PENSAR DEMASIADO...
¿Te has pillado alguna vez dando vueltas a cosas en tu cabeza sin que esto te ayude a resolver nada?
Vivir una vida pensante es bueno.
Es cuando nuestra mente se queda dándole vueltas a nuestros pensamientos inútilmente cuando se produce el "efecto levadura", tal como lo denomina Susan Nolen-Hoeksema en su libro que luego os referencio.
Lejos de encontrar repuestas o soluciones válidas acabamos en un callejón sin salida presas de sentimientos de victimismo ("no podré salir de ésta"), ansiedad ("esto se acaba") e incluso, depresión ("mi vida no vale nada").
El problema es que éstos pensamientos no nos conducen a ninguna solución.
Por ello desde el coaching en salud abordamos directamente este aspecto a través de dos claves:
1. Aceptándolos. Dicen que a lo que te resistes persiste. Acepta que tienes un asunto que te preocupa y está ahí.
2. Cuestionándolos. Si no cuestiono mi verdad seguiré dando vueltas a algo pero me quedaré ahí encerrado.
Aceptar que hay algo que mejorar en nuestra vida es la primera clave para poder superar las dificultades.
Yo por ejemplo no aceptaba que tenía un límite de clientes cuando comencé mi labor como Coach de salud en mis sesiones o talleres.
Los conflictos en mis relaciones, mi angustia y la necesidad de entender mi frustración me llevaron despues a cuestionar mis creencias.
Entré en un proceso de auto-descubrimiento y pude ver que había límites que estaba traspasando y, sobre todo, cuáles eran.
Pude cuestionar verdades absolutas sobre la vida, la salud y el trabajo, y atreverme a experimentar "otras verdades" para poder acompañar a los demás en su propio cambio.
Muchas veces nuestros hábitos, no solo físicos sino mentales, son el peor virus que podemos contraer.
Y el pensamiento repetitivo es uno de los grandes enemigos de la salud.
El pensamiento excesivo además crea estados de ánimo negativos que pueden distorsionar la realidad, hasta tal punto que acabas teniendo una visión desacertada de los hechos.
Cuántas veces hemos pensado que una persona nos iba a despreciar por negarnos a una invitación y luego esto no ha sucedido, y así, con muchos otros ejemplos.
Lo peor de todo esto es que puedes tomar decisiones equivocadas basándote en esos pensamientos repetitivos. Que puede que ese pobre amigo, hermana, socio continue viviendo en su ignorancia y extrañado sin entender por qué ya no le hablas.
¿Piensas demasiado? ¿Desearías liberarte de ese mal hábito?
PD: El libro que mencionaba es "Mujeres que piensan demasiado" (Ed. Paidós) Susan Nolen-Hoeksema
