El deporte es una actividad para el ocio y desarrollo de la infancia y la juventud, además de para aprender a relacionarse, crecer y disfrutar.
En cambio se ha convertido en el "palco" de las frustraciones de los adultos y desde donde se exige ganar por encima de cualquier otro objetivo.
Depresión, frustración, abandono deportivo, victimización, abuso y traumas juveniles son las consecuencias de la presión por parte de madres y padres que buscan en sus hijas e hijos, unos logros y objetivos que ellos no pudieron conseguir, y así llevamos muchos años donde ir a un partido de cualquier deporte infantil o juvenil, supone ver una confrontación de egos, de objetivos malogrados y sobre todo, gritos, insultos y menosprecio a la labor de árbitros, entrenadores o críticas constantes al juegos de los jóvenes, por no mencionar la frustración que inculcan en los jóvenes deportistas.
Respeto, tolerancia y ejemplo, además de acompañamiento y preocupación por sus actividades, es una de las labores que se debe de promover por parte de los adultos responsables con el fin de que los jóvenes tengan la oportunidad de descubrir y disfrutar de un elemento que está diseñado por y para ellos.
Es su deporte, no el tuyo.
Son sus logros, fracasos y éxitos, pero no los tuyos.
Al final se conseguirá que el área deportiva excluya la presencia por parte de adultos, debido al comportamiento incívico de los mismos.
Toma una decisión inteligente, acompaña, disfruta y permite su desarrollo personal,. porque es su momento.
