Ayer domingo, después de una muy dura semana de trabajo, me fui a ver el concurso de Castells que se celebró en Tarragona. Todos sabéis lo que son los castells: torres humanas que se alzan con el esfuerzo de muchas muchas personas; pero lo que a lo mejor no sabéis es la locura que se desata en esta ciudad cada dos años con el concurso en cuestión.
Intentaré no alargarme mucho, pero tenía ganas de compartir esta reflexión: los Castells, son el ejemplo perfecto del trabajo en equipo, donde tooooodo el mundo es igual de importante, pero sobre todo necesario: desde la piña, que es como se llama a la base que sustenta al castillo, compuesta por hombre fuertes y grandes, pero también por mujeres y otros hombres más menudos que se entremeten entre los cuerpos para que no haya huecos, hasta la anxaneta, que es un niño o niña de unos 5 años, el más pequeño de todos, que tienes que trepar hasta lo algo del castillo y solo si sube su manita arriba del todo, es castillo es válido, pero ojo, que luego hay que bajar.
Si se consigue "descargar", es decir, subir, levantar la mano y bajar sin caerse nadie, obtienes la máxima puntuación, pero si no lo consigues, y cae, obtienes menos puntos.
Aun así, veías como había "collas" (como se llaman los integrantes de cada grupo), que preferían intentarlo aun sabiendo la dificultad y el peligro de la gesta, y otras que iban a lo seguro sin arriesgar. Todo es válido.
En resumen: el trabajo en equipo es darte cuenta que todos los elementos de tu organización son necesarios, nadie es más que nadie. Todos sufren, todos ayudan, todos buscan un objetivo común. Y todo esto no funciona si no hay un líder que dirija, que coordine, que los mueva al unísono y les transmita la importancia del éxito común. Saber elegir cuando hay que arriesgar y cuando ser conservador, pero sobro todo saber que lo más importante es proteger a los tuyos, porque son los que conseguirán el triunfo colectivo.
Si nunca habéis visto Castells, os lo recomiendo mucho, pero sobre todo, para que veáis como el buen trabajo en equipo es capaz de conseguir emocionar, triunfar, y nunca mejor dicho, tocar el cielo con la punta de los dedos cuando se hace bien.