El nivel de riesgo de pago al que se enfrenta depende de varios factores, como el método de pago, el canal de pago, la moneda de pago, el momento del pago, el monto del pago, la ubicación del pago y las partes del pago. Por ejemplo, algunos métodos de pago, como transferencias bancarias, cheques o efectivo, pueden tener mayores riesgos de crédito o fraude que otros, como tarjetas de crédito, tarjetas de débito o billeteras digitales. Algunos canales de pago, como las plataformas en línea, las aplicaciones móviles o las redes peer-to-peer, pueden tener mayores riesgos operativos o de fraude que otros, como sucursales bancarias, cajeros automáticos o terminales de punto de venta. Algunas monedas de pago, como las volátiles o inestables, pueden tener mayores riesgos de liquidez o tipo de cambio que otras, como las estables o ampliamente aceptadas. Algunos tiempos de pago, como los retrasados o diferidos, pueden tener mayores riesgos de crédito o liquidez que otros, como los inmediatos o en tiempo real. Algunos montos de pago, como los grandes o irregulares, pueden tener mayores riesgos de crédito o fraude que otros, como los pequeños o regulares. Algunos lugares de pago, como los transfronterizos o de alto riesgo, pueden tener mayores riesgos regulatorios o de cumplimiento que otros, como los nacionales o de bajo riesgo. Algunas partes de pago, como las desconocidas o no verificadas, pueden tener mayores riesgos de crédito o fraude que otras, como las conocidas o verificadas.