Una de mis peores experiencias la tuve cuando uno de los equipos que lideré estaba desmotivado. El trabajo estaba estructurado con base en KPIs muy específicos que estaban atados a un ingreso variable. Cumpliendo la cuota cada persona podía ganar dos salarios mensualmente. Y cuando uno cumple la cuota una vez, ya no quiere volver a ganar menos que dos salarios, porque se acostumbra al variable. Por la contracción en la economía, un proyecto que no despegaba, y otros factores, empezamos a dejar de crecer, luego a disminuir en ingresos, y el equipo dejó de ganar los ingresos variables. Claro que podíamos hacer más para volver a llegar a las metas de crecimiento. Y esa sensación, junto con la disminución de ingresos, desmotivó muchísimo al equipo. Solo hasta hace poco entendí cuál fue nuestro error, viendo la conferencia de Daniel Pink sobre qué nos motiva como individuos. La solución era contraintuitiva: cambiar los KPIs y que dejaran de estar atados al crecimiento en ingresos. Cuando estamos incentivados con un objetivo específico nuestro foco se agudiza y nos ayuda a ser muy eficientes en tareas relativamente sencillas. Por ejemplo, el modelo de comisiones en ventas de un producto post product market fit. Cuando uno ya sabe quién lo quiere, por qué lo quiere, cuánto paga y cómo lo paga. Pero cuando tenemos un problema más grave, más difícil de resolver, en donde necesitamos la creatividad de todo el equipo, el incentivo funciona como un bloqueo. Nos nubla el pensamiento y nos impide ver hacia los lados, porque estamos enfocados en el KPI, en el incentivo. Esta conclusión salió luego de un experimento con el famoso Candle Problem y es uno de los principales hallazgos científicos sobre el comportamiento humano, pero también uno de los más ignorados. Si quieren ver la conferencia se las dejo en los comentarios 😁
Gracias por compartir, Francisco.
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