Publicación de Gonzalo Llosa V., PhD

La inestabilidad política imperante (reflejada en el aumento de la frecuencia de cambios presidenciales) ha generado un incremento gradual y persistente de la incertidumbre en el Perú. El efecto sobre el desarrollo económico debería ser negativo puesto que un entorno más incierto empuja a los agentes económicos a inviertir menos en el país y a buscar mejores alternativas afuera. Lo anterior plantea una encrucijada. En primer lugar, para reducir la incertidumbre se requiere una respuesta adecuada de las mismas instituciones que hoy la alimentan. En segundo lugar, el menor crecimiento económico genera desaliento y desconfianza, llevando a mucha gente a considerar opciones radicales poco efectivas e incluso contraproducentes. La factura la estamos pagando todos.

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