El Liderazgo y la metáfora de la mariposa: Cómo facilitar el crecimiento de las personas
Un estudiante de biología observa cómo nueve mariposas a su cargo emergen de sus capullos de forma triunfal y comienzan a volar unos minutos después. Sin embargo, una décima mariposa permanece sin nacer. El estudiante, movido por la impaciencia, decide intervenir y cortar el capullo con un cúter para completar el conjunto y poder mostrar los resultados a su profesor.
Esa última mariposa en nacer permanece inmóvil, incapaz de volar.
El estudiante comenta su intervención, temiendo haber herido algún nervio del insecto, pero el profesor le explica que su acción bienintencionada ha privado a la mariposa de la lucha natural por liberarse del capullo, paso esencial para estimular el flujo sanguíneo hacia las alas.
Por ello, la mariposa quedará condenada a una vida sin vuelo.
Es una simple metáfora, pero su esencia nos deja una reflexión que solemos olvidar fácilmente: No podemos evitar el esfuerzo si buscamos una mejor versión de nosotros mismos.
El liderazgo efectivo va más allá de dirigir, ya que lideramos mejor cuando permitimos a otros encontrar su propio éxito.
Aun siendo complicado no cruzar la delgada línea entre ayudar y hacer el trabajo de los demás, considero que hay ciertas dinámicas clave para colaborar en el desarrollo ajeno.
⚖ Conocer a tu equipo.
🎉 Celebrar los logros individuales y colectivos.
🏹 Desafiar de forma constructiva, proponiendo objetivos alcanzables con esfuerzo.
🚫 Ser accesible, pero no invasivo. Un guía que confía en la autonomía individual.
Di con esta peculiar metáfora leyendo un antiguo libro sobre la gestión de equipos deportivos, pero saqué el tema de conversión en una sobremesa, y ardió el debate, ya que cada persona lo aplicaba a su entorno, ya fuera deportivo, personal o profesional.