Publicación de Aníbal Rodríguez

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Gestor cultural, Marketing digital cultural, artista digital. Armonicista.

Contacté a una fundación cultural, por recomendación de un amigo. En el primer contacto de presentación vía whatsapp fue todo bien. Conociendo el nombre de la organización, busqué en Internet todo tipo de información posible. Esa información la crucé con las necesidades de esa organización. Saqué mis primeras conclusiones y volví a contactar a su representante para compartir algunos avances, y ahorrar tiempo para ambos. Viendo que la cuestión se orientaba a la posibilidad de tener que salir yo, carpeta en mano, a llamar puertas, mi advertencia fue que los indicados para obtener un beneficio económico eran los responsables de la organización, a quienes se les exige "mostrar sus credenciales". Acto seguido, repasé la idea desde otro ángulo "no soy el indicado para esa tarea, pero sí para armar la estrategia". Y por si hubiera alguna duda al respecto, rematé "conseguir esponsor NO ES COMO SALIR A VENDER UN ESPACIO DE PUBLICIDAD EN UNA REVISTA. Ser esponsor es acompañar una causa que reporte imagen simbólica al aportante". Acordado todo esto, llegó la reunión, un día feriado, en una cafetería en las cercanías. Cuando me citan en una cafetería y no en la sede de la organización y ni siquiera ofrecen un café, se me encienden las alarmas. Además del sentido de cordialidad ausente, el no poder apreciar el carácter de la organización ni el rango de mis interlocutores me crea dudas. Viéndolo objetivamente éramos cuatro desconocidos en un café tramando, quizás, una estafa. No falló. Pasamos de un interrogatorio inquisidor, a momentos de hostilidad. No es la primera vez que me pasa y sé por experiencia que lo del café ausente, es un indicador importante. Podría escribir varias páginas sobre cómo fue la fallida reunión, pero para simplificarle la vida a los colegas y estudiantes que me leen, si los citan a un lugar y no les ofrecen las condiciones mínimas de atención y respeto, huyan sin mirar atrás. Sí, salga corriendo porque el dinero allí será escaso y doloroso, y usted gastó mucho tiempo en ser un profesional digno de confianza y hay muchos lugares en donde estarán felices de recibirlo. ------------- Lo positivo fue volver silbando por la famosa avenida Santa Fé aquel hit que decía: "..un día de paseo en Santa Fé, no le hace mal a nadie, ya lo sé..." Lo sabía de memoria. Por 1969 tenía 9 años y me la pasaba silbando. Cuando venía una visita a casa, era el número artístico del niño silbador. Odiaba compartir mi incipiente arte. #gestioncultural #sponsor

INDUSTRIA NACIONAL UN DIA DE PASEO EN SANTA FE Historia

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