Publicación de Fredy Martin Giraldo Rivera

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Jefe de Proyectos y de Licitaciones en DCS GROUP

LICITACION PRIVADA Y OPACIDAD Denomino proceso licitatorio a toda actividad publicitada por cualquier medio donde se establecen condiciones de compra. Sea pública o privada deben igual que cumplir con determinados requisitos que aseguren una buena oportunidad de compra, sea en precio o calidad o ambas y, además, contengan reglas que aseguren mínimamente estas condiciones para los postores: Transparencia, Igualdad, integridad y objetividad. Todos ellos aupados en lo que denominamos buenas prácticas empresariales y Compliance. Dependiendo del grado de incumplimiento de algunas de estas condiciones decimos que hay riesgo de OPACIDAD leve, medio o grave. Sobre el sector público no pretendo detenerme ahora. Está claro que tienen regla definidas y procesos de reclamación donde la transparencia y la predictibilidad están dentro de sus principios fundamentales. Esta vez quiero hacer una llamada de atención a los procesos licitatorios del sector privado. En estos tiempos he participado en varias licitaciones publicadas por algunas ONGs y empresas privadas. Salvando algunos procesos donde las condiciones que he mencionado arriba han sido escrupulosamente cumplidas, me preocupa que gran mayoría mantengan ciertos niveles de opacidad. Uno muy grave ha sido donde las bases señalaban un plazo perentorio para la entrega de las ofertas. Resulta que, por un error del licitante, éste añadió tardíamente (2 días después) la oferta de un postor que justamente estaba 2% por debajo del postor con la oferta más baja. Está claro que dicho postor tardío es quien ganó y era más que obvio que debió haber conocido la oferta de los postores que cumplieron con el plazo perentorio de entrega de oferta. Se le pidió explicaciones al área de procura y el silencio fue total, solo atinaron a publicar el resultado. Solemos siempre presuponer que para ganar en el sector público hay que tener “algún conocido” o “alguien de comité”. Está tan arraigada esta premisa que la generalizamos, en detrimento de muchas entidades públicas que sí garantizan un proceso licitatorio limpio y honesto. Si desde el sector privado, vamos a incumplir nuestras reglas de procura que nos auto imponemos. Si no cumplimos con lo mínimo exigible para que un proceso de licitación o procura cumplan las reglas que arriba señalo, no vamos a poder relajar esa máxima que hace que las prácticas corruptas prevalezcan y que se llama “efecto demostrativo”, es decir, si otros lo hacen porqué yo no. No tengo miedo a perder una licitación, siempre y cuando lo haga en igualdad de condiciones. PD. La pintura de abajo: JUICIO DE SALOMON de José de Ribera.

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