Hoy en día, en la medicina estética, es común que los pacientes lleguen a la consulta con ideas preconcebidas sobre los tratamientos que desean realizar, influenciados muchas veces por tendencias o por lo que han visto en redes sociales. Este comportamiento es muy similar al del vídeo (escoger una dentadura así, al tun tun).
Sin embargo, y como lógicamente este vídeo llama la atención porque asumimos que en odontología, el profesional evalúa y decide qué prótesis es la más adecuada según la anatomía y las necesidades del paciente, en la medicina estética es fundamental que el médico sea quien asesore y decida qué tratamientos son los más apropiados para cada persona.
Cada rostro es único, con su propia estructura y características que deben ser respetadas. El trabajo del médico no es simplemente ejecutar un deseo, sino analizar, diagnosticar y proponer las soluciones que realmente potencien la belleza individual, sin transformaciones drásticas ni artificiales. En este sentido, el verdadero lujo en la medicina estética es la belleza silenciosa, esa que resalta nuestros rasgos sin necesidad de gritar. Esa basada en la personalización y el respeto por la anatomía, buscando siempre resultados naturales y armónicos que acompañen el proceso de envejecimiento.
Y como profesionales, como conseguimos eso? Con una formación adecuada constante y continua y rodeados de los laboratorios cuya misión, valor y valores se encuentren alineados con un futuro respaldado por la ciencia en pro de la seguridad, salud y belleza de nuestros pacientes.
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