El tema de la disolución de la Orquesta de Extremadura es otro claro distintivo de la derecha cavernaria y retrógrada que nos gobierna. Presionar a los trabajadores ( en este caso artistas músicos con años y años de estudio, más un durísimo examen de ingreso) ofreciendo un contrato basura ( eso de fijo discontinuo no cuela), con previa renuncia a la situación que obtuvieron cuando aprobaron la correspondiente oposición, destapa la escasa o nula sensibilidad de unos responsables políticos que no saben o no quieren valorar de uno a diez la importancia de cada cosa. Así, vamos mal.
La muletilla -creo una mentira infumable- de que "no sabíamos como era de grave la situación", en el caso de que nos la creyeramos, les pondría en una situación de ignorancia e incompetencia impropia de quien pretende gobernar, en este caso, a toda costa, y lo estan haciendo sobre las ruinas del imperio ( que diría el Conde de Volney).
Cuando se ataca a la educación, la sanidad, el poder adquisitivo de jubilados o la cultura, solo podemos pensar que quieren meternos - aquellos a quienes hemos elegido- directamente en la modernidad del siglo XIX, sustituyendo, por ejemplo, el sistema público de sanidad por el privado- con los interese particulares que ello conlleva- Hoy es el 10% de repago en recetas de pensionistas, mñana serán las prótesis, las ayudas técnicas...
Si todo esto es grave, mucho peor es que se vaya cercenando la cultura, paso a paso. Y no estoy diciendo que se deba volver a una política subvenciones sin ton ni son a la que muchos estaban acostumbrados.Es imprescindible un buen control y racionalización del gasto, que aveces no todo es cuestión de dinero sino de sentido común e ideas.
La Orquesta es como el banderín de enganche y puerta de acceso al sentimiento humanistico que debe permanecer en el hombre, no se puede cortar las alas del espíritu y poner trabas a quienes pasan la mayor parte de su tiempo para que los demás podamos disfrutar. Y si la orquesta tiene pocos seguidores - leído en alguna parte- algo falla en nuestro sistema que debemos corregir.
La Orquesta se despide con un concierto dedicado a Malher, el gran compositor de El Canto de la Tierra; personalmente añadiría al programa el Requiem de Mozart, simbolizando una política que en estos idus comienza a dar sus últimas boqueadas.
El Festival de Teatro Clásico
De momento parece a salvo, veremos como se desarrolla la programación, porque el Festival de Teatro tiene que ser ante todo clásico. En los últimos tiempos ha pasado de todo, mucho experimento de café teatro, compañias minusculas que tenían que limitar el espacio escénico porque el Tetatro Romano se las comía crudas. No es lugar para monólogos, ni para ritmos y danzas afrocubanas- al menos dentro de la programación del Festival Clásico. El Teatro Romano exige clámide, obra clásica y grandisosidad escénica. Antigona no tiene por qué ser una republicana libertaria de la Guerra Civil (tema recurrente en muchas programaciones), las refundiciones de texto, las versiones, los textos leídos ( parece ser que este año hay algo de eso) dejemoslos para otros espacios.
Julio César Compañia Lope de Vega
Si es necesario fundir de nuevo el molde del Festival ( tres o cuatro obras según los cánones, no más, que se haga) En los días de gloria fue suficiente, tomemos nota.