Publicación de Emilio Roig

Comparto la reflexión de mi amigo Jorge Lasarte totalmente y afecta bastante a la economía de Peru por equivocadas decisiones políticas LA MALDITA RECIPROCIDAD Ghandi dijo: “Ojo por ojo, el mundo quedará ciego”. Y no le faltaba razón. La ley del talión que busca imponer la justicia retributiva en función de una reciprocidad absurda; está sustentada en un deseo de venganza absolutamente irracional. Pensar que infligir a otro un daño resarcirá de alguna manera el sufrimiento que nos ha causado, cuando procuramos causar el mismo dolor o perjuicio; es tan estúpido como pensar que la suma de dos problemas arrojará como resultado una solución. Paradójicamente, son muchas las personas que piensan de esta manera. Inclusive los líderes de las naciones que están llamados a actuar de manera racional y en beneficio de la sociedad; ceden ante sus emociones y se dejan llevar por este maldito sentimiento de reciprocidad. Ayer el gobierno mexicano anunció que los peruanos que quieran ingresar a su territorio deberán solicitar una visa para poder hacerlo. Esta medida que en nada beneficia a los ciudadanos del Perú, sólo generará sobre costos y trabas que dificultaran su ingreso al país del norte. Se trata de una evidente barrera burocrática que perjudica al turismo y al desarrollo de negocios entre peruanos y mexicanos; que poco tiene de positivo para el fortalecimiento de lazos comerciales entre México y Perú. Evidentemente, a los peruanos que buscamos promover el turismo receptivo y atraer inversiones; nunca se nos hubiera ocurrido de motu propio dictar una medida de tal naturaleza, porque entorpecería el tráfico de extranjeros que queremos que visiten nuestro país. Sin embargo, el gobierno del Perú no ha dudado en aplicar la ley del talión. Apresuradamente, la cancillería peruana decidió responderle a México con la misma vara con la que nos había golpeado, amparándose en el maldito principio de reciprocidad. Según el gobierno de Boluarte, “la reciprocidad es la regla fundamental en la relación entre Estados soberanos”; y por eso no ha dudado ni un segundo en aplicarla, aun cuando le cause a nuestro país más perjuicios que beneficios. No hay que ser un genio para descubrir que la reciprocidad es la causante de muchas de las desventuras de la humanidad; y que a veces conviene pensar un poquito antes de aventurarse a hacer lo mismo que hacen los demás sin pensar en las consecuencias. Si México quiere exigir visas a los peruanos y entorpecer el ingreso de turistas a su país, es un problema de México. Los peruanos podríamos ser más inteligentes y dejar de lado el maldito sentimiento de la reciprocidad maligna. Jorge Lazarte

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