALKER
DEL MUSEO DE LA CIUDAD
Jacinto J. Marabel Matos
Como se sabe, durante el tercer sitio inglés nin-guno
de los regimientos franceses presentes
en Badajoz portaron sus banderas. Las únicas divisas
sobre los muros de la fortaleza fueron las del regimien-to
Groß und Erbprinz, que tras el asalto fueron tomadas
como trofeo por dos soldados del King’s Own: Geor-ge
Hatton recibió veinte libras y una recomendación
para promocionar en el escalafón por hacerse con
la coronela del regimiento, mientras que John Kelton,
que hizo lo propio con la ordenanza, tan sólo recibió
una medalla al mérito.
Los dos estandartes fueron depositados en el Ro-yal
Hospital de Chelsea durante algún tiempo, hasta
que de manera misteriosa el segundo fue robado, se-gún
se dijo, por un francés. Entonces, la coronela fue
puesta a buen recaudo en el Museo del King’s Own,
donde desde el 28 de septiembre de 1947 se exhibe.
En otro museo más cercano, en el “Luis de Mora-les”
de Badajoz, se expone una colgadura en cuya
cartela puede leerse: “Bandera arrebatada a las tro-pas
francesas y conservada como botín de guerra
por el General George Walker Townsend (sic) tras la
toma de Badajoz por el ejército del General Welling-ton
en 1812”.
No es necesario ser experto en vexilología para
apreciar el flagrante error, si bien es cierto que este
paño mutilado adolece del resto de elementos que
ayudarían a descifrar el blasón que algún día lució so-bre
los muros de Bushey Hall. Esta mansión, construida
al norte de Londres por Sir Robert Marsham en 1690,
fue donde nació Sir George-Townshend Walker, el 25
de mayo de 1764.
Igualmente es conocida la relación del general
Walker con Badajoz. Militar con larga tradición fami-liar,
fue ascendido a general y puesto al frente de la
quinta división de las tropas inglesas en la Península,
en junio de 1811. Al año siguiente y durante el sitio de
Badajoz, su misión consistía en realizar una maniobra
de distracción mientras el grueso del ejército de We-llington
se obstinaba en atacar las brechas situadas
en el sector meridional de la fortaleza. Sin embargo y
contra todo pronóstico, su acción, junto a otra secun-daria
iniciada por el general Picton contra el castillo,
resultaría decisiva para el triunfo de los ingleses. Sin
embargo, hay que reseñar que ambos logros fueron
producto de la fortuna.
Efectivamente, la noche del 6 de abril de 1812, el
general Walker escaló sin oposición el baluarte de San
Vicente. Las dos compañías francesas que debían
defender esta posición, recibieron órdenes de acudir
a reforzar la alcazaba, puesto que en esos momen-tos
la escasa guarnición alemana que la defendía
estaba siendo superada. Al frente de sus hombres, el
general avanzó hacia el baluarte de San José, pero
aquí se les opuso un pequeño destacamento, proba-blemente
españoles juramentados, que embistió a los
ingleses a punta de bayoneta. El general recibió un
disparo que, milagrosamente, fue a impactar contra
el reloj que portaba en el forro de su chaqueta, lo cual
no pudo evitar que cayera por un terraplén y que, tras
él, un enemigo corriera a rematarlo. En este instante,
el general aún tuvo lucidez para realizar cierto signo
en el que el otro reconoció a un hermano masón, por
lo que se lo echó al hombro y condujo al aturdido
Walker hasta el hospital, donde permaneció convale-ciente
algunos meses. Después regresó a Inglaterra y,
tras buscar a su salvador en un campo de prisioneros,
intercedió para lograr su liberación.
Por su parte, el concurso del general Walker en la
toma de Badajoz recibió grandes elogios en la prensa
de la época y un reconocimiento expreso de la Coro-na,
que finalmente le satisfizo, el 28 de marzo de 1835,
con la dignidad de baronet. Hay que señalar que con
esta distinción no se adquiere la nobleza. El beneficia-do,
no pasa a integrar la Cámara de los Lores, pero sí
obtiene un reconocimiento social que es hereditario.
Por eso, tras la muerte del general, el 14 de noviem-bre
de 1842, su hijo primogénito, segundo baronet y
con el que se inicia la línea Forestier-Walker, mantuvo
el blasón, aunque ya sin la prerrogativa real de incluir
la palabra BADAJOZ grabada en la corona mural del
centro.
Esta referencia es crucial, puesto que a partir de
estas dos fechas (1835-1842), se debe datar el paño
que se exhibe en las vitrinas de la sala principal del
Museo de la Ciudad, desechado por la familia tras
variar ligeramente el escudo de armas concedido al
primer baronet.
En cuanto a éste, podemos encontrar una descrip-ción
del mismo en la revisión periódica del Debrett’s
de 1835, publicación oficial genealógica de la aristo-cracia
británica desde 1769. El blasón se inspira en las
armas de los baronets Walker de Bushey Hall, linaje al
que se vincula y que parte del nombramiento otor-gado
el 28 de enero 1679 a Sir George Walker, hijo de
Walter Walker abogado de Catalina de Braganza,
Vestíbulo principal del Royal Hospital de Chelsea. Fotografía tomada
en 1902 donde aún pueden apreciarse las banderas tomadas a los
diferentes regimientos enemigos por el ejército inglés. Entre ellas esta-ban
los dos estandartes procedentes de Badajoz.
13. 13
consorte de Carlos II de Inglaterra. Tuvo corto reco-rrido,
puesto que el segundo baronet, Walter Walker,
murió en la prisión de King’s Bench en 1692 y tan sólo
tuvo un hijo que a su vez falleció sin descendencia. La
estirpe continuaría en su tío, William Walker, que tam-bién
tuvo un solo hijo: Nathaniel Walker, abuelo de sir
George-Townshend.
Del antiguo escudo de armas familiar toma la pila,
a la que añade el fondo de armiño que simboliza el
servicio y la fidelidad a la realeza. La pila es una pieza
honorable que se otorgaba a los caballeros que ha-bían
dado muestras de gran valor. Además si el vérti-ce
toca la punta del escudo, como es el caso, signifi-ca
que el poseedor del blasón desplegó una notoria
intrepidez en la batalla; como la pila es ranversada
ello significa que el combate se libró en una fortaleza.
Sobre azur y entre dos abrojos, una corona mural des-vela
el nombre de la misma: BADAJOZ. Hasta aquí la
colgadura presente en el “Luis de Morales”.
Los fragmentos que faltan deberían incluir en es-cusón
o, como es el caso, en franco cuartel, en gules
sobre campo de plata, una palma siniestra represen-tado
la mano sangrienta del Ulster, también conocida
como mano roja de O´Neil, obligatoria en los escudos
de armas de los baronets británicos. En el timbre lleva,
por su carácter cívico, una corona mural cercando
una rama de laurel, símbolo del general triunfante
Colgadura exhibida en el Museo Luis de Morales.
Escudo de armas completo del baronet George-Townshend Walker.
Retrato de George T. Walker
Escudo de armas de los Walker de Bushey Hall. Blasón del baronet
George-Townshend Walker.
frente a un poderoso enemigo. Sobre la misma, el
avestruz en representación del Queen’s Own, el 50º
regimiento que comandó Walker en Vimeiro y que
tomó este símbolo cuando en 1831 fue acantonado
en Australia. La diestra la posa sobre una granada de
guerra brillante de gules, pieza que refleja la audacia
militar y que desaparecerá con sus sucesores.
El blasón se completa finalmente con los tenantes
otorgados como caballero de la Orden del Baño, a la
que pertenecía desde el 21 de abril de 1817. El león
pasante lleva colgada la medalla recibida por Walker
a raíz de sus servicios en la Península y muerde una
bandera francesa con la inscripción ORTHEZ, batalla
en la que también fue herido, persiguiendo a los im-periales
más allá de los Pirineos. Al otro lado, el citado
avestruz con el estandarte del regimiento y la palabra
VIMEIRA grabada con letras doradas. Al pie, el lema
del baronet: “Nil Desperandum”.
En 1842, el hijo mayor sucedió al baronet antepo-niendo
el apellido Forestier al Walker: George Ferdi-nand
Radzivill tuvo siete hijos, heredando la dignidad
el primogénito, George Ferdinand, tercer baronet. Sin
embargo, el sexto de los hijos, Leolin, fue un afamado
político torie que fundó el baronet de Forestier-Walker
de Rhiwderin, línea extinguida en 1934 tras su muer-te,
pese a que los sucesores de sir George-Townshend
fueron conocidos a partir de entonces como los Fo-restier-
Walker de Castleton. Al tercer baronet le suce-dió
su primogénito George Ferdinand, que no llegó a
casarse y murió en 1976 sin descendencia, por lo que
la dignidad fue heredada por el hijo de su primo, con-virtiéndose
Clive Radzivill en quinto baronet. Éste a su
vez muere, el 14 de marzo de 1983, sin hijos varones y
le sucede su primo Michael Leolin, sexto baronet que
tan sólo tiene un hijo varón, Joseph Alan, que en la
actualidad cuenta con veintidós años.
El paño mostrado en el Museo tiene un indudable
valor histórico que lo relaciona con esta ciudad, sin
embargo, sería conveniente corregir el error de la le-yenda
y mostrar una detallada y completa informa-ción
al visitante.
14. 14 LAS PRÁCTICAS DE AEROSTACIÓN DE 1914
EN BADAJOZ
Fernando de la Iglesia Ruiz
historiasdebadajoz.blogspot.com
Hace ya 100 años que en octubre de 1914 la
población de Badajoz se quedó embobada
viendo maniobrar a aquellos artefactos que parecían
flotar milagrosamente en el aire. Se trataba de unas
prácticas de Aerostación que nos legarán la magnífi-ca
serie de fotografías aéreas de la ciudad perfecta-mente
amurallada y fortificada.
Cuando el Ministerio de la Guerra se dio cuenta
en 1884 de la utilidad de los globos aerostáticos en las
tareas militares de observación, se creó el Servicio de
Aerostación Militar. En 1889, llegaba a España el primer
tren aerostático comprado en Francia por el constructor
de globos Gabriel Yon, y en 1900 llegaron los globos
esféricos Marte y Venus. Los globos esféricos tenían el
problema de que cuando estaban sujetos a tierra con un
cable, y el viento alcanza cierta velocidad, la barquilla
da bandazos tan fuertes que hace imposible la tarea
de observación para los tripulantes. Se decide adoptar
el globo de observación alemán, el cometa llamado
Parseval-Siegsfeld, en honor a sus autores. Este tipo de
globo, que algunos lo bautizaron como “salchicha” por
la forma cilíndrica y alargada que tenía, fue adoptado
por casi todos los países europeos hasta la Gran Guerra
de 1.914-1.918. Los primeros globos cometa Parseval
españoles fueron bautizados en 1904 como Reina Victoria
y Alfonso XIII.
La escuela práctica de Aerostación se encargaba de
instruir a los oficiales de las distintas armas y cuerpos que
deseaban adquirir el título de piloto, y decidió realizar en
octubre de 1914 prácticas en la plaza fuerte de Badajoz,
que por aquellos entonces contaba con dos regimientos
de Infantería, el Castilla y el Gravelinas, y un regimiento
de Caballería, el de Villarrobledo, además de fuerzas de
Ingenieros.
La unidad que iba a realizar las prácticas estaba
compuesta por 140 hombres entre clases e individuos de
tropa, mandados por un capitán y tres primeros tenientes.
El ganado lo componían 70 mulas y 17 caballos.
Durante las semanas que van a pasar en Badajoz,
se dedicarán a realizar prácticas de orientación,
apreciación de distancias, croquis y fotografías, y otras
observaciones en combinación con las tropas de la plaza.
Los sábados se tenía previsto efectuar las ascensiones de
aparatos libres.
Salieron el 30 de septiembre del Parque aerostático
de Guadalajara en tren militar hasta Cáceres, y desde
aquí se dirigieron por jornadas ordinarias a Alcuéscar,
Mérida, Lobón y Badajoz, a donde llegaron el día 6 de
octubre por la tarde.
El anuncio de la llegada de estos intrépidos militares
despertó gran interés, siendo las calles alegradas por
las notas marciales de las músicas de la guarnición que
salieron a su encuentro.
A las 3 de la tarde salió de la ciudad hacia la carretera
de Madrid un escuadrón de caballería de Villarrobledo,
un batallón del regimiento de Gravelinas y dos compañías
del de Castilla, al mando del general de Brigada Vicente
Ambel Cárdenas, saliendo más tarde el gobernador de
la plaza el general Francisco Villalón. A las 5 de la tarde
se encontraron con saludos de ordenanza, y después de
desfilar ante el General Gobernador, continuaron todos
juntos hacia Badajoz.
Numerosos carruajes también salieron a la carretera
para recibir a los huéspedes, así como gran número de
personas a caballo, en bicicleta y a pie. Por puerta Trinidad
hacían entrada la comitiva, en la que se podían contar 17
carros que transportaban el material de globos y los tubos
de hidrógeno comprimido, que luego recorrió nuestras
calles, desfilando nuevamente ante el Gobernador y
su Estado Mayor, apostados en el campo de San Juan,
esquina a la calle Moreno Nieto, para continuar luego
hasta los respectivos cuarteles de cada regimiento.
Las calles estaban invadidas por un gentío enorme,
ovacionando a los recién llegados, a cuyo frente viene el
ilustre coronel Pedro Vives Vich, junto con el comandante
jefe de la Escuela Práctica, Antonio Cué Blanco, los
capitanes Ramón Gautier Atienza y Emilio Jiménez Millas
y los tenientes García, López Tienda y Almazán. Los
oficiales se albergan en diferentes hoteles y la tropa en
el cuartel de Villarrobledo, en lo que fue el cuartel de la
Bomba, en el desaparecido baluarte de San Juan.
El sitio elegido para el amarre de los globos es el
foso del frente de ataque del fuerte de Pardaleras,
donde actualmente se encuentra el Museo de Arte
Contemporáneo MEIAC.
Se han traído para las prácticas dos globos cautivos, los
llamados “Alfonso XIII” y “Capitán Gordejuela”, y el globo
libre “Neptuno”. Después de dedicar el día 7 de octubre
a los preparativos e instalación de los enseres y utillajes,
a las seis y media de la mañana del día 8 de octubre se
comenzó a inyectar uno de los globos cautivos, que una
hora después se elevaba majestuosamente, haciendo
la primera de las ascensiones. Durante la mañana, se
realizaron cinco elevaciones, todas ellas para trabajos
de orientaciones, cada una con un oficial piloto en
prácticas diferente. Por la tarde se realizaron otras cinco
elevaciones, llevando en esta ocasión como pasajeros a
varios oficiales de la guarnición de Badajoz.
Al día siguiente continuaron las ascensiones. En
el vuelo más interesante, realizado por el capitán
de la Sección aeróstata, Sr. Millas y el capitán de la
Comandancia de Ingenieros de Badajoz Sr. Franco,
el motor de amarra se trasladó al límite del fuerte de
Pardaleras, junto a la carretera, y desde este punto se
efectuó la elevación, remontándose a una altura de
500 metros, desde la cual, en perfecta vertical con la
plaza de toros obtuvieron fotografías. El sábado día 10
de octubre tuvo lugar el primer vuelo de globo libre.
Empezaron los trabajos correspondientes a las seis y
15. 15
media de la mañana con el trasvase del gas del globo
cometa al globo esférico Neptuno que había de realizar
la ascensión. Al ser el globo esférico de mayor volumen,
se terminó de inflar inyectándole nuevos depósitos de
hidrógeno. A las 8 de la mañana saltaron a la barquilla
el capitán Pruneda y los tenientes García y López Tienda,
y pocos minutos después saltó también el coronel Vives,
y el globo Neptuno con su amarilla inmensidad esférica
ascendió, para pronto hundirse en las nieblas densísimas
que cubrían el cielo y tras las cuales desaparecieron en
dirección a Madrid. A las 17 horas en Santa Amalia se
observó la aproximación del globo con gran sorpresa.
El globo descendió a tierra, siendo amarrado a varios
árboles de los extramuros, hasta el día siguiente que
volvieron a partir a las nueve de la mañana, cruzando
varias veces el río Zújar, pasando por Orellana la Vieja,
Esparragosa de Lares, descendiendo nuevamente a las
doce y cuarenta minutos en término municipal de Siruela,
en una finca denominada “Los Quintillos”.
El domingo se descansó, y el lunes 12 de octubre se
reanudaron las ascensiones en Badajoz. Por la tarde,
diferentes cuerpos militares utilizaron los croquis para
realizar expediciones, que fueron observadas desde el
aire. En este día llegaron a Badajoz tres de las seis palomas
mensajeras que se llevaron el sábado en el globo en el
vuelo libre, aunque ninguna traía despacho alguno.
El martes trece de octubre se elevó tres veces el
cometa Alfonso XIII, realizando diferentes estudios de
las fortificaciones de Badajoz. Por la tarde debido a la
lluvia no se pudieron hacer elevaciones. Por ferrocarril
desde Cabeza del Buey, regresaron el capitán Pruneda
y los tenientes López Tienda y García junto con el globo
Neptuno facturado.
El miércoles 14 no hubo vuelos a la espera de poder
secarse el material, y el jueves 15 de octubre continuaron
los trabajos de la Sección de aerostación en el fuerte de
Pardaleras, efectuándose por la mañana y tarde varios
vuelos del cometa Alfonso XIII, haciéndose nuevos croquis
y observaciones, además de interesantes fotografías.
Por la noche se practicaron las primeras pruebas del
proyector ya instalado en el fuerte de Pardaleras.
En la mañana del viernes 16 de octubre se efectuaron
varias ascensiones, una de las cuales el cometa Alfonso
XIII fue llevado hasta el río Guadiana, sosteniéndose
largo rato sobre las inmediaciones del puente de
Palmas. A este efecto atravesaron por toda la ciudad,
salvando hábilmente los obstáculos, entre ellos los cables
telefónico y telegráfico. Desde la posición del cometa
sobre el Guadiana, la tripulación obtuvo interesantes y
bellas fotografías del río y de la barriada de la Estación.
La atmósfera era tan clara que a la altura de 600 metros a
que llegó uno de los vuelos, se observaba perfectamente
el castillo y pueblo de Alburquerque.
Desde la barquilla del Alfonso XIII se pudo advertir que
una compañía de infantería venía por la carretera de
Olivenza; la otra de infantería avanzaba por la de Sevilla y
las fuerzas de la caballería de Villarrobledo por la de Elvas.
Por la noche actuó por primera vez el proyector,
efectuándose con su ayuda de luz varios vuelos, durante
los cuales se quería descubrir un contingente de fuerzas
de infantería que iba a atacar al fuerte de Pardaleras. A
pesar del fuerte viento y de la oscuridad, se pudo localizar
e indicar al proyector la situación del movimiento de
avance efectuado por una compañía del regimiento de
Gravelinas.
El sábado 17 de octubre tuvo lugar a las 9 de la
mañana el segundo vuelo libre del esférico Neptuno. La
barquilla iba ocupada por los capitanes Ugarte y Zorrilla,
y los tenientes Yandiola y García. Gracias a las palomas
mensajeras se supo mediante los colombogramas que
descendió el globo a tierra en Oliva de Jerez (Oliva de
la Frontera) a las cinco de la tarde. Debido a la pérdida
de gas no pudieron efectuar una segunda ascensión.
Saliendo de Badajoz pasaron por Valverde, Táliga y
Zahinos antes de llegar a Oliva. Regresaron al día siguiente
yendo a Jerez de los Caballeros y Fregenal de la Sierra
por carretera y ferrocarril a Zafra, Mérida y Badajoz.
Después del descanso del domingo, el lunes 19 de
octubre continuaron los trabajos acostumbrados con
el cometa Alfonso XIII desde el fuerte de Pardaleras. El
martes 20 de octubre se hicieron con el cometa Alfonso
XIII trabajos de croquis y fotografías de distintas vistas de
la capital y contorno, corriéndose al efecto el globo en
distintos sentidos desde el fuerte sobre la población.
El viernes 23 de octubre, a las ocho y veinticinco
de la mañana se soltó nuevamente en el campo de
aerostación del fuerte de Pardaleras el globo libre esférico
Neptuno, tripulado por el capitán Ugarte, acompañado
por el capitán Maldonado y los capitanes de ingenieros
Franco y Fernández Mulero.
El miércoles 28 de octubre se produjo la última de las
ascensiones del globo Neptuno, que cayó a las cuatro y
media en San Juan del Puerto (Huelva).
Regresaron las fuerzas a su base de destino, dejando
para el recuerdo la maravillosa serie de fotografías del
Badajoz abaluartado.
16. 16 Ángel Zamoro Madera
A lo largo de los 117 años de su existencia en
solitario, desde su creación en 1845 (1) hasta
que en 1962 se creó otro (2) en la ciudad, el Instituto
de Badajoz logró reunir un importante número de ins-trumentos
(en el más amplio sentido de la palabra)
educativos. De forma irregular, y no sin gran esfuerzo,
estos artefactos(3) -artificiales y naturales- fueron lle-gando
al Instituto para ser utilizados en la enseñanza
de algunas de las asignaturas que se impartían en el
Bachillerato.
Cierto es que no faltaron voces que negaron la
calidad material y la utilidad o utilización docente de
los mismos(4), pero no lo es menos que otras(5) los
apreciaron y divulgaron en sus textos. Y desde hace
algún tiempo, y crecientemente en la actualidad, en
España, al igual que en Francia, Italia, Portugal, Ale-mania,
Reino Unido y otros países, la instrumentación
que formó parte de los distintos gabinetes de los Insti-tutos
( o Centros equivalentes) de Segunda Enseñan-za,
se considera que constituye una sin par memoria
material educativa que hay que estudiar, restaurar y
conservar.
Y esto es así porque, el estudio de los instrumen-tos
artificiales, permite averiguar quiénes los idearon
y cuál era su “atmósfera científica o técnica”; quié-nes
y cómo los construyeron y en qué medio socio-industrial
se desenvolvían; quiénes, cómo y cuándo,
los utilizaron; cuál era el grado de implicación de la
sociedad en la creación, acceso y divulgación de
los conocimientos científicos. Sin olvidar su posible
utilización como “abrelatas” de las cajas negras en
que se han convertido los aparatos científicos más
modernos, o como “máquinas del tiempo” capaces
de potenciar nuestra perspectiva histórica acerca de
hechos, hipótesis, leyes y teorías científicas que nos
precedieron.
Y no menos útiles y valiosos en su estudio fueron
y son los instrumentos naturales. Colecciones(6) de
animales naturalizados o conservados en líquidos que
permitían, permiten, la contemplación “real” de in-dividuos
de todo tipo y procedencia; o las de rocas
y minerales, de aquí y de allá, indispensables para
aproximarnos al conocimiento del lugar que nos “hos-peda”;
o las de fósiles, de distintos periodos geológi-cos;
o las malacológicas, base del sistema de nomen-clatura
zoológica.
Los instrumentos aludidos, que fueron repartidos (7)
poco antes de comenzar el curso 1962/63 entre el que
hasta entonces era único y mixto, y partir de ese curso
sólo masculino(8), y el recién creado Instituto femeni-no(
9), apenas son conocidos y valorados por una par-te
de quien forma o formara parte del alumnado y
del profesorado de los mismos
De ahí que, con no demasiada fortuna a tenor de
sus resultados, se hayan realizado acciones tendentes
a darlos a conocer extensamente a un mayor número
de personas e instituciones a las que, presumiblemen-te,
podrían o tendrían que interesar. Así, sin excluir
otras menos globales, en 1990, dentro de la exposi-ción
relativa a los Orígenes de la Enseñanza Media en
Badajoz, se mostraron a quienes pudo interesar, casi
un centenar de piezas pertenecientes a Historia Na-tural
y Agricultura (10) y Física(11). Años más tarde,
en el Instituto Zurbarán se inició la construcción de un
Museo Virtual de la Ciencia (12) y, finalmente, en 2010
y 2012 han aparecido dos publicaciones(13, 14) que
pretenden dar razón de lo que aún hay y de lo que
hubo.
En éstas se da cuenta de la casi totalidad de la
piezas del Gabinete de Física que aún se conservan
(203+3) y de un buen número de las desaparecidas(15)
(143); de unas amplias muestras de las todavía exis-tentes
de los Gabinetes de Historia Natural (141-4) y de
Agricultura (54+4) (16), así como de otras, más redu-cidas,
de las que se perdieron de Química y Química
Agrícola (21), Matemáticas (15) y Gimnasia (7).
Los límites de un artículo impiden reflejar todas las
piezas aludidas, pero cabe hacerse una idea de su
importancia con sólo mencionar algunas de las con-servadas,
en el Zurbarán (Zurb) o en el Bárbara de Bra-ganza
(BdeB), o desparecidas.
Así, entre la instrumentación de Física pueden ci-tarse:
ACÚSTICA: Un grafófono Águila (BdeB), que mejo-ra
el fonógrafo de Edison al utilizar rodillos de cera y
una aguja “más flotante” ; una sirena de Gaigniard de
la Tour (Zurb), que permite medir la frecuencia de un
sonido; unas placas vibrantes de Chladni, para obser-var
las líneas nodales de las ondas sonoras estaciona-ras
que se generan en ellas al frotarlas.
CALOR: Un aparato de Hope (Zurb), que muestra
la dilatación anómala del agua; un eslabón neumáti-co
(BdeB), que pone de manifiesto la transformación
del trabajo de compresión en calor; un calorímetro de
Lavoisier, para la determinación del calor específico
por el método de fusión del hielo
UN PATRIMONIO POCO MENOS QUE IGNORADO
LOS INSTRUMENTOS EDUCATIVOS
DEL INSTITUTO DE BADAJOZ (1845-1962)
17. 17
ELECTRICIDAD: Una botella de Leyden (Zurb) , pri-mer
condensador de la historia de la electricidad; un
galvanómetro de Nobili (BdeB), provisto de un sistema
ástático de agujas para mitigar la acción perturba-dora
del campo magnético terrestre; un aparato de
Seebeck, capaz de poner de manifiesto la genera-ción
de las corrientes termoeléctricas.
FLUIDOS y VACÏO: Un aparato hidrodinámico de ni-vel
constante (Zurb), utilizable para la comprobación
del teorema de Torricelli; una bomba neumática de
dos cuerpos (BdeB), capaz de extraer el aire de una
campana con un alto rendimiento; un piezómetro de
Oersted, destinado a medir la compresibilidad de los
líquidos.
SÓLIDO: Un péndulo en plano inclinado o de ace-leración
variable (Zurb), que permite comprobar la re-lación
entre el periodo de oscilación de un péndulo
simple y la aceleración de la gravedad sin necesidad
de moverse del lugar; un paralelepípedo articulado
(BdeB), para verificar las condiciones de equilibrio de
los sólidos apoyados en un plano; un volteador chino,
juguetito que evidencia los efectos del desplazamien-to
del centro de gravedad de un cuerpo.
ÓPTICA: un espectroscopio de tres brazos (Zurb),
destinado al análisis de las radiaciones simples que
componen una compleja; un aparato de Silbermann
(BdeB), con el que comprobar las le-yes
de la reflexión y de la refracción de
la luz; un fenaquistiscopio, elemental
aparato de precine que, apoyado en
la persistencia visual, permitía percibir
imágenes animadas.
APARATOS DE PROYECCIÓN: Un
proyector cinematográfico Pathé KOK
(Zurb), primer proyector “cinema chez
soi” de la casa Pathé Frère (idéntico a
un ejemplar conservado en el Musée
des Arts et Métiers de París); un micros-copio
solar (BdeB), dispositivo estruc-turalmente
similar a un microscopio
que, con iluminación solar, se utilizaba
como proyector; una linterna mágica,
instrumento ya descrito en 1654 capaz
de proyectar transparencias sobre una
pantalla.
Del resto de “gabinetes”, entre
otras muchas piezas conservadas en
el Zurbarán, cabe citar:
HISTORIA NATURAL: varios modelos clásticos(17) de
anatomía humana y vegetal; diversos cráneos de ani-males;
un modelo embriológico que muestra el ciclo
evolutivo del pollo en el huevo; una paloma seccio-nada,
preparación natural de zootomía en alcohol
que permite la visión de sus órganos internos; una
concha de Nautilus, antiguo y casi extinto cefalópo-do
catalogado como fósil viviente; exoesqueletos de
colonias de coral; …
AGRICULTURA: un aparato de Noebel(18), destina-do
al análisis mecánico de tierras; un lactoscopio de
Feser, instrumento utilizado para detectar la adultera-ción
de la leche por adición de agua; variados mo-delos
reducidos de aperos agrícolas (arados, rodillos,
sembradoras, etc)
Finalmente, como muestra de los desaparecidos
instrumentos de QUÍMICA y QUÍMICA AGRÍCOLA, se-ñalemos
un aparato de Noël, para determinar la urea;
una lámpara hidroplatínica o encendedor de Döbe-reiner,
fundamentada en la acción catalítica del pla-tino
en la síntesis del agua, y un
vinocolorímetro de Salleron(19),
instrumento que apoyado en el
círculo cromático de
Chevreul, servía para establecer la intensidad del
color de los vinos tintos. De entre los que fueron uti-lizados
en MATEMÁTICAS, citemos un aparato de Pi-llet,
para el trazado de perpendiculares; un compás
elíptico o elipsógrafo, trazador de elipses muy distinto
del “compás de jardinero”; una pantómetra, útil en la
medida de ángulos horizontales, y un teodolito, instru-mento
que permite medir los ángulos azimutal y ceni-tal
que definen una dirección. Y, para concluir, de los
que fueron utilizados en GIMNASIA cabe recordar un
18. 18 espirómetro de Barnes, para determinar la capacidad
pulmonar de los alumnos, y dinamómetros de Collin y
Mathieu, para seguir la evolución de la fuerza muscu-lar
manual de los mismos.
El material al que venimos refiriéndonos constituye
un patrimonio cultural de primer orden poco sentido
como tal, incluso por instituciones o personas con res-ponsabilidades
culturales en Extremadura, y por tan-to
en riesgo de deteriorarse y perderse. Se hace pues
necesario darlo a conocer en su integridad, quizás
reagrupándolo en lo que podría constituir un primer e
importante escalón en el ascenso hacia una Casa o
Museo de la Ciencia. Abierto no sólo a estudiantes y
estudiosos, sino a toda persona que sintiera curiosidad
por la historia de la ciencia y de la educación, refor-zaría
sin duda la ya importante oferta museística de la
ciudad de Badajoz.
Confío en que la próxima celebración en Badajoz
de las VIII Jornadas de Institutos Históricos de España
(promovidas por la Asociación Nacional para la De-fensa
del Patrimonio de los Institutos Históricos, y de
cuya organización como Coordinador, tengo enten-dido,
se encargará un profesor del Instituto Bárbara
de Braganza), suponga un punto de inflexión en el
compromiso de nuestros responsables regionales, pro-vinciales
y locales con nuestro Patrimonio Histórico
Educativo.
NOTAS:
(1) R. O. de 13 de noviembre de 1845 por la que
se aprueba la creación de un Instituto de segunda
clase en Badajoz.
(2) Decreto 346/1962, de 8 de febrero, por el que
se establece un Instituto Nacional de Enseñanza Me-dia
femenino en Badajoz
(3) Artefactos, en el sentido de hechos con arte,
según feliz denominación de Manuel Narváez Bueno
en su libro De raíz a corazón. Los gabinetes y los apa-ratos
del Colegio San Estanislao de Kostka, El Palo.
(4) Ya en 1899 Ricardo Macías Picavea, en su en-sayo
El problema nacional, agria y doloridamente se
refiere a ellos en los siguientes términos (p. 126 de la
edición de Librería General V. Suárez. Madrid 1899, cus-todiada
en la Biblioteca de la RSEEAP): “…una serie de
chirimbolos (que diría el socarrón Varela), importados
de París, quien de antemano nos los tiene prevenidos
en calidad de articles pour Espagne, o séase bisutería
de desecho. Son los eternos gabinetes de Física e Histo-ria
Natural, decoración egipcia del Instituto, y que sólo
en verdad para tal efecto decorativo sirven”.
(5) Argenta (edición de 1893), Amigó (ed. 1894),
Lozano (ed 1893), Feliú (ed 1896), Marcolaín (ed 1900),
(6) De las que omito las de insectos que, “desgra-ciadamente,
se desintegraron”
(7) Esto no ocurrió en ciudades como Granada
o Murcia, entre otras, donde el Instituto “histórico”, al
crearse otro, no tuvo que trasladarse. Ello permitió que
el patrimonio instrumental se mantuviese agrupado
(8) Denominado “Zurbarán”, desde 1964
(9) Denominado Bárbara de Braganza, desde 1964
(10) Descritas por los profesores José Antonio Gala
González y Juan Dupuy Saavedra
(11) Descritas por Juan Manuel Ortiz Burguillos y
Ángel Zamoro Madera
(12) Por razones que no hacen al caso, se inte-rrumpió
su construcción.
(13) Ángel Zamoro Madera (2010).”Patrimonio
histórico remanente (científico-técnico-didáctico) del
Instituto de Badajoz (1845-1962)”. Ed. Diputación de
Badajoz
(14) Ángel Zamoro Madera (2012). “Aproximación
a las pérdidas instrumentales del Instituto de Badajoz
(1845-1962). Ed. Diputación de Badajoz.
(15) Las fotografías de las piezas desaparecidas,
una vez localizadas tras laboriosa búsqueda, fueron
generosamente cedidas por veintiséis donantes (en-tre
institutos y centros de Secundaria, y otras institu-ciones
que los conservan)
(16) Casi todas ellas conservadas en el instituto
Zurbarán, salvo dos espléndidos grupos de animales
naturalizados del Bárbara de Braganza, únicos, éstos,
a los que pude acceder.
(17) Modelos ideados por Auzoux (1797-1880):
construidos con papier-maché, al que adicionaba
carbonato de calcio y polvo de corcho, son fieles re-producciones
de los originales y desmontables en sus
partes constituyentes.
(18) Sólo en el Museo de Química de la Universi-dad
de Génova encontré un ejemplar casi idéntico
(19) Recientemente he tenido noticia de que la
Consejería de Agricultura conserva un ejemplar del
mismo
19. 19
LA IMPRENTA PROVINCIAL CUMPLE 100 AÑOS
Manuel Borrego Rodríguez
Diputado Delegado del B.O.P. e Imprenta
Como defiende nuestro Presidente de la Diputa-ción
Provincial, Valentín Cortés, el fin de nues-tra
Institución desde su creación en 1812 son nuestros
pueblos y sus vecinos. Por eso, la Diputación Provincial
tiene como objetivo principal prestar su colaboración
y cooperación a los Ayuntamientos de los municipios
de la provincia, fundamentalmente aquellos cuya
población es menor a los 20.000 habitantes, dando
respuesta a los servicios que por sí solos tendrían difi-cultad
para hacerlo. Nuestra Institución Provincial da
cobertura a cada uno de los casi 200 pueblos restan-tes
que conforman nuestro territorio. Un territorio del
que hay que comentar es el más extenso de toda
nuestra geografía nacional, característica ésta que
dificulta el trabajo, pero que pone de relieve la im-portante
red de desarrollo existente para que tener
asegurado la prestación integral y adecuada de los
servicios de competencia municipal.
Conservación, mantenimiento y mejoras en los
más de 2000 kilómetros de la red de carreteras de
competencia provincial como eje de desarrollo social
y económico; fomento de la Red de Observatorios
Territoriales que constituyen las bases para el impulso
estratégico territorial; la importante cobertura de servi-cios
prestada por el Consorcio PROMEDIO en relación
a la legislación municipal del ciclo del agua y de la
gestión de residuos; la amplia oferta CULTURAL como
motor intelectual de la sociedad; la excelente gestión
tributaria y recaudatoria que presta el OAR; la amplia
cobertura que garantiza el Servicio de Conservación
y Protección de Incendios; … “si las Diputaciones no
existieran, tendrían que crearse”.
Dentro del organigrama de funcionamiento de la
Diputación Provincial, se encuentra la Imprenta Pro-vincial.
Estos talleres gráficos de la Diputación de Ba-dajoz,
que en este año 2014 cumple su primer cente-nario,
nació con la finalidad, de formar profesionales
para la calle, de dar cobertura a los documentos
oficiales -papel timbrado, Boletín Oficial de la Provin-cia...-
de la Institución, a la vez de cubrir una impor-tante
labor social ya que en ellos que se formaban los
niños expósitos (niños cuyos progenitores eran incapa-ces
de cubrir sus necesidades primarias). A esta doble
función, oficial y social, se añadió, con el tiempo, la
cultural. Se comenzó con la impresión de La Revista
de Estudios Extremeños en su fundación en 1927, la
cuál no ha faltado, año tras año, a su cita con sus fie-les
lectores.
Desde la creación de este servicio, la localización
de los talleres ha pasado por diferentes ubicaciones.
En un inicio estuvieron enclavados en los bajos del an-tiguo
Hospital Provincial, para pasar posteriormente
a un edificio restaurado junto al actual Colegio Re-sidencia
“Hernán Cortés”, y finalmente destinarlo en
el año 2010 a las instalaciones actuales, en las que
con un gran esfuerzo económico de la Institución se
construyó la nueva sede con todas las comodidades
y tecnologías de nuestro tiempo.
La importante labor cultural que se realizaba en sus
inicios, se fue ampliando y hoy se extiende a todos
los municipios de la provincia de Badajoz, que en-cuentran,
cuando el original merece la pena, la aco-gida
necesaria para que la historia, las costumbres o
el folklore de su pueblo llegue a lectores interesados
a través de la edición de libros y revistas. Entre ellas
cabe destacar también Guadiana que se editó con
bastante éxito durante varios años.
Hoy día se ha dado un paso más en el trabajo que
realiza esta área, añadiéndose otros dos fines de in-terés
provincial: el primero, dar cobertura a estudios
e investigaciones relevantes procedentes de autores
enclavados en nuestro territorio; el segundo apoyar
a asociaciones y organizaciones sin ánimo de lucro
para posibilitar la difusión de sus acciones u objetivos.
Sin que decir tiene, nada de esto sería posible sin
que todo el capital humano que forman parte del en-granaje
de la Imprenta Provincial, que actualmente
cuenta con una plantilla de 20 trabajadores y traba-jadoras,
den lo mejor de sí para que estos objetivos se
cumplan de forma eficaz y eficiente.
Finalizo, como no puede ser de otra forma, agra-deciendo
a la Asociación Amigos de Badajoz la po-sibilidad
de incluir este artículo dentro de la revista
Sharia que editan para poner en valor el trabajo que
viene realizando la Imprenta Provincial cuando cum-ple
este 2014 su primer centenario, a la vez que feli-citarles
por la importante labor en cuanto a difusión
cultural se refiere.
20. 20 Pedro Castellanos Bote
El barrio de San Salvador se encontraba en tor-no
a la mencionada iglesia, ya desaparecida,
que estuvo en el lugar que ocupa la actual puerta
de Mérida. Se cree que el origen de este barrio era el
antiguo arrabal oriental musulmán. La zona donde se
encontraba el hospital de Santa Catalina era conoci-da
como el barrio de San Salvador, pero hasta ahora
desconocíamos que también se la llamaba barrio de
Santa Catalina La Vieja. Un documento de 1817 sobre
la Hermandad de San Nicolás de Tolentino y Ánimas
del Purgatorio de San Agustín cita el otro nombre por
el que era conocido el barrio: “Con motivo de la forti-ficación
de esta plaza, en el año 1689 fue demolido el
barrio de Santa Catalina La Vieja, en el que tenía esta
ilustre hermandad una casa que le había donado Isa-bel
González, La Espantarratas…”.
El barrio estaba formado por dos calles principa-les
que lo atravesaban de Este a Oeste y que partían
desde la primitiva puerta de Mérida, junto al arroyo
Rivillas. La primera de ellas, según algunos autores, se
llamaba de Almaraz, de los Baños o de los Romeros.
Creo que es un error, yo he localizado en 1645 la “ca-lle
de Almaraz, que llaman del Gorrero”, que es la ac-tual
Sepúlveda; los otros dos nombres corresponden
a otra distinta. El verdadero nombre de esta primera
calle era desconocido hasta ahora. En 1639 se la lla-maba
“calle que dicen de Lope de Hoces, bajando
de las esquinas del Peso de la Harina para la puerta
de Mérida”. Tengo un documento de 1604 que cita
una casa “al sitio del Peso de la Harina, en la calle
que baja de las esquinas de Lope de Hoces para la
puerta de Mérida”. Todavía en 1714, una vez retran-queada
la muralla, se la llamaba “calle de Francisco
de Hoces, que va del mesón del Rincón a la puerta de
Mérida”. El nombre de Francisco de Hoces ya venía
de antiguo, pues tengo datos de una casa en esta
calle en 1598, “hacia la puerta de Mérida”, que por
los corrales lindaba con la iglesia de San Salvador.
La segunda calle que partía desde la puerta Mé-rida
e iba hasta el hospital de la Concepción, es la
actual calle Jarilla. Esta calle podría ser la llamada en
1563 como “Nueva de los Hortelanos”, y sería una am-pliación
del barrio hacia el Sur.
El mesón de la Estrella.
Se trata de uno de los más antiguos mesones que
hubo en la ciudad; en 1631 estaba “en la calle arri-ba
de la Costanilla”. Se arruinó en el sitio de Badajoz
de 1705, “por haberle caído una bomba cuando el
sitio de esta plaza y estaba lleno de inmundicia, fue
necesario tapiar las bocacalles por la parte de arriba
y la que sale a la de la Concepción Alta”. Su nuevo
propietario, Juan Piñero, lo adquirió en 1718 y propu-so
al Ayuntamiento construir dos casas sobre él y lo
cita como “un solar de casa grande, todo arruinado,
NUEVOS DATOS SOBRE EL BARRIO DE
SAN SALVADOR O DE
SANTA CATALINA LA VIEJA DE BADAJOZ
21. 21
formando un rincón, de ahí su nombre. En 1576, su pro-pietaria,
Juana Gómez, lo arrendaba a Garci Pérez
Cancho, vecino de Fregenal de la Sierra por 6 años,
a 36 ducados cada uno de ellos. En 1632 el mesonero
José García hacía “dejación” del mesón a Guillermo
Hernández de Tobar, vecino de Talavera la Real y lo
cita así: “unas casas-mesón que llaman el mesón del
Rincón, en esta ciudad, cerca de la plaza de ella,
con carga de 44 ducados de censo perpetuo que se
pagan en cada un año”. En 1639 lo ocupaba Jeróni-mo
Sánchez Gil, y hacía un reconocimiento de censo
perpetuo de este edificio: “que yo tengo una casa-mesón
en esta ciudad, que dicen el mesón del Rin-cón,
como sucesor en el vínculo que instituyó y fundó
Cristóbal Martín, Perulero, mi tío difunto, que las dichas
casas mesón lindan de una parte con casas de Alon-so
Sánchez, de Gonzalo Esteban y con la calleja que
baja para el hospital del Ntra. Sra. de Concepción…”.
La casa que fue el mesón del Rincón, nº 4 de la pla-zuela
del Reloj, fue vendida por Juana Pérez Guerrero
en 1855 a José Cabezas por 2.500 reales.
La calleja del Cuartelillo. El mesón de Baltanás, del
Vino o de Barquero.
Hasta ahora desconocíamos el nombre que anti-guamente
tuvo una calle muy estrecha que baja des-de
la calle San Lorenzo a la de Concepción Arenal,
actualmente innominada. En 1822 se la llamaba “ca-lleja
del Cuartelillo”, debido al cuartel de caballería
que existió en esa calle, llamado del Vino. El primiti-vo
nombre de este mesón fue de Baltanás (a veces
como Patanás), y proviene de su propietario en 1587,
el mesonero Jorge Hernández Baltanás. En 1629 lo ha-bitaba
Gonzalo Hernández Zambrano, y se menciona
sin techo alguno, tan sólo unos paredones de tierra
con diferentes portados de ladrillo y una escalera…”.
Los capellanes del coro de la Catedral de Badajoz re-clamaban
sobre él un censo perpetuo de 115 reales
y 17 maravedíes. En 1552, Juana Martín, esposa de
Diego Hernández Cepas y su suegra, María Álvarez,
le hicieron donación de esta casa a María González
Peinada. Esta última dejó esta casa a los capellanes
del coro para fundar una capellanía. En 1576 se lo da-ban
a censo al hortelano Miguel Pérez, y se cita que
estaba en una plazuela junto a las casas de Francisco
de Hoces. El caso es que se acaba dando la razón a
los capellanes en 1719.
La desaparecida calle de Viveros. La calle y me-són
del Rincón.
Desde el solar utilizado como aparcamiento frente
a la torre de Espantaperros partía una calle, ya des-aparecida,
que se pretende recuperar, que aparece
tapiada en el plano de José de Gabriel de 1803 y que
había sido cegada en 1714. Era la llamada en 1774
“calleja del mesón del Rincón, calleja que se nombra
de Viveros”. En 1779, Gabriel Martel, pedía permiso al
Ayuntamiento para construir una casa en su solar y lo
cita así: “…una casa que en tiempos antiguos fue de
don Alonso de Viveros, que por un lado cae a la ca-lle
de la Concepción Alta [hoy calle San Lorenzo] y
por otro al Toril, que está tapiada por el resguardo de
toda aquella vecindad, pues era calleja, suplica que
le haya de conceder licencia, tomando de dicha ca-lleja
tapiada el territorio que le acomode…”.
El mesón del Rincón estaba en este solar y casi ha-ciendo
esquina a la calle Cerrajería (hoy Brocense),
22. 22 que estaba en la calle Alta de la Concepción (foto 1
nº 7). Lindaba por una parte con casas de doña Men-cía
de la Rocha, mujer de Juan de Alvarado, y con la
calleja que iba de la calle Alta a la calle Baja de la
Concepción. En 1663 su propietario, el mesonero Fran-cisco
García Barquero, lo vendía por 300 ducados a
Juan Gutiérrez y se lo cita así: “unas casas-mesón que
dicho Francisco García tiene en esta ciudad, que es el
mesón que dicen de Batanás [sic] y del Vino, que está
en la calle del hospital e iglesia que dicen de Ntra. Sra.
de la Concepción, en la calle Alta de dicho hospital”.
El cuartel del Vino o de Voluntarios (el Cuartelillo).
Se sabe que el mesón del Vino era en 1750 un
cuartel de caballería y estaba en la calle Baja de la
Concepción, hoy Concepción Arenal. Tengo copia
de un documento de 1779 donde se menciona una
casa en la calle Baja de la Concepción “frente del
cuartel de los Voluntarios”, que hacía esquina a la ca-lle
Curuñeros, actual Benegas. El cuartel del Vino ya
estaba arruinado el 4 de agosto de 1807, fecha en la
que se vendía la casa contigua. Antonio Abad Álva-rez
la vendía a Mateo Delgado y su mujer por 800 rea-les,
describiéndola así: “que linda por la derecha, en-trando
en ella, con casa de don José Crispín González
Orduña, y por la izquierda con el cuartel de caballería
arruinado que forma esquina para la callejuela que
va a salir a la calle Alta de Concepción”. El mesón
debió extenderse hacia la calle Concepción Arenal.
En 1822 el Ayuntamiento de Badajoz lo vendía a José
Prieto por 7.000 reales, y lo cita como “el Cuartelillo”.
Algo se temería y José Prieto lo vende el 11 de diciem-bre
del mismo año a Alonso Matamoros por la misma
cantidad. En 1824 se declaraba nula la venta. Alonso
Matamoros explicaba que el solar estaba siendo utili-zado
como vertedero y “de abrigo de inmoralidades”,
y que de él había sacado 11.000 cargas de ripios que
le habían costado casi 4.000 reales. Además había
gastado más de 30.000 reales en la fábrica de cuatro
casas, de las cuales una estaba terminada y las otras
a medio terminar. El Ayuntamiento se apoderó de las
cuatro casas y Alonso Matamoros pedía la anulación
de esta orden junto con el anterior propietario, José
Prieto, que se comprometieron a abonar otros 2.000
reales más en que fue tasado el edificio después. El
Ayuntamiento escrituraba la venta definitiva del Cuar-telillo
a Alonso Matamoros en 1824.
El Portillo de Romero. La calle de la Costanilla o de
Romero.
Este portillo podría haber sido una pequeña puerta
de un recinto amurallado antiguo, situada en la con-fluencia
de las calles de San Lorenzo, Costanilla y Con-cepción
Arenal, que desembocan en la actual Euge-nio
Hermoso. Tengo copia de varios documentos de
1575 donde se cita la “calle del Licenciado Romero”
y en 1665 la “calle de los Romeros”, que debe ser la
misma. El nombre del portillo aparece en 1608 en otro
documento donde se citan unas casas “a la calle del
Caño de Delgado, a la esquina que va al Portillo del
Licenciado Romero”. El Archivo de la Diputación de
Badajoz conserva un documento fechado en 1538, ci-tándose
unas casas en la “calle de los Romeros, antes
de Baños, junto al Portillo”. He descubierto que la ac-tual
calle Costanilla era la calle de Romero. Así apa-rece
en un documento que conservo de 1606, donde
se cita la “calle de la Costanilla, que dicen la calle de
Romero”. El nombre de “Baños” sería por haber vivido
allí una familia con este apellido, aunque podría ser
por la existencia de unos baños termales. En la obra
de Arcadio Guerra “Recapitulación histórica de los
hospitales de Badajoz”, se cita una casa en 1538, en la
“calle de los Romeros, antes de Baños, junto al Portillo,
que lindan por las espaldas con corrales del hospital