Quiero compartir esta reflexión, pues es un problema que ocurre con frecuencia en espacios públicos de hoteles y restaurantes.
A menudo, no capacitamos adecuadamente a los supervisores o meseros cuando huéspedes usan sus bocinas en estos espacios. Y hay entender lo siguiente:
Los hoteles tienen una ambientación en sus espacios públicos que ha sido, en la mayoría de los casos, cuidadosamente diseñada para que armonice con el lugar. En muchas ocasiones, no hay ambientación en ciertos espacios y playas a propósito, permitiendo a los huéspedes descansar y escuchar el sonido de la naturaleza y el mar. La gente va a un hotel, en la mayoría de las veces, para descansar. Descansar significa cosas diferentes para cada persona, pero un punto importante es que la libertad de un huésped termina inmediatamente cuando afecta a otro. Las bocinas personales deben estar prohibidas porque afectan a los demás huéspedes. No importa lo bajo que esté el volumen de la música, esta molesta a los demás e inevitablemente rompe con la ambientación, bajando el estándar de calidad del lugar. Si un huésped desea escuchar algo diferente, puede ser invitado a usar audífonos y guardar las bocinas.
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