La bioimpresión de carne de origen vegetal es un proceso complejo y multidisciplinar que requiere la colaboración de expertos en biotecnología, ciencia de los alimentos, ingeniería y diseño. Para comenzar, debe seleccionar y extraer células vegetales con las características deseadas, como alto contenido de proteínas, textura y color. Estas células pueden provenir de frutas, verduras, semillas, frutos secos o algas. A continuación, debe formular una biotinta que contenga las células vegetales y otros ingredientes como agua, hidrogeles, aditivos y nutrientes. Esta biotinta debe tener la viscosidad, estabilidad y biocompatibilidad adecuadas para la impresión y la viabilidad celular. A continuación, se debe diseñar e imprimir el producto cárnico utilizando una bioimpresora que pueda depositar la biotinta capa a capa siguiendo un modelo digital. La bioimpresora debe ser capaz de controlar la temperatura, la presión, la velocidad de impresión, la resolución y la precisión de la estructura impresa. Después de eso, debe madurar y acondicionar el producto cárnico impreso en un biorreactor o incubadora que pueda proporcionar las condiciones óptimas para el crecimiento celular. Este biorreactor o incubadora debe ser capaz de regular la temperatura, la humedad, los niveles de oxígeno, los niveles de dióxido de carbono, los niveles de pH y el suministro de nutrientes del tejido impreso. Por último, se debe cosechar y procesar el producto cárnico impreso para su consumo retirando cualquier andamio o sustrato, así como cortando, dando forma, envasando y etiquetando el producto. El producto terminado debe cumplir con los estándares regulatorios y de consumo para la seguridad alimentaria, la calidad y la aceptabilidad.