Publicación de Juan Manuel Haayen

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Tourism and Hospitality Professional | Guest Ambassador | Turning Unique Interactions Into Everlasting Memories

En estas últimas vacaciones del año, además de subir unas 20 libras y dormir 14 horas la mayoría de los días, redescubrí cómo algo simple puede transformarse en una experiencia. Las redes sociales han cambiado las reglas del juego en todas las industrias, pero especialmente en la hospitalidad. Cada experiencia que creamos ya no solo tiene que ser buena; también debe ser “instagrameable”, es decir, capaz de conectar visualmente y emocionalmente con las personas. Hoy en día, no vendemos solo productos, servicios, habitaciones o bebidas. Vendemos expectativas de experiencias: promesas de momentos futuros que tus clientes quieran compartir y recordar. Los sitios que visité durante estas vacaciones los elegí porque los veía constantemente en Instagram, y su mensaje me invitaba a vivir esa experiencia,digamos por un simple “a ver que tal”. ¿Qué hace que algo sea “instagrameable”? A veces es un detalle sencillo, como ese avión de papel que acompaña este cóctel y cuenta una historia o le da personalidad, o una iluminación que prácticamente pide ser fotografiada. Esto no solo aportan estética; también crean conexiones emocionales, generan una sensación de pertenencia, estatus etc. en resumen emociones. La hospitalidad ya no se trata solo de vender una habitación o de brindar un buen servicio. Se trata de crear momentos que las personas quieran compartir y recordar. ¿Qué detalles pequeños has notado que han hecho la diferencia ?

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