La educación, piedra angular del progreso social, desempeña un papel fundamental en los derechos y oportunidades de mujeres y hombres, así como para un crecimiento económico sostenible. Sin embargo, a pesar de los importantes avances logrados en las últimas décadas, aún queda un largo camino por recorrer y una de las áreas en las que aún se observan desigualdades significativas es en la enseñanza. Aunque se ha avanzado en el acceso a la escolarización, la brecha de género persiste, sobre todo en algunas regiones emergentes. Las niñas, en particular, se enfrentan a numerosos obstáculos para acceder a la educación, como costumbres culturales, limitaciones económicas y políticas discriminatorias. En consecuencia, millones de niñas de todo el mundo siguen privadas de su derecho a aprender, lo que perpetúa ciclos de pobreza y desigualdad.