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miércoles, 19 de febrero de 2020

LOS VERSOS ARRANCADOS DE MIGUEL HERNANDEZ Y LOS VERSOS SUELTOS DEL SOCIALISMO

La noticia de los versos arrancados de Miguel Hernández por parte  de la municipalidad madrileña sólo tiene una finalidad, intencionada y palpable; ni más ni menos, la de la provocación al contrario, el querer enmendar plana a su gusto y medida por esta derecha carca y desnortada con un peso político más volátil que la gaseosa con sifón. Error de bulto, sin duda.
Y la izquierda con aire de progresía, vientos nuevos y consignas como mantras se ha cabreado, con razón.

Hora es de recordar  que si la derecha arranca los versos de Hernández, la izquierda tiene muchos versos sueltos relativos al poeta de Orihuela, el mejor de su generación, sacándole -como en el tango de Gardel- una cabeza y más a Alberti, el amigo más falso que pudo tener.

Veamos pues. Miguel Hernández ¿fue comunista, de izquierdas? No hay duda de la cuestión  pues estuvo afiliado al PC y en esas filas combatió en el frente de Madrid -cosas que otros muchos no hicieron, parapetados en su aura de "intelectuales violáceos" pero o mucho más que un comunista fanático y sectario, era un hombre del pueblo , maleable y dúctil, quizá marcado por su propia juventud, época en la que siempre vamos buscando distintos acomodos. Miguel Hernández quiso ser periodista y buscó lugar en la Escuela de Periodismo de El Debate de Ángel Herrera Oria; venia pues de un medio tranquilo y religioso y éso se iba a notar a lo largo de su corta vida.

Hernández era  comunista, hombre del pueblo que estaba al lado de los problemas sociales y quizá su poema más combativo sea "Vientos del Pueblo". Es un comunista que viene desencantado del comunismo al regresar de la URSS y haber comprobado el fracaso del sistema. Según María Zambrano :" Fue a la vuelta de su viaje grupo a la Unión Soviética cuando en Valencia en las últimas veces que le vi, aparecía vuelto hacia dentro,enmudecido"

Miguel Hernández, en sus orígenes, tuvo una formación católica y jamás desarrolló ninguna acción de proselitismo con ideología alguna. No había leído "El Capital" de Marx, al igual que otros muchos. Alberti era el poeta comunista oficial, el de los encendidos (y ramplones)  versos  al servicio del comunismo, el que señalaba en "El Mono Azul" a quienes había que sacar "de paseo", mientras Hernández estaba en la trinchera. Ese Alberti que siempre fue una promesa, aquel  que descarnadamente  definió José Bergamín a la vuelta del exilio:"Les mandamos una joven promesa y nos devuelven una puta vieja"
Más allá de la eterna envidia que Alberti siempre tuvo a Hernández por su hacer literario, se encontraba la postura del que batallaba en el frente y el que se quedaba -con otros- en la retaguardia comiendo bien y bebiendo mejor, mientras Madrid pasaba hambre, circunstancia que propició una fuerte pelea cuando Hernández les lanzó a la cara: "Aquí hay mucho hijo de puta y mucha puta" y fue contestado con un sonoro guantazo que le arreó María Teresa León. Miguel Hernández fue comunista (en ese momento y circunstancia se hallaba en ese bando), pero no era un comunista como ellos y lo sabían. Según Juan Guerrero Zamora : "La filiación de Miguel al comunismo no pasó de eso: de marchamo coyuntural propiciado por la conflagración  y en modo alguno por unas convicciones que le hubieran exigido  el soporte de lo que, en su precaria cultura autodidacta ... ni llegó a entrever : la filosofía marxista. Su fé política fue la del carbonero."

La Pasionaria, Irene Falcón y los Alberti salen de Madrid con rumbo a Alicante y dejan tirado a Miguel Hernández,  a merced del General Casado que viene deteniendo comunistas: Es más en la lista de asilados en la Embajada de Chile ni figura el nombre del poeta. Se excusaron diciendo que Miguel se negó,  pero es más cierto que le recalcaron que su nombre, bien conocido y popular  haría más mal que bien a los demás y le abandonaron a su suerte.

Años después en el libro de María Teresa León "Memoria de la Melancolía ", al parecer la melancolía le nubla la memoria y afirma que Miguel respondió que no se asilaba,  que se iba al frente a luchar. ¿Qué frente? la guerra estaba perdida y Casado venía haciendo limpieza general.
Cuando vencido el tiempo, Alberti lee aquellos poemas ante la tumba de Hernández, poemas que sonaban a falsa moneda, empieza la utilización de su nombre y fama para limpiar los capítulos negros de la izquierda. Igual hizo Franco con José Antonio.
Estos "versos sueltos", que siempre oculta la izquierda en su histórica desmemoria, deben airearse, que los caminos se limpian reconociendo los errores propios y no las vigas del ojo ajeno.
Lo que pasó con Hernández es de todos conocidos y triste su final inmerecido pero de la pena de muerte le libraron José María de Cossio y sus amigos, falangistas y franquistas.

miércoles, 12 de febrero de 2020

LA FERIA DE BADAJOZ EN 1830. CAPITULO DE LA OBRA "DE COSAS EXTREMEÑAS Y ALGO MÁS DE FRANCISCO JAVIER SANCHO GONZALEZ

Esta obra -rara y difícil de encontrar- del Maestrescula de Catedral de Badajoz, Francisco Javier Sancho y Gonzalez, compone una piedra fundamental para el estudio de la historia local de Extremadura.
Transcribo, literalmente, el capítulo La Feria de Badajoz en 1830.


LA FERIA DE BADAJOZ DE 1830

Al Señor D. Regino de Miguel

Si el movimiento es la vida, según opinaba un antiguo y achacoso boticario de mi pueblo, que era listo como él solo y buen amigo, gran vida gozaría nuestra ciudad a mediados del mes de septiembre de 1830: porque desde el Campillo al Chaparral1 y desde la Plaza de Toros a San José, no había casa que no tuviera en revolución todos sus trastos, ni mano de mujer que no moviera la escoba o el sacudidor de orillos, la caña con el pincel o el pellejo de oveja chorreando cal o tierra blanca; ni burro de aguador que, hostigado por la vara, para surtir a las beceras2 impacientes por fregar los suelos y quitar las pintas, no corriera, al son de la esquila, con los cuatro gruesos y grandes cántaros de la alfarería de la calle Concepción Alta3, llenos de agua revuelta, recogida desde los tablones colocados orilla adentro del charcón del Guadiana, que baña el lado de arriba de los estribos del puente de Palmas, correspondiendo así nuestras paisanas a la fina invitación que las hiciera el señor corregidor de la ciudad, general D. Francisco Javier de Gabriel, para que los concurrentes a nuestra feria, que principió a celebrarse el 21, 22 y 23 de septiembre del año anterior de 1829, pudieran admirar el aseo de las casas y fachadas de nuestra población; qué necesitadas estarían algunas de limpieza, cuando D. José Velasco, profesor de lengua española, francesa e italiana que vivía accidentalmente en la posada del Vino, calle de las Peñas4, 11, decía a su patrona: “Me cargan, me encocoran5 y me estomagan todos los olores que despiden los frascos de pachulí y otros mejunjes que compra usted en los comercios y droguerías de D. Lorenzo Pesini y de D. Gerónimo Orduña, de la calle de San Juan, así como el chero que esparcen, para engañar a las narices, los zahumerios6 de alhucema7 y de incienso, que no quisiera ver quemado sino en los altares; porque desengáñese usted, patrona, la mujer no debe oler más que a ropa limpia, y nuestra casa a la cal blanca y al aire puro del campo.”
Al compás del ornato y de la limpieza andaban la alegría y la animación: los labradores, contentos y satisfechos con el precio de los granos, a 40 reales la fanega de trigo, a pesar de la gran cosecha que habían recogido, gracias a las abundantes lluvias que cayeron en los últimos días de abril y primeros de mayo, por la intersección de Nuestra Señora de Bótoa, cuya imagen, después de las rogativas que a petición del Ayuntamiento se celebraron en la Catedral, fue restituida a su ermita en hombros de los labradores agradecidos y de las lavanderas; los ganaderos y comerciantes esperaban un gran tráfico, porque la feria se estableció franca de derechos reales y municipales, circunstancia que favorece la especulación y llama al concurso; los traficantes y merchanes, aunque llegara a su noticia que en la noche del 9 al 10 del mismo mes de septiembre, fue robada la Real Mensajería que hace sus viajes de esta ciudad a Madrid, en el sitio que media entre la Guía y el Confesionario, bien podían, aunque con las debidas precauciones, caminar con sus cintos de torzal8 o de cuero, repletos de centines9 y peluconas, porque el Excmo. Sr. D. José San Juan, capitán general de Extremadura, conforme a lo dispuesto por la Real Sala del Crimen, mandó a todas las Justicias que hicieran saber a los comandantes de los Voluntarios Realistas que la persecución de los ladrones y malhechores estaba al cuidado de su fidelidad y buen celo; a la gente moza como a la entrada en años y a los viejos de buen humor se le presentaba la ocasión de echar una cana al aire y de divertirse honestamente, no con batallas de flores, que no las había en abundancia, porque la Corchuela10 era un espeso matorral de coscojas11, encinas y alcornoques, y dentro de murallas sólo había algunos patios con enredaderas, rosales y azucenas, y en las ventanas y en los pocos balcones macetas de claveles y tiestos de albahaca; ni con conciertos hípicos, pues nuestros caballistas sólo de higos a brevas se divertían corriendo los gallos; ni con partidos de walon o de foot-ball, porque en los días de fiestas de guardar se jugaba a la pelota, a la barra12 o a la calva13; pero en cambio, con el superior permiso y si el tiempo no lo impedía, después de pagar 200 reales de vellón por cada corrida, para el sostenimiento de la escuela de tauromaquia, fundada en Sevilla y a petición del Conde de la Estrella, por Real orden de 28 de mayo del mismo año de 1830, prepararon la plaza de toros con sus tendidos de tablas, sobre zoquetes14 clavados en la rampa del baluarte y los palcos con maderos, tablones y esteras15, para celebrar tres magníficas corridas en las que se lidiaran 18 toros, de seis a ocho años, de la acreditada ganadería de Vázquez, por las cuadrillas de Juan García Núñez, El Quemado; Antonio Rue, El Nieves, y Antonio Montaño, siendo picadores Tomás Muñoz, Juan Pérez y El Pimiento, de Sevilla; además, todos los gremios se preparaban para realzar la feria, y, de seguro, el de zapateros ensayaba su aplaudida danza de los corcobados; el teatro se estaba adornando como para fiestas reales, con las percalinas16 de colores y los cortinones rojos, más una colgadura uniforme y vistosa, guarnecida de ondas de laurel, entrelazadas con rosas, que cubría la balaustrada de los palcos, y con candeleros de techo en techo, para avivar, con la luz de cera, el resplandor de las humeantes candilejas; por supuesto que bien merecían esos preparativos y adornos no sólo el baile que proyectaba el Ayuntamiento, gratis et amore a todas las personas de ambos sexos que se presentasen en traje serio, los hombres de frac y las señoras con vestidos y tocados de etiqueta, sino por las representaciones que se iban a dar en el coliseo; y en prueba de ello léase el programa de la función del día primero de feria:
TEATRO.- Hoy, 21 de septiembre, la compañía cómica ejecutará la divertida comedia Amor al uso o Tantos a tantos, del célebre Solís; a continuación la actriz de cantado del Teatro Real de San Carlos, de Lisboa, Josefina Tubo, cantará una cavatina17 de la ópera Temistocles y un rondó con variaciones; después un concierto de piano por el profesor D. Antonio Miró; luego se bailarán las boleras de la Marica, terminando la función con el chistoso sainete nuevo nominado El recluta por fuerza.
Y como la mayoría de los vecinos y forasteros no podían asistir al baile del teatro por no tener traje de etiqueta, el Muy Notable y Leal Ayuntamiento mandó hacer en la Plaza del Rey18 un paseo artificial con pinos, en cuyo centro elevó un espacioso tablado, para que en éste y al son de la música del regimiento de la Reina, 2º de línea, pudieran satisfacer con honestidad sus aficiones a los vals, galop, rigodones y contradanzas.
Sólo una cosa, a mi entender, desafinaba la armonía y universal concierto de la ciudad en adornos y limpieza, que el reluciente y pegajoso sol del veranillo del membrillo, por el día, y por la noche general iluminación de vasos y farolillos de colores, hacían más patente, a la vista de propios y extraños, el mal empedrado y los barrancos que había en la Plaza del Rey, o Campo19 de San Juan, centro de reunión y esparcimiento de la flor y nata de la sociedad pacense; y no es que yo me lo haya soñado, sino que lo he leído en una carta escrita por el Sr. D. Manuel Tomás Sarró, en la que dice: “Que paseándose en el Campo de San Juan una de las noches calurosas de agosto, él, D. Mariano Tiburcio de Castro, síndico personero20 del Ayuntamiento, algunos individuos de la Real Junta de Propios de la Ciudad y los Sres. De-Combes, Marqués, Cajigal y Manso (y de seguro que estarían tomando el fresco también los Sres. de Rocha, Saavedra, Tamayo, Laguna, Díaz de la Cruz y Jugo, con sus familias), se resintieron de la incomodidad que, para disfrutar de aquel desahogo, sufría la parte más escogida de la población y el sitio más céntrico de la ciudad con el peligroso piso que ofrecía, en razón de su desnivel y mal empedrado; y que estando también en la reunión el arquitecto de Madrid, D. José García Otero, que por orden del Gobierno de Su Majestad dirigía la recomposición del puente de Palmas, se presentó gustosísimo a formar el diseño de un sencillo paseo, que reuniese, al buen piso, una visualidad agradable, haciendo un sitio de recreo y cómodo, lo que hasta ahora ha sido destrucción de pies y de zapatos.” De esta carta del Sr. Sarró se deduce: que el piso del Campo de San Juan haría feo contraste con los adornos y limpieza de las fachadas, a no ser que los pinos y el espacioso tablado para el baile público taparan los hoyos y barrancos, y además, que no es de extrañar que los acreditados maestros zapateros D. Jacobo Vega y D. Antonio Toro, reunieran un capitalito para vivir con desahogo, ni que se pusieran ricos el comerciante, droguero y librero D. Lorenzo Pesini, y el droguero y sombrerero D. Alfonso Sanmartín, con la venta de emplastos para destruir la raíz de los callos que anunciaba en prospectos que repartía el cartero Luis Álvarez, juntamente con la de pañuelos de seis palmos, de tisú y de seda cruda de la India, de las gorras de cerda color de oro, de los sombreros de esterilla de paja redonda de Italia y de las comedias, a cuatro reales, Contigo pan y cebolla y A la zorra candilazo.
Los particulares también preparaban en sus casas brillantes fiestas de convite, y se esperaba con impaciencia el gran concierto vocal e instrumental, recreo peregrino y único en su clase hasta el día en la ciudad, con el que iba a obsequiar a sus amigos, en su morada suntuosa del Campo de San Juan, el Sr. D. Gerónimo Patrón. Con este motivo, el sacerdote de París Mr…..21 (no he podido averiguar su nombre), que se estableció en la Plazuela de la Soledad, número 11, y que vestía con sujeción a los últimos figurines, no daba a vado a los encargos de los redingotes22 con la delantera bien cruzada y abotonada, las faldillas también cruzadas en su extremidad, a distancia igual de alto a bajo, y los bolsillos colocados en lo alto de las caderas, cerrados con dos botones; ni a los fraques23 de terciopelo verde, con ancho cuello; ni a los ajustados chalecos de seda laboreada de color azul o de violeta obscuro; ni a los pantalones estrechos de cachemir, color de carmelita o avellana.
Lo mismo le pasaba al maestro peluquero del teatro, José Antonio Zúñiga; al pobre hombre no le dejaban descansar, y con el bocado en la boca andaba de casa en casa, dando lecciones de peinado de última moda, que consistía: en hacer caer sobre la frente una trencilla de pelo de veinte hebras, alrededor de la cual giraba una sarta de perlas formando corona, o dividiendo el cabello, en la parte superior de la cabeza, en tres capullos reunidos, grandes mechones sobre las sienes, una guirnalda inclinada hacia la izquierda y un rizo sobre la frente. Pues ¿y el trajín que traían las señoras y señoritas con las modistas costureras? Ya hacían, para los sombreros o prendidos, ramos de flores de la vainilla, que presentaban corolas de cinco pétalos, de un encarnado vivísimo; ya se probaban el vestido de raso o terciopelo, color siempreviva o verde esmeralda, descuellado y abierto, de manera honesta, para que se viera el jubón de gro24 blanco, de Nápoles, de mangas muy anchas en la parte superior y tan caídas sobre los codos que parecían como separadas de la manga ajustada del antebrazo, con faldas de pliegues que, empezando en la parte inferior de las caderas, bajaban hasta rozar ligeramente los zoclos25 de suela de corcho, forrada de fino cuero, y cubierta de terciopelo blanco, sujeto al pie con cintas azules de felpilla, las que, por medio de resortes elásticos se cerraban con broches de acero bronceado.
Todo Badajoz era, pues, movimiento y vida; y la alegría era tan grande como sentían el salchichero Juan Lobato y otros vecinos de las calles de la Rebolla26 y del Polvillo27, cuando, en tropel, subieron a la Plaza Alta para cobrar en la administración de las Reales Loterías los 400 pesos fuertes que les habían tocado en el número 3.785 del sorteo celebrado en Madrid el 4 del mismo mes de septiembre; y, para no cansar, hasta el público, anheloso, esperaba aumentar y continuar los festejos de la feria con fiestas reales, así que el estampido del cañón y el repiqueteo de las campanas anunciaron el feliz natalicio del heredero del deseado Fernando, que no se haría esperar, de no marrar la cuenta, puesto que en el mes de mayo se habían celebrado en la Catedral, presididas por el Sr. Obispo D. Mateo Delgado y Moreno, ilustre y virtuosos de Oliva de Jerez, solemnes rogativas por haber entrado en el quinto mes de su embarazo la bella Napolitana. Y Dios me perdone mi mal pensamiento; pero presumo que los gitanos y taberneros eran los únicos que andaban moquicaídos o si ponían caras de pascua, por el qué dirán, por dentro andaría la procesión; porque los voluntarios realistas eran los encargados de vigilar a los primeros, para evitar con sus chalanerías28, fraudes y engaños; y a los segundos porque se les mandó por el señor corregidor que cerrasen sus establecimientos al toque de la retreta, bajo la multa de 20 ducados o un mes de cárcel al que no los pagase, y el general De Gabriel no era hombre que pasaba por movimiento mal hecho ni hacía la vista gorda.
Como faltaban tres días para dar principio a la feria, el Muy Noble y Muy Leal Ayuntamiento publicó un bando en el que se ordenaba y mandaba:
1º. Las tiendas y puestos de todos los efectos de comercio se colocarán, desde la esquina del Rastro hasta la de San Atón, incluso la Plaza del Rey.
2º. Los puestos de dulces, licores, cantinas, frutas verdes y secas, buñuelos y demás de masa y sartén y pastas, ocupasen desde San Atón hasta las casas que dan frente al Cuartel de la Bomba29, por uno y otro lado.
3º. No se hará novedad en la Plaza Alta, pues que deben continuar en la misma forma, como hasta aquí, el despacho y venta de los comestibles, para el surtido de los vecinos y forasteros y con abundancia proporcionada a la concurrencia de estos.
4º. El ganado vacuno ocupará desde la Picuriña hasta el Campo de San Roque inclusive.
5º. El caballar, mular y asnal se colocará en la suerte de Tinajero y la parte de San Roque que no ocupe el vacuno.
6º. El de cerda, desde el puente de Rivilla hasta el Guadiana.
7º. El lanar y cabrío a la orilla del río y campo lindante.
8º. Se prohíbe que persona alguna pueda transitar con carruajes y caballerías en los días de feria desde la esquina del Rastro al Cuartel de la Bomba, bajo pena de 10 ducados y de ser responsable del daño que causen.
9º. Se prohíbe andar con máscaras ni disfraces, proferir palabras obscenas y ejecutar la menor acción deshonesta que desdiga de la moral y buenas costumbres del pueblo español, bajo la misma pena pecuniaria y la personal a que se haga acreedor con arreglo a las leyes; las penas pecuniarias se ejecutarán en el acto y el que no pueda pagarla sufrirá un mes de prisión, a la que será conducido inmediatamente.
10º. Se recuerda a los vecinos de esta ciudad y forasteros concurrentes a la feria, la observancia a las Reales órdenes y pragmáticas sobre juegos prohibidos, en la inteligencia de que los contraventores serán castigados con arreglo a las mismas sin el menor disimulo ni tolerancia.
Y para que llegue a noticias de todos y no puedan alegar ignorancia, se fija el presente en Badajoz a 17 de Septiembre de 1830. – El Gobernador corregidor, Francisco Javier de Gabriel.- El Secretario del Ilustre Ayuntamiento, José López Martínez.
Mañanita de niebla, tarde de paseo; pero como no era espesa, sino la neblina propia del Guadiana, la que envolvía a nuestra ciudad al alborear el día de San Mateo, primero de nuestra feria, la gente se echó a la calle bien temprano, unos hacia la Plaza Alta, que era un enjambre de mujeres y hombres, entre estos no pocos encapados y glotones señoritos, con los cenachos al brazo, estrujándose para ganar la delantera y escoger lo más apetitoso que hubiera en los puestos y callejones; otros marcharon a coronar los lienzos de la muralla desde el Castillo a puerta de Trinidad o el baluarte de las salvas, para presenciar la entrada de los ganados en el rodeo, el tropel de feriantes que se acercaban a la ciudad por las carreteras de Madrid y de Sevilla o la interminable hilera de carros portugueses que, aprovechando la franquicia, venían a desenganchar en la Alameda Vieja o en la espaciosa plaza, a la que da sombra la huerta y el convento de dominicos, antiguo morada del austero e insigne Fray Luis de Granada; y muchos bajaron desde luego a las cantinas colocadas desde el cuartel de la Bomba al Parque de Ingenieros, que iban desalojando los trasnochadores que habían presenciado el encierro de los toros de la corrida de aquella tarde, para matar el coquito con tragos de aguardiente y perrunillas, anisetes y ruedas de churros calentitos, recién sacados de la añeja y chirriante aceite de la bodega del Seminario de San Atón, preferida, por su buen gusto, por las buñoleras30 de los puestos colocados frente al balcón corrido de la casa de Cañadas, del taller de carpintería de Faraldo y de la barbería de Antonio Cabas, célebre, más por las navajas, por su colección de alondras, que con sus trinos y grajeos alegraban todas las mañanas hasta a los frailes del vecino convento de Franciscanos. Y mientras todo esto sucedía, multitud de forasteros, con las caballerías del diestro, cargadas de mantas y alfombras, repletas de tarros de corcho con las prevenciones, recorrían las calles, de puerta en puerta, buscando alojamiento; porque las posadas de Trinidad, del Vino, las de Caballero, de Vicente Molina y Caballo Blanco, de la calle de la Soledad, con la del Olivo31, número 21, donde paraban las Reales diligencias de Portugal, estaban atracadas de gente, y mucho más la fonda de Las Tres Naciones, Moraleja32, 49, propia de Gerónimo Burgos, a pesar de tener cuadras para 100 caballerías, corralones para coches y carros y muchos cuartos a dos reales por persona sin cama; tres reales con cama y cuatro con cama y ropas; y hasta D. Melchor Rubio, maestro de 1ª educación, tuvo que arrendar las espaciosas habitaciones que tenía preparadas en su colegio, Sal Vieja33, 3, para recibir los pupilos del 1º de Octubre; y como era día de misa, no es de extrañar que todos los templos estuvieran llenos de fieles, cumpliendo el precepto de la Iglesia, y más especialmente el de la Catedral, en la cual, la devoción y recogimiento en la misa de once, hacía más perceptible los agudos y desacordes sonidos de las gaitas y pitos, el ruido de los tamboriles, panderetas y chilrraderas34, y el rumor confuso de los feriantes, que después de admirar en la calle de San Juan, desde la hojalatería de Vicente de la Cruz, frente a los Gabrieles, hasta el comercio de D. Bernardo Cabezudo, las abigarradas muestras de género que, a manera de trofeos, prendían de lo más alto de los hastíales35 de todas las puertas, recorrían las tiendas de juguetes, muñecos y baratijas, colocados enfrente del Ayuntamiento; las tendaleras36 de loza basta de la alfarería de Bernáldez, de la fina de Sevilla, de barriles y tinajas, pucheros y cántaros de Salvatierra, que rodeaban la Catedral, desde la puerta de la Antigua hasta la esquina de San Blas; las voces de los dulceros, colocados en la calle del Obispo, a lo largo del convento de Santa Catalina, pregonando los turrones de Alicante, caramelos de limón, almendrones, avellanas y garbanzos tostados, que casi tocaban en la enfermería de San Francisco, con las banastas de higos chumbos y de rey, de las doradas uvas de cuelga de Olivenza y camuesas de San Vicente, que con los grandes rimazos37 de sandias y melones de Talavera, ocupaban la fachada de los franciscanos delcazos, formando contraste con las redes para ovejas, sogas, serones, esportones y aguaderas de esparto que seguían la acera del Seminario y del Hospital.
Empujándose y ronca salía la gente de la plaza de toros, esparciéndose por todo el Real de la feria y llenando las cantinas y las tabernas, especialmente la de Francisco Alvarado, Comedias38, 1, surtida por el almacén del Campo de San Andrés, que tenía un vino de superior calidad a cinco cuartos el cuartillo, el café del Campo de San Juan, el del teatro y el Café Nuevo de la calle de San Blas, en los cuales entre vaso y vaso de vino, agua de limón, horchatas, sorbetes de almendra y tazas de café y copas a real y medio, se comentaba, con calor, el trabajo de las cuadrillas, las cualidades de los bichos y las peripecias de la lidia, quedando todo aclarado a la mañana siguiente en un hojita impresa que a la letra dice así:
Corrida de ayer”
1º. Carmelito: Un poco blando, tomó cuatro varas de Muñoz, dándole un porrazo, y tres de Pimienta; le pusieron 12 banderillas y lo mató el Quemao, de una muy buena, que mereció los mayores aplausos.
2º. Corsario: Tomó cuatro varas de Muñoz y dos de Pimienta, a quien mató el caballo: las heridas que recibió en el chiquero no le dejaron valerse de las piernas, y por eso permaneció receloso y parado: le pusieron 14 banderillas y lo mató Montaño de una baja.
3º. Legia: De la antigua casta de la Cartuja, cobarde y parado, lo que hizo que lastimase los perros que mereció, y único objeto para que podía servir.
4º. Navarrito: Tomó cuatro varas de Muñoz y cuatro de Pimienta; fue blando y se le puso fuego; matándolo Montaño de una baja.
5º. Jaropillo: Tomó cuatro varas de Muñoz y cuatro de Pimienta, dando a cada uno un porrazo; fue muy boyante: le pusieron 16 banderillas y lo mató Nieves, de cuatro, dándole una en regla.
6º. Vinagrillo: Blando, tomó tres varas de Muñoz y dos de Pimienta, le pusieron 24 banderillas y lo mató Gaspar Díaz de una en toda regla, que mereció la aprobación del público.
Los picadores dejaron disgustado al concurso y hubiera sido de desear en ellos más arrojo, menos vara y más regla en ponerlas.”
Todavía se comentaban las estocadas del Quemao y las varas de Muñoz (y por lo leído nadie se metió con la presidencia de la plaza), cuando asomaron entre las almenas y en los ventanales de la torre de la Catedral los históricos farolitos, que aún se conservan, y poco después todos los edificios públicos, incluso los conventos y la mayor parte de los particulares, aparecían iluminados con los vasitos y farolillos a la veneciana, cuyos resplandores, unidos a los que despedían las arañas, lámparas, velones y hasta candiles de los puestos y comercios, aunque no lastimaban la vista, eran suficientes para apreciar en la calle de San Juan los primorosos bordados en oro, plata y seda, hechos y expuestos en los establecimientos de los maestros Tadeo Urraca y Manuel Velasco; la abundancia y buen orden de los diversos géneros que en todos los comercios se vendían, como por ejemplo, el de D. Félix Pablo Carrillo, que sobre las cajoneras llenas de arroz, fraijones, fideos y pastas de la fábrica de la calle Soledad, núm. 15, pimienta colorada y especias para guisar, se alzaban los estantes con libros al lado de los que contenían piezas de lienzo gallego, de terliz39 para colchones, cajas con pañuelos de seda y de Manila, al lado de los rollos de bayetas, ceñidores y sombreros portugueses; y, para no cansar, la de D. Juan Giral, que a los anteriores géneros, menos los libros, añadía las escobas de palma, los bragueros de lienzo y orillos, que hacía el maestro Francisco Agudo, de la calle del Álamo40; las fumigaciones para la curación de las úlceras y el bálsamo maravilloso de Izquierdo, para diviesos41 y quemaduras.
¿Concurrió mucho ganado al rodeo? ¿Corrió mucho el dinero? ¿Intervinieron en algunos contratos los escribanos D. Florencio Sánchez Rastrollo o D. Juan Membrillera? No lo sé; como tampoco si salió airoso el Sr. Patrón con el concierto, no si fue aplaudida la cantante de San Carlos ni si resistió el tablado el empuje de los bailadores; y como estas cosas al cabo de tantos años no se aprenden ni averiguan, ni aún yendo a Salamanca, haría aquí punto final, amigo D. Regino, si ni hubiera echado cuenta que me dejaba en el tintero: Que en una casa de la calle de Afligidos, enfrente del Santo Cristo entraban muchos hombres y mujeres con cautela y disimulo, porque el genero que en ella se expendía en aquella era contrabando, circunstancia que siempre aviva el apetito: explicaban, C por B, a D. Fermín, el origen y progreso de sus flatulencias y alifafes, y salían, tan campantes, con los bolsillos llenos de paquetes de las tomas del vomiz-purgativo y purgante de la ruá, en cantidad suficiente para arrojar, como única causa de sus enfermedades, todo el humor seroso42 corrompido, que tenían depositado en sus cuerpos, y dejarlos más limpios que una patena y tan sanos como una pera de San Vicente.







1 Posteriormente calle Menacho.
2 Clienta fija.
3 Posteriormente calle San Lorenzo.
4 Posteriormente calle Eugenio Hermoso, aunque la conocida como Posada del Vino se encontraba en la antigua C/ El Tercio.
5 Molestan.
6 Sahumeríos. Mezcla de pajuelas, pimienta, sal y azufre que usan los niños durante las matanzas, colocándola encendida en algún sitio oculto.
7 Planta y semilla que se emplea para sahumerio.
8 Cordoncillo de seda.
9 Moneda acuñada en oro en el Real Ingenio de Segovia por Felipe III y Felipe IV, tuvo un valor de cien escudos.
10 Finca situada cerca de Badajoz, junto al Guadiana, en la carretera N-432.
11 Especie de encina.
12 Especie de juego.
13 Juego que consiste en tirar, los participantes, a proporcionada distancia, piedras a la parte superior de un madero sin tocar antes en tierra.
14 Tarugo de madera.
15 En un suplemento taurino (El Enano) publicado en Madrid el 19/6/1860, aún se podía leer, en relación a una novillada celebrada en Badajoz y refiriéndose a épocas pasadas: Entonces no había aquí plaza de toros. Únicamente existía en el espacio interior de uno de los baluartes de la fortificación, un mal trazado circo de tapia y mala mampostería. Cuando se daban funciones (…) se arreglaba la pequeña parte de sombra de este local con unas toscas escalerillas de tablas, que servían de tendido; y en la parte interior del terraplén, con esteras de desecho y maderos de andamios, se preparaban unos malos cuartuchos, a los que se les daba el nombre de palcos.
16 Especie de percal, tela de algodón.
17 Pieza de canto corto.
18 Posteriormente Plaza de la Constitución, el popular Campo de San Juan.
19 Camilo José Cela escribe: “En Badajoz, las plazas se llaman campos. Llamar campos a las plazas es un bello arcaísmo portugués, que debe conservarse”. Páginas de Geografía Errabunda. 1976.
20 Procurador que se nombraba por elección en los pueblos, y principalmente en aquellos en que el oficio de procurador síndico general era perpetuo o vitalicio.
    21 Según Alberto González, suscita dudas esta frase, ya que, opina, debería tratarse de un “sastre”.
22 Especie de levitón, cierta prenda.
23 Castellanización de frac.
24 Tipo de seda sin brillo, de origen italiano, muy usado en los siglos XVIII y XIX.
25 Zueco.
26 Posteriormente calle General de Gabriel.
27 Posteriormente calle Amparo.
28 Artificio y astucia propia de chalán, persona que anda con tratos de compras y ventas y tienen habilidad para hacerlo.
29 Antiguo cuartel militar derribado en 1965 y que se hallaba donde hoy se encuentra la Biblioteca Pública Bartolomé Gallardo y el comienzo de la Avda. de Europa. Se conserva una calle con su nombre perpendicular a referida avenida.
30 Dícese de la que hace buñuelos.
31 Cuarto y quinto tramo de la antigua calle General Primo de Rivera.
32 Posteriormente calle Ramón Albarrán.
33 Posteriormente calle Arias Montano.
34 Juguete infantil de sonido estridente. En algunas localidades del sur extremeño sirve para designar a las personas que hablan excesivamente.
35 Fachadas de los edificios terminadas en el ángulo formado por las dos vertientes del tejado.
36 Descompostura y desorden de cosas tendidas por el suelo.
37 Fruto amontonado.
38 Posteriormente calle Donoso Cortés.
39 Tela fuerte.
40 Posteriormente, primer tramo de Bravo Murillo, llamada así por Pedro del Álamo.
41 Especie de tumor.
42 Perteneciente o relativo al suero.

domingo, 22 de diciembre de 2019

FÉLIX URABAYEN. EL REPUBLICANO REPRESALIADO QUE SOÑÓ EL PLAN BADAJOZ EN SU NOVELA "LA ÚLTIMA CIGÜEÑA"

Tiempo es de recordar  a todos aquellos personajes que, teniendo como marco nuestro Badajoz, el tiempo, inexorablemente, va retirando hacia los rincones del olvido.

Félix Urabayen Guindo no era extremeño. Nació en Navarra, en Ulzurrun (1883) donde su padre trabajaba como  celador de montes y es en Navarra donde Félix cursa la carrera de Magisterio, grado superior que obtiene el año 1902. 


Después de un tiempo  de recorrer distintos pueblos navarros, gana las oposiciones en 1907 . Con nuevas oposiciones, pasa a la Sección de Letras de Salamanca, recalando  en Toledo  como profesor de Pedagogía. Y es aquí, en la ciudad del mazapán y las buenas espadas, en un interín, viene a Badajoz para pasar el curso 1919-1920. Badajoz y el Guadiana conquistan su prosa y escribe su novela "La ultima cigüeña" avanzando  un bosquejo ideal de lo que sería el Guadiana y sus nuevos pueblos con una regulación adecuada. La novela se publica en 1921 y, entre otras cosas, pone a Badajoz en el panorama de las ciudades evocadas en novelas.

Urabayen era eminentemente prosista, un escritor  con el prisma siempre presente del ensayo a la hora de crear; en eso consiste su singularidad y valor. Su labor profesional es la pedagogía pero a la vez, un escritor de raza  relacionado con la élite  intelectual española de  Madrid, Toledo, Salamanca o Badajoz. En la tertulia literaria de Azaña entabla gran amistad con el futuro Presidente y con Osorio Gallardo, Bello, Marañón, , Olarra Garmendia (director de la editorial Espasa Calpe), Félix Lorenzo, Cansinos Assens, en reuniones  del Lyon d'Ors, Regina y Granja de Henar, donde coincidió con Antonio Machado, Valle Inclán...

Con la llegada de la República , se presentó por el Frente Popular  a las  elecciones  de Diputados a Cortes y Compromisarios por la jurisdicción de Toledo en 1936. Otros cargos públicos le fueron ofrecidos pero todos los rechazó.

No obstante, fue nombrado Consejero de Cultura , cargo que desempeñó hasta el inicio de la Guerra Civil.

En Toledo se había casado con  Mercedes Priede, profesora  de la Escuela Normal  y heredera de una de las familias más acomodadas de la ciudad, hija de los dueños del Hotel Castilla.Al parecer , esta circunstancia le procuró bastantes desafectos propios de  la envidia. En esta ciudad se hace novelista , tarea que continua durante el curso que estuvo en Badajoz , además de sus colaboraciones constantes en el Diario El Sol.

El 22 de Julio de 1936 se refugia en la embajada de Méjico en Madrid. Los representantes diplomáticos le ofrecen asilo en la capital mejicana y cátedras para él y su esposa. Urabayen, a pesar de la insistencia de Menéndez Pidal , Marañón y Pedro Rico, alcalde Madrid por aquellos días, rechaza el ofrecimiento. Obtiene  un nuevo destino hasta 1938 en Alicante. Regresó en 1939 y fue detenido en Atocha  y encarcelado en Conde de Toreno. En la cárcel conoció a Buero Vallejo y Miguel Hernández. Liberado por motivos de salud en 1940, este episodio fue uno más de los muchos crímenes y atropellos del bando sublevado durante una represión desmedida e injusta.. Sus tres últimos años vive en Navarra, dejando una novela "Bajo los robles navarros" publicada después de su muerte, en 1965.

En palabras de la Real Academia de la Historia, "Aunque su obra literaria nació y se desarrolló en Toledo, su afecto se repartió entre su tierra natal y la de adopción, a las que dedicó sendas trilogías y un número desigual de estampas. En tierras extremeñas, sitúa La última cigüeña (1921), con la que se anticipó treinta años al Plan Badajoz, pues expuso coherentes proyectos para industrializar el Guadiana, y en Madrid Tras de trotera, santera (1932), en donde narra los tiempos que precedieron a la República y su posterior triunfo."

Su novela "La última cigüeña" debería ser de lectura obligada, al menos en Badajoz.

lunes, 16 de septiembre de 2019

HISTORIAS PERSONALES. AQUELLA NOCHE EN EL PALMAR DE TROYA

AQUELLA NOCHE EN PALMAR DE TROYA

Allá por el año 1968 en Sevilla la moda,la novedad , eran los sucesos que desde hacía poco tiempo venían teniendo lugar en El Palmar de Troya, un municipio de La Campiña sevillana. Desde hacía algún tiempo se contaba que unas niñas al regresar del colegio tuvieron una visión celestial que ellas mismas identificaron con la figura de la Virgen María. Poco tiempo después, las mismas niñas confesarían que esa historia se la habían inventado para justificar que a la vuelta del colegio se habían entretenido jugando. Pero la historia corrió por el municipio como la pólvora y, en poco tiempo, inundó de rumores y de sucesos mágicos la capital sevillana .

En aquellas fechas me encontraba residiendo en Sevilla, alojado en un hostal muy cerca de la Plaza Nueva en el que todos los huéspedes éramos estudiantes. El hostal estaba atendido por dos empleadas bastante crédulas en estas materias y nos tenían al día de todo lo que sucedía en el Palmar de Troya sobre todo los días 13 de cada mes, que no sé porqué se había asociado esta fecha, tan simbólica en las apariciones marianas, con los sucesos que supuestamente allí venían desarrollándose.

Debía ser por el mes de mayo, pues recuerdo que se acercaba la época de exámenes. Todos éramos estudiantes en el hostal pero de cuando en cuando, se alojaban algunos turistas de los muchos que suelen pasar por Sevilla .

En aquella ocasión, poco antes del habitual hora de la cena, llegó una pareja de franceses que venían haciendo un viaje por todas España y por supuesto habían incluido en el itinerario la la capital andaluza: Denise y Raimond, no hablaban, nada de español solamente francés y procedían del mismo París.

Se sentaron a nuestra mesa y casi al instante empecé a traducir lo que nos comentaban las dos empleadas que nos servían que por supuesto era sobre el tema del Palmar de Troya y sus apariciones que creían firmemente todo lo que alli pasaba. No tardaron los franceses en sugerir que podíamos acercarnos a comprobar aquellas maravillas milagrosas ,pues la localidad de Utrera no queda muy lejos de Sevilla. ellos viajaban utilizando un Citroën de 6 caballos y a nosotros y como por aquella época nos apuntábamos a un bombardeo, dijimos que sí; digo nosotros porque además de la pareja francesa había un compañero vasco por aquel entonces estudiante de Química y otro andaluz ,de la provincia de Málaga, que no recuerdo que estudiaba si es que lo hacía alguna vez y sin dudarlo, nos embarcamos en el viaje, rebasada ya las diez y media, en el renqueante Citroën.

Llegamos al lugar que era una finca perteneciente a la localidad del Palmar de Troya. Varios kilómetros antes de llegar al sitio de las supuestas apariciones, divinas filas de personas a ambos lados de la carretera, llevando velas encendidas y cantando la popular canción Mariana que se entona en dedicación a la Virgen de Fátima; otras rezaban el rosario en voz alta.

La oscuridad era prácticamente total, a lo lejos se divisaban algunos puntos luminosos que según pudimos apreciar a medida que nos acercábamos , eran los puntos de las apariciones milagrosas dónde se habían levantado altares, situados estratégicamente para que la multitud pudiera ir de uno a otro, como si de un viacrucis se tratara.

Las niñas primeras videntes, ya no tomaban parte en toda esta feria montada alrededor de su relato. Las velas iluminaban los altares, muy parecidos a las típicas Cruces de Mayo que durante este mes suelen adornar los patios andaluces. En algunos habían colocado estampas de la Virgen del Carmen, en otros, de la Virgen de los Dolores y creo que no faltaba ni la Esperanza de Triana. La finca se encontraba machacada de hoyos producidos por los pies de los devoto; allí estaba incluso el párroco de la localidad, dando aliento a aquella superchería pueblera. hacía pocos días que había aparecido por el lugar el vidente quedaría fama a todo este montaje, convirtiéndolo en uno de los negocios más florecientes de España, en una época de estrecheces económicas y de cambios sociales: Clemente Domínguez. Había llegado al Palmar para montar su espectacular número enseñando las llagas que había recibido, según él, del Todopoderoso Jesucristo. El altar dónde se encontraba Clemente realizando su espectacular y absurda farsa era el que más audiencia tenía daba los mensajes tópicos de todas estas apariciones marianas: el mundo está llegando a su fin, qué debemos rezar, pero introducía en su discurso que con oración y ayuda. Y no tenemos ninguna duda de que se estaba refiriendo a ayuda económica de los fieles.La gente, enfervorizada, entre rezos y sollozos, en las penumbras del campo, llegaba al éxtasis.
¿Quién era este Clemente Domínguez, el vidente Domínguez?
Clemente Domínguez había trabajado en la Compañía de Seguros San Rafael, fundada por él padre Serafín Madrid, hermano hospitalario de la Orden de San Juan de Dios, con el fin de recaudar fondos para el hospital de Sevilla. Clemente Domínguez era muy conocido en los ambientes homosexuales de Sevilla; tenía un apodo “La Voltio”. Junto a su pareja, el extremeño Manuel Alonso Corral, debió tener noticia de los sucesos de El Palmar y aquello que en principio no iba a ir a más allá y con la ayuda de un extranjero conocedor de este tipo de negocios, empezaron a hacerse con las riendas de los sucesos palmarianos.

Aquella noche nos enseñaba las manos, quitándose las vendas para que viéramos las llagas sangrantes que tenía en las palmas. En aquellos momentos, con voz toscamente impostada, nos decía hallarse en presencia de Jesucristo y nos transmitía sus absurdos mensajes. No podía comprender cómo una persona qué ha recibido las llagas divinas, el día antes podía estar, tan tranquilo tomándose un café y fumándose un puro en Via Veneto, una de las cafeterías más populares de Sevilla y después, ir al casino por aquel entonces ubicado en la calle Sierpes para hablar de toros y reir a carcajadas. Allí estaba en pleno trance divino.

Dejamos a Clemente fuimos a escuchar qué decía otro de los visionarios. Esta vez era un altar de la Virgen del Carmen flanqueado por dos velones rojos y una buena provisión de flores y un brasero dónde se quemaba incienso. El vidente de unos treinta años parecía más un sujeto qué va a la feria de su pueblo qué un contemplador de las divinidades celestiales, pues iba vestido con un traje azul camisa blanca y corbata roja como si hubiera salido de una boda. Estaba junto mi, sentado en una silla y de vez en cuando, interrumpía sus letanías y cerraba los ojos como si estuviera entrando en trance; Después continuaba con aire despistado, como si le costara mucho trabajo incorporarse a la realidad. En uno de esos descansos le pregunté que veía y me contestó en esos momentos no estaba viendo nada pero que aquella tarde había entrado en conversación con la Virgen; le pregunto de qué Virgen se trataba y me contestó qué era la Virgen del Carmen. La siguiente pregunta fue que cómo se le aparecía la Virgen con qué aspecto y me contestó que la veía igual que estaba en el cielo con una corona, un manto azul, un escapulario en la mano y en el otro brazo sosteniendo al niño, que daba bendiciones... exactamente el mismo cuadro que tenía el altar que se levantaba en aquel sitio. Tenía este vidente un cierto parecido con un torerillo aficionado que visitaba a mi padre en busca de algún articulillo o publicidad en el periódico para su presentación como novillero y que , curiosamente, se rajó al ver salir el primer toro y se fue corriendo de la plaza. Este vidente venia a hacer una faena más segura y era que había pensado que él también podría forrarse con este tinglado mariano. Mientras el vidente hablaba una ayudante le secaba el sudor. Alguien que estaba por allí, le pidió si nos podía echar una bendición de parte de la Virgen a todos los presentes; el vidente en mi opinión notó cierta sorna o cachondeo en la petición y cómo ya debía tener práctica en este tipo de asuntos, dijo que no podía hacerlo porque había allí personas que no creían, que no eran fieles y que por tanto estábamos condenados a arder en las llamas del infierno.

Nos alejamos del lugar y nos fuimos otra vez donde estaba el vidente Domínguez que en esos momentos, se encontraba de rodillas rezando ante su altar con un rosario en la mano y un escapulario colgado del cuello. Cuándo terminó la oración aquellas humanos que al parecer sangraban se apoyaron con fuerza en el reclinatorio sin sin aparente dolor ni molestia alguna. Ese fue el principio de un negocio que aún perdura, arrojando enormes beneficios.

Al día siguiente despedimos a la pareja francesa que nos había llevado a esta singular visita al Palmar de Troya. pero nosotros continuamos durante mucho tiempo contemplando al vidente Domínguez alternar y tomar copas en las principales y populares calles de Sevilla. Lo peor de todo es que hay gente que se lo cree a pesar de que los sucesos y la historia que se montó en el Palmar de Troya ha dejado por el camino a muchos desengañados. Sorprendente ver la cantidad de dinero que los andaluces inyectaban a lo que después fue la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz que, una vez que se hicieron con la titularidad del terreno de una finca que estaba ya prácticamente destrozada ,tuvieron allí su permanente reducto, provocando un cisma tan enorme como absurdo.

lunes, 2 de septiembre de 2019

EL “BUEN HISTORIADOR Y “LA ALTURA INTELECTUAL”




EL “BUEN HISTORIADOR Y “LA ALTURA INTELECTUAL”

No hace mucho tiempo, esas dos expresiones me han llegado como respuesta a dos leves apuntes míos en la red social Facebook

En el primer caso, había escrito yo un comentario, más bien una apostilla, al mantra que se viene repitiendo, machaconamente, de los 140 años de honradez del PSOE; en esta ocasión, para ser exactos, se expresaba “140 años de logros sociales en España”.Simplemente apuntaba que en ese periodo de tiempo, deberíamos descontar los años de excesos, venganzas, torturas, violaciones y asesinatos, que cometieron los socialistas durante el periodo de preguerra y guerra civil, destacando por su vileza los cometidos desde las filas del Frente Popular y las bandas de delincuentes que habían sacado de las cárceles españolas.

Ahí es donde recibo el escueto comentario “Qué buen historiador eres”. Escrito así, en una red social, la expresión puede tener varias interpretaciones, pues, como es lógico, la red no tiene ningún algoritmo que nos permita conocer si es sarcasmo, doble intención, halago o respuesta corta, en extensión o argumentos. Si es halago, inmerecido lo considero, ya que, de momento sólo he aportado dos libros de historia local (esa pequeña historia que se refugia en los rincones) de los otros nada puedo decir pues desconozco la intencionalidad de la frase.

Hora es de advertir, que el PSOE y muchos simpatizantes vienen ocultando su turbio pasado y revistiendo de carácter angélico ciertas partes de su historia. No solo el PSOE, los partidos de la derecha tambien lo han hecho durante años y éso a los “buenos historiadores”, no nos gusta. Mejor nos sentiríamos, todos los españoles, si pidiéramos perdón , como ha hecho el Presidente de Alemania a Polonia, con motivo del 80 Aniversario de la II Guerra Mundial.

Pero la Historia es la Historia y el César reclama su parte. Ni siquiera voy a referirme a los asesinatos masivos de Paracuellos del Jarama y otros casos más conocidos, organizados desde la Dirección General de Orden Público , comandados por Santiago Carrillo y su lugarteniente Serrano Poncela. No, prefiero recordar los días de sangre y odio del PSOE, con sus persecuciones a través del Frente Popular, las chekas madrileñas dependientes directamente de los socialistas y de otras en las que tuvieron participación. Y las quemas de conventos e iglesias en preguerra, o el asesinato cobarde de José Calvo Sotelo, a manos de los pistoleros de Indalecio Prieto, después de haber sido amenazado de muerte en el Congreso. Pablo Iglesias ya justificaba la violencia, cuando en su primera intervención en el Congreso, vociferó que si había triunfo conservador, era necesaria la violencia física contra el jefe de los conservadores.
Eso hicieron con Calvo Sotelo, reventándole la cabeza de un tiro y arrojando su cadáver, a las puertas de un cementerio, como si fuera un trapo. Hecho curioso es que el jefe de los asesinos, confesó el crimen al diputado extremeño Juan Simeón Vidarte que, después de unos minutos de estupor, en vez de denunciarlo, le aconsejó que se escondiera hasta que el asunto se enfriara. Era el capitán de la Guardia Civil, Fernando Condé, que fue a buscar refugio a casa de Margarita Nelken. Fue amnistiado y poco tiempo después murió en acción de guerra.

Las chekas de Madrid ( en otras provincias también las hubo ) eran cárceles privadas del pueblo donde se llevaba a los secuestrados para ejercer sobre ellos la tortura, las violación , el robo y el asesinato, después – en ciertos casos-de un juicio ridículo y sin garantías, por parte tribunales populares.

EL PSOE tuvo 35 chekas en Madrid, gobernadas por milicianos frente populistas y bandidos de todas clases, perpetrando desmanes y robos. Agapito García Atadell, ladrón y delincuente en varias áreas, tenía dos a su cargo, además de la temida “Brigada del Amanecer”, dedicada a “paseos” y robos.

Todo ésto está en la Historia, no se puede tapar. Y lo peor de todos es que eran matanzas organizadas no sólo para eliminar adversarios políticos, otros de sus objetivos eran el robo, el expolio y la venganza. No se trataba de “ grupos incontrolados”, como se viene repitiendo, era un genocidio organizado desde las altas instancias, utilizando las listas del censo electoral (para comprobar la significación política) y las listas robadas a asociaciones religiosas y fusilar a sus integrantes, en una persecución orquestada contra el clero y sus feligreses. En los registros arbitrarios que efectuaban, tener un rosario o una estampa, era sentencia de muerte y el consabido robo y allanamiento del hogar.

Ése es el periodo que hay que descontar porque, afortunadamente , es tiempo pasado y los partidos, tuvieron que renacer en la paz y convivencia que los españoles les brindamos en la Transición.

De otra parte, otro comentario, en la misma red social, expresaba que con un comentario sobre Rafael Alberti, demostraba mi “altura intelectual”
En dicho comentario opinaba que Rafael Alberti no me parecía buen poeta ni persona digna de confianza, basando esta afirmación en su relación con Miguel Hernandez, mejor poeta, más honrado y solidario, a quien Alberti “olvidó” incluir en el listado de refugiados en Chile y no facilitó su embarque en el aeropuerto de Monovar en un avión Dragon, francés, que en principio tenia destino la ciudad de Orán.

La enemistad entre Alberti y Hernández venía de lejos, cuando el suceso del Palacio de los Heredia, en Madrid. Miguel Hernandez, después de batallar en trincheras, se acercaba al Palacio de los Heredia , donde tenían lugar las reuniones del “neoseñoritismo del Mono AzuL”, donde se tomaban esperpénticas decisiones, se comía y se trasegaba de lo mejor, mientras Madrid se moría de hambre. Allí se presentó Miguel Hernández, sudado del frente y al ver los restos de la comilona escribió en una pizarra que había en la sala: “Aquí hay mucho hijo de puta y mucha puta”; dado que la única mujer que estaba presente era María Teresa León, ésta le dio a Hernández un puñetazo con tal fuerza que le arrancó un diente. Y Alberti y otros le dejaron abandonado a su suerte en Monovar, volando hacia Orán, en compañía de La Pasionaria.

Otro de los hechos que perfilan al personaje es su artículo periodístico titulado “A paseo” donde señala a intelectuales, poniéndoles una diana en la espalda, asesinados en Paracuellos, entre ellos, “su amigo “ Muñoz Seca. No movió un dedo para salvarlo.

La Historia tiene su lugar y ese lugar nunca es el olvido.

jueves, 23 de mayo de 2019

HISTORIA DE UNA VOZ. APROXIMACIÓN A LA VIDA Y OBRA DEL TENOR DE DON BENITO MANUEL PAREDES LOZANO



En breve saldrá de imprenta mi nuevo trabajo "Historia de una voz"Aproximación a la vida y obra del tenor de Don Benito Manuel Paredes Lozano", editado por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento  de Don Benito y la colaboración de la Revista de Historia  Antigua de la comarca.

Creo que la obra contribuye a la historia local de Extremadura rescantando del olvido una figura de la lírica española, sumida en circunstancias que condicionaron su vida artística y personal.

El tenor Paredes vivió sus grandes triunfos en la Italia de los años 20 del pasado siglo y las necesidades y penurias de una España de postguerra, después de un doloroso exilio,  con Extremaduray su pueblo siempre  presentes, dedicándole sus más sentidas composiciones.


jueves, 3 de enero de 2019

LOS TRENES DE LOS DESEOS (EN EXTREMADURA)

LOS TRENES DE LOS DESEOS
(EN EXTREMADURA)

... Los trenes de los deseos van al contrario de la realidad”. Al menos así cantaba Adriano Celentano en la canción “Azzurro”. Eso es lo que pasa actualmente en Extremadura: las aspiraciones de una buena comunicación ferroviaria y las intenciones políticas van por otro lado. El resultado a la vista está: somos ,momentáneamente, la novedad de los medios y carbón encendido de  redes sociales; todo ello por noticias de vergüenza, donde quedamos retratados como una Comunidad Autónoma de cuarta división, con entrada de gallinero en el concurso de presupuestos e inversiones. Es evidente que , en ciertos ambientes políticos, se piensa y se desea una Extremadura remanso y paraíso, relax y recreo de políticos, urbanitas con poderío y demás farándula petarda. En gran medida, esa reserva verde , ese edén del suroeste , no casa bien con la industrialización, la inversión , los grandes proyectos y, como el extremeño es poco dado a la protesta y el bochinche, la región va hacia atrás a buen ritmo; cualquier día nos encontramos en el cine con el NODO en blanco y negro.

Desciendo, por parte de madre, de ferroviarios de varias generaciones y he pasado cierto tiempo en el campo de Extremadura, al lado de estaciones que ya no existen; he conocido las casillas de vías y obras, el trabajo en las oficinas de factores y jefes, el tren integrado en el paisaje de Extremadura. Ese tren hoy se ha quedado antiguo pero en su momento, mantenía a nuestra región fielmente conectada al resto de España. Uno de los nudos ferroviarios más importantes era el de Mérida, creado principalmente para sacar la gran producción del Matadero Industrial. Teníamos algunos pellizcos de lujo ferroviario como el automotor , los trenes Ter, Taf... que sustituyeron a las clásicas máquinas de vapor, modelo Compound, alimentadas con brisquetas de carbón, almacenadas en el tendel. Eran lentos comparados con los que hoy circulan en otras regiones.

Todos hemos tenido algo de culpa al consentir que se desmantelara la red ferroviaria- sobre todo durante el largo reinado del gobierno socialista- porque parece que cuando se trata de defender los intereses de los extremeños ante las instancias nacionales, nuestros políticos se meten la lengua en el orto, no vaya a ser que vuele alguna colleja politica que les mande al destierro como al Cid Campeador, que al menos tuvo Babiecas para ir “al destierro con doce de los suyos”. No caerá esa breva de ninguna higuera, que por ahora lo que hay por aquí, son acomodaticios blandengues y llevan  mucho tiempo “sonriendo a los de arriba que son machos y son muchos”.

Asi, el problema del tren en Extremadura es algo que exige verter dignidad por muchas razones. Y si el Presidente de la Junta no se desplaza a Madrid “con la escopeta cargá”, como en el pasodoble “Juan Salvador”, habrá demostrado altura política cero y si a éso le sumamos las maniobras de distracción y chinchines como organizar una manifa en Cáceres, evitando ruido en la capital para no molestar al Jefe “durmiendo entre los trigales verdes”, apaga la luz, Mariluz; bueno la luz se apagó en el tren en el otro día, cuando RENFE se cubrió de gloria y bochorno, como Cagancho en Murcia. Eso sí, a destiempo, mandó a un ejecutivo estirado, más triste que un quinqué de petroleo, a balbucir excusas peregrinas, que eran una bufonada de libro.

Extremadura no debe consentir este dislate. Tiene herramientas para ello, ya sugeridas en varios escritos que por ahí circulan. Todos los políticos que componen el arco parlamentario de Extremadura, tienen que comunicar al Presidente del Gobierno la retirada de voto, que se ha acabado lo que se daba y que era poca cosa, promesa llevada  a efecto si el gobierno no aprueba en serio y con prioridad absoluta, las inversiones y todo lo necesario para empezar a solucionar este gravísimo problema , firmado con tinta de la buena y no con “extracto de cachondina”, que es lo que han venido haciendo unos y tragando otros.

El tren en Extremadura ni siquiera traquetea como en el poema de Chamizo, es un zombie descacharrado, peor que la diligencia que saliendo de Badajoz llegaba a Madrid a los tres días; digo peor, porque en aquellos tiempos, era el lujo de los caminos, con parada y fonda.

Hay que afilar papeletas para que en las próximas urnas, si no cumplen, los mandemos a escardar cebollinos o a organizar manifestaciones “con doce o más de los suyos” a las sierras de Carija, donde sobra  espacio.
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