La razón detrás de 25, 40 o 45 años en la misma organización: mis reflexiones
Hoy, durante el clásico brindis por Rosh Hashaná en AMIA, se vivió un momento especial. Como cada año, la institución distinguió a empleados que colaboran desde hace 25, 40 y hasta 45 años en la institución. Esta es una tradición que no solo reconoce la trayectoria, sino también los valores, el compromiso y el sentido de pertenencia que generan ambientes laborales como este.
En una época en la que cambiar de trabajo es cada vez más común, y que la llamada «generación de cristal» no sabe de frustraciones, vale la pena reflexionar sobre las razones que llevan a una persona a permanecer tanto tiempo en el mismo lugar
1. Sentido de propósito y misión compartida:
Trabajar en una organización como AMIA, con una misión clara y un impacto directo en la comunidad, otorga un sentido de propósito que va más allá de un empleo. Saber que tu trabajo contribuye a una causa mayor puede ser una fuente poderosa de satisfacción personal.
2. Comunidad y pertenencia:
Formar parte de un equipo donde se valoran las relaciones humanas y el sentido de comunidad fortalece el vínculo con la institución. El hecho de que muchos empleados de AMIA se hayan mantenido durante décadas, incluso tras eventos tan traumáticos como el atentado de 1994, el cual todos los reconocidos en el brindos lo vivieron en carne propia, es un testimonio del apoyo mutuo y la resiliencia de este grupo.
3. Oportunidades de crecimiento y desarrollo:
La posibilidad de crecer dentro de una misma organización, tanto a nivel profesional como personal, es un factor clave. Muchos de los empleados que hoy fueron reconocidos evolucionaron dentro de AMIA, tomando nuevos roles, desarrollando nuevas habilidades y asumiendo mayores responsabilidades a lo largo de los años.
4. Valores compartidos:
Cuando los valores personales coinciden con los de la organización, el trabajo deja de ser simplemente un medio de vida y se convierte en una expresión de lo que uno cree y defiende. Este alineamiento hace que el compromiso sea profundo y duradero.
5. Resiliencia y sentido de justicia:
Para quienes vivieron el atentado de 1994, seguir trabajando en AMIA no es solo una cuestión laboral, sino también una declaración de resiliencia y justicia. Es un recordatorio constante de la importancia de seguir adelante, de construir un futuro sobre los escombros del dolor y la adversidad.
Hoy, en AMIA, se celebraron no solo los años de servicio, sino el compromiso, la fortaleza y el sentido de pertenencia de cada uno de esos empleados. Un recordatorio de que, cuando una organización ofrece más que un simple puesto de trabajo, puede transformar la vida de las personas para siempre.
Que este Rosh Hashaná nos inspire a seguir construyendo espacios donde podamos dejar nuestra huella y donde nuestra labor sea parte de algo más grande.
Felicitaciones Sebastián Fridman, Myriam Szerman y todos los que tuvieron hoy su merecido homenaje.
