Publicación de Andreu Castelló Lasauca

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Associate Professor in ESADE Business School. Chief Operating Officer (COO) in Genera AI.

Escucho hablar a directivos acerca de la inteligencia artificial (IA). La describen como la revolución que lo transformará todo. Pero, ¿realmente se comprende el alcance de estas afirmaciones? Aunque existen iniciativas en marcha muy avanzadas y proyectos piloto para optimizar la atención al cliente o la gestión comercial, la verdad es que la IA sigue siendo vista como algo experimental, casi como una curiosidad tecnológica. La realidad es que muchas organizaciones evitan involucrarse seriamente con la IA. Pocas están dispuestas a realizar inversiones significativas, pues todavía se percibe como una apuesta arriesgada. Mientras tanto, el ruido en torno a la IA no cesa. El marketing está en su punto más alto, y muchos afirman estar a la vanguardia. Pero ¿cuánto de esto se traduce en acciones concretas? La IA está planteando una idea que muchos líderes temen: la necesidad de adoptar una mentalidad de principiante. Esto implica cuestionar lo establecido, explorar nuevas perspectivas y aceptar que no se tienen todas las respuestas. Han olvidado la importancia de hacerse preguntas, de aprender y de permitirse dudar. En un entorno tan dinámico como el actual, esta actitud es fundamental. La IA no necesita expertos infalibles; necesita líderes humanos, curiosos y dispuestos a innovar. En mi opinión, el mayor desafío no es la IA, sino las propias barreras internas, como el creer que ya lo sabes todo; el subestimar los cambios, o evitar el esfuerzo de aprender. Es necesario recuperar una actitud de curiosidad para desbloquear el potencial de la IA. Esto implica abrirse a nuevas ideas, cuestionar procesos y adoptar un enfoque flexible y experimental. Estamos al frente de un paradigma que redefine cómo liderar y gestionar y la IA no es una herramienta trivial, sinó una palanca de transformación que requiere un cambio profundo en la mentalidad del liderazgo.    ¿Estamos preparados para liderar en esta nueva era? ¿Evaluamos múltiples opciones antes de tomar una decisión? ¿Aceptamos que no tenemos todas las respuestas? ¿Reconocemos y valoramos el conocimiento de otros, incluso si saben más que nosotros? Si algunas de las respuestas son negativas, el problema no es la IA, sino nuestra propia resistencia al cambio. Las consecuencias de no adaptarse pueden ser elevadas. El mismo miedo en los empleados, un 25% teme que sus trabajos sean reemplazados por tecnología. La IA no esperará a que superemos nuestros miedos. Si no lideramos el cambio, alguien más lo hará. Necesitamos un liderazgo humilde y con un propósito claro. Esto implica preguntarnos antes de imponer, escuchar antes de decidir, empatizar antes de automatizar. La gran paradoja es que cuanto más poderosa se vuelve la IA, más esencial es recordar lo que significa ser humano. Liderar en la era de la IA no consiste en tener todas las respuestas, sino en formular las preguntas correctas. El futuro pertenece a quienes se atreven a aprender y a evolucionar. ¿Cómo estáis liderando este cambio?

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