Mucho antes de la representación de Medea en la versión de la inolvidable trágica Margarita Xirgu, Mérida venia reclamando para su teatro la representación de obras clásicas, actividad que, sin lugar a dudas, haría reverdecer las piedras del campo de batalla arqueológica de D. Maximiliano Macías y D. José Ramón Mélida.
Quizá las primeras voces en alzarse en este empeño fueran las Arturo Gazul, José López Prudencio, Enrique Segura Otaño, Santos Coco, José María Ruano y Tomás Rabanal Brito-éste último permanecería de una manera u otra ligado a las representaciones desde las más variadas tribunas periodísticas y radiofónicas-, promoviendo una intensa campaña de prensa, abogando por las representaciones de estilo clásico en Mérida, campaña que tuvo una fuerte repercusión, provocando una polémica muy viva- no centrada precisamente en la conveniencia de representar a los clásicos en el Teatro Romano, sino en la respuesta del público a obras de este género, teniendo en cuenta el nivel cultural del pueblo en esos difíciles años.
La polémica fue zanjada de manera tajante por el escritor Arturo Gazul, que en respuesta a Rabanal Brito, escribió en “El Correo Extremeño”: “A donde no llega el entendimiento llega el instinto estético de las multitudes” Tuvo tal campaña importante repercusión y, muchas voces intelectuales aportaron su espiritual colaboración. No obstante, nada de eso cuajó en una aportación efectiva que convirtiera en realidad el proyecto.
La polémica no cesó del todo hasta desembocar en la organización de la primer representación de teatro clásico, bajo el gobierno de Manuel Azaña, con la puesta en escena “Medea”, versión y traducción de D. Miguel de Unamuno, dirección de Cipriano Rivas Cherif y Margarita Xirgu y Enrique Borrás en los principales papeles, año de 1.933.
Al año siguiente el gobierno también se compromete y organiza la Gran Semana Romana. De “Medea” se ofrecen dos funciones (primer día a las diez y media de la noche, segundo día a las seis de la tarde)
El programa queda completo con dos funciones de “Electra” en versión de Hugo Von Hoffmansthal y traducción de Eduardo Marquina y tres conciertos de la “Banda Republicana”, interpretando conciertos sinfónicos y danzas clásicas.
Además de las representaciones, varios actos se celebraron por aquellos días en el Teatro Romano, conservados para la historia en unas pocas fotografías, eventos que contaron con la asistencia de los autores, intérpretes y miembros del gobierno.
Se nos antoja necesario rescatar del olvido a ciertas personas que contribuyeron de manera importante en la estructura de la Semana Romana, concretamente los propietarios de la Agencia de Publicidad “SER” que patrocina y edita una publicación ilustrada con fotografías y textos de Tomás Rabanal Brito, publicación que tuvo su correspondiente acto de presentación al público. Singular aportación de Evelio Gómez Pijierro, Salvador Ruiz y Ramón Pérez, socios propietarios de la citada agencia, que llevaba en exclusiva los principales cines de la provincia, desde sus oficinas en Travesía de Paredes, 21.
Acontecimientos mucho menos fraternales interrumpen las representaciones de Teatro Clásico durante un paréntesis que va a prolongarse durante diecinueve años.
El ciclo teatral resurge en 1.953, gracias al apoyo de la Diputación Provincial de Badajoz- especialmente interesado su Presidente, Adolfo Díaz-Ambrona y en distintas etapas, Ricardo Carapeto Burgos y Juan Remón Camacho, dejando por descontado el importante apoyo del Ayuntamiento de Mérida y, principalmente, la ciudadanía.
Los organismos secundaban al cien por cien la idea propuesta por joven director de teatro granadino, José Tamayo.
El periodista Tomás Rabanal Brito estuvo presente en la primera entrevista que mantuvo Tamayo con el Alcalde de Mérida en su despacho oficial. Además del Alcalde, asistieron a la entrevista diversas autoridades, incluido el Delegado de Cultura de la Diputación Provincial, factor indispensable para que la idea de Tamayo – que traía estudiado hasta el mínimo detalle- cobrara forma en la primera representación de “Edipo Rey”, en versión de José María Pemán y Sánchez Castañer.
Durante una de las vistas que José Tamayo realiza Mérida, escucha recitar a José Rabanal Santander que con solo cuatro años de edad actúa en emisoras provinciales y nacionales declamando versos clásicos. José Tamayo comenta el tema con el actor Manuel Dicenta y decide contratarlo para todas las representaciones de Edipo en Mérida junto a Francisco Rabal, Tarsila Criado y el propio Dicenta , en un papel escrito en exclusiva por José María Pemán, a petición del Director. En las siguientes representaciones de Edipo, esa parte no volvió a representarse por la dificultad de encontrar un actor tan pequeño. Fue una novedad en aquellas representaciones de aquel año de 1.953.
Desde entonces, el gran actor Florencio Medrano, aquel que con su gran compañía hacía la competencia a Don Ricardo Calvo, frecuentemente se acercaba a Mérida cada vez que comenzaban los Festivales.
Medrano era ya una figura en franca decadencia –injusta y cruel- se alojaba en una modesta pensión cerca del Teatro Romano y dejaba pasar la tarde viendo desfilar desde el balcón al público que abarrotaría las gradas. Nostálgico de una escena que nunca pisó, saludaba a Rabanal Brito que, pluma o micrófono en ristre iba a narrar las incidencias de la noche: “¿Te animas a venir Medrano?”. El actor, con profunda tristeza, contestaba: “Seguramente, no”
José Rabanal Santander
BIBLIOGRAFÍA
· Rabanal Brito, Tomás. “Mérida. Recuerdo de la Semana Romana”. Edición de Publicidad “SER”. Gráficas Vadillo. Mérida, 1.934.
· Rabanal Brito, Tomás. “Crónicas de Extremadura”. “Medio Siglo de Teatro Clásico en Mérida”. Diario Huelva Información. 15 de Julio de 1.984.
· Rabanal Brito, Tomás. “Después de la Orestiada” “La semana de teatro clásico surgió en 1.933 y enlazó con la de 1.953. Diario “Hoy”. Badajoz, 1.975.
· Delgado, Fernando. “La SER tuvo sus inicios en Mérida.Salvador Ruiz, Evelio Gómez y Ramón Pérez fueron los tres socios que con la primera letra de sus nombres registraron la empresa” Diario Extremadura .
· Archivo Rabanal Santander. Badajoz.
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