El consumo de vino lleva décadas en declive en sus mercados tradicionales de Europa continental, y durante muchos años ese descenso del volumen se vio compensado por el crecimiento en mercados como Reino Unido, EE.UU., el norte de Europa y mercados APAC (Asia-Pacífico) como Japón, China y Australia. Sin embargo, en los últimos 10 años, estos antiguos mercados en crecimiento han empezado a registrar descensos de volumen. En el caso del Reino Unido, el consumo per cápita de vino alcanzó su máximo en 2009 y ha ido en declive desde entonces, salvo un pequeño impulso temporal durante la COVID. Por adulto, en Reino Unido se bebe ahora un 14% menos de vino que en 2000. En mercados como el estadounidense, el consumo per cápita alcanzó su punto máximo en 2017 y ha experimentado algunos descensos bruscos desde entonces, aunque todavía se mantiene por encima de los niveles de consumo per cápita observados por IWSR en 2000. En el caso de Australia, el pico se alcanzó en 2012, y su trayectoria de consumo per cápita ha reflejado la del Reino Unido, aunque a diferencia de este país no experimentó un impulso durante la era COVID. Su consumo per cápita es ahora un 11% inferior al de 2000. En nuestro país, la tendencia también se registra. De hecho, el consumo interno cayó 4,6% en el primer semestre del 2024, según datos de la Coordinación de Promoción y Asuntos Técnicos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Las razones del desplome Esta dinámica de caída de la demanda no coincide necesariamente con un descenso de la población mundial de consumidores de vino. El número de consumidores de vino ha crecido en mercados importantes como Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Corea del Sur. Sin embargo, la caída de la demanda está correlacionada en gran medida con cambios en las pautas de consumo, como la frecuencia y la intensidad del consumo. Según IWSR hay cuatro factores principales que explican el descenso estructural del volumen de vino y que se detallan a continuación. El primero es el cambio en el estilo de vida. Los consumidores están cada vez más interesados en la moderación como una opción de estilo de vida saludable y de bienestar, y también hay una mayor tendencia a socializar sin alcohol. Un tercio de los consumidores de vino que moderan activamente su consumo de alcohol lo hacen dejando de beber alcohol en determinadas ocasiones. Alrededor del 20% opta por alternativas sin alcohol o con bajo contenido en alcohol. Este cambio de actitud se ha visto impulsado en parte por las redes sociales, que han puesto de relieve el movimiento de los «sobrios curiosos», haciendo que sea socialmente aceptable cambiar los patrones de consumo más allá del «enero seco» o el «octubre sobrio» para replantearse el consumo de alcohol en general. El segundo aspecto es la mayor competencia de otras categorías. Los datos de consumo de IWSR Bevtrac muestran que, en muchos mercados, los millennials -y, cada vez más, también los consumidores de la Generación z.
Publicación de Luis Alberto Martínez-Verdugo
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Bebemos menos vino. Según datos de la International Organization of Wine and Vine (OIV por sus siglas en francés), en 2023 el consumo global de vino fue de 221 millones de hectolitros. Eso representa una caída notable con respecto a 2017, cuando ese consumo llegó a los 247 millones de hectolitros en todo el mundo. Caída notable. Como indican en Axios, eso supone que se vendieron 3.500 millones menos de botellas de vino en todo el mundo. La caída, como puede verse en el gráfico de OIV, ha provocado que el consumo esté por debajo de niveles de hace casi 25 años. Esa caída global no se refleja en España, donde el consumo parece haberse recuperado según el Observatorio español del Mercado del vino (OeMv). En julio de 2024 había un crecimiento acumulado del 2,2% del consumo, una cifra modesta pero que desde luego compensa ligeramente la tendencia global. El consumo español se mantiene más o menos estable: en 2020 fue de 10,3 millones de hectolitros, y en 2024 se prevé que sea de 9,76 millones de hectolitros. Las nuevas generaciones no están tan interesadas. Mike Veseth, analista y responsable de The Wine Economist explicaba cómo al menos en EEUU la generación que tradicionalmente más vino ha consumido ha sido la de los Baby Boomers, nacidos entre 1946 y 1964. Ahora esa generación está comprando menos vino, "y no está siendo reemplazada por generaciones más jóvenes". El alcohol ya no mola. Ya en 2019 hablábamos del movimiento "Sober Curious" que estaba convirtiendo la abstemia en una tendencia. Estar sobrio se ha puesto de moda, y en Reino Unido se iniciaron campañas como "Dry January" para no beber alcohol durante todo un mes. Dichas iniciativas acabaron trasladándose a varios países europeos, y en otros como Canadá o la República Checa fueron sustituidos por "Dry February". Otro de los posibles factores de la caída del consumo está en el hecho de que la inflación golpeó fuerte al sector del vino. El precio ha subido, y según Veseth eso ha hecho que la gente pueda haberlo reemplazado por bebidas más baratas, alcohólicas o no. Según algunos expertos, el vino español está en un callejón sin salida y los expertos empiezan a plantear lo impensable: arrancar miles de hectáreas de viñedos, algo que ya ha pasado con otros cultivos como los naranjos, los almendros o los olivos. Xataka
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El consumo de vino en Argentina parece estar en caída libre y realmente ésta no es una tendencia novedosa. El último informe publicado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) sobre la comercialización de la bebida nacional en el mercado interno le puso números al desastre: de abril 2023 contra abril 2024, el consumo cayó 11,1%. También se registraron caídas en el análisis a nivel trimestral interanual (primer trimestre de 2023 contra primer trimestre de 2024) y mensual (de marzo en comparación con abril de este año). De acuerdo al informe, la caída trepa al 6,4 si se compara los trimestres y, en relación a marzo de este año, la baja de abril es de 0,5%. Durante las primeras décadas de los años 70, el consumo interno alcanzaba casi los 92 litros por persona, una cifra que hoy no es más que un recuerdo de los años de esplendor. Este drástico cambio se evidencia aún más al observar la tendencia de los últimos veinte años, periodo durante el cual el consumo per cápita de vino en Argentina ha disminuido en 20 litros, pasando de 33,7 litros a solamente 16,7 litros por persona. Este descenso en el consumo de vino refleja cambios significativos en los hábitos y preferencias de los argentinos, marcando un punto de inflexión en la industria vitivinícola nacional y planteando desafíos tanto para productores como para comercializadores en el ámbito local. Durante la cuarentena por Covid-19 las personas compraron más vino, pero una vez pasada la etapa más severa del confinamiento, volvió a disminuir la cantidad de litros consumidos en el mercado interno. En este punto, no sorprende que Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina (BdA), vincule la notable caída en el consumo de vino con la declinación general de la actividad económica en el país y una marcada pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos argentinos. En el piso del consumo, están los espumantes con una baja del 39% y los vinos secos o dulces, que han bajado un 68,5% en las ventas. Con relación a los envases, el mismo período de análisis muestra una disminución del 4,2% en los despachos de vino en botella, una baja de 19,5 en los vinos en tetra-brik y de 12% de la damajuana. Todos los indicadores están precedidos por el signo menos. Vinos de varietales, espumosos, secos, sin mención de varietal o dulces, tanto unos como otros todos disminuyeron. En cuanto a la tendencia que refleja el primer trimestre tampoco hay buenas noticias para el sector. Según el reporte que acaba de difundir el INV, todos los indicadores están en rojo. Aunque todos los tipos de vino cayeron, se destaca el desplome de los espumantes con una baja del 30%. Cuando se mira con detenimiento la tabla “Por tipo de envase” se observa que no se salva ni siquiera las líneas más económicas, como los que se venden en tetra-brik, ya que cayeron más del 5%. Cambio de hábitos o nuevas modas, lo cierto es que el mercado interno cada vez es menos atractivo para las bodegas. ¿Cambiará la tendencia?
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Luis, has tocado un tema que nos preocupa a todos los que trabajamos en la industria. Como vos bien contás, la caída no es algo coyuntural. No podemos asignarle como principal factor, la crisis socioeconómica actual. Principalmente, porque venimos cayendo hace décadas. En ese período, la Argentina ha pasado por crisis similares a la actual, momentos puntuales de mejora, algunos de "quietud"... y nosotros siempre con tendencia declinante. En esos mismos períodos, categorías sustitutas han crecido. Para dar un ejemplo, hasta finales del siglo pasado, eramos la bebida alcohólica más consumida por los argentinos. Hoy la cerveza casi nos triplica en per cápita. Nos equivocamos si se lo asignamos a factores externos, como principales (esos, juegan para todos los jugadores del mercado). Mi visión y es imposible desarrollarla en pocas líneas, es que hemos cometido una catarata de errores estratégicos y lamentablemente, la mayoría están vigente. Solo a modo de ejemplo, doy uno: somos una categoría orientada al producto. Creemos que con hacer un vino de acuerdo a las buenas practicas vitivinícolas, ya está. Alguno lo va a tomar. No analizamos tendencia, no escuchamos a los consumidores, no miramos a los competidores, etc. Y no es así.
Prescriptor Senior en Industrias Vitivinícolas. Analista de Mercados del Vino y Viticultura. LinkedIn Top Voices. Top Influencer’s & Most Creative People in Wine Business.
El consumo de vino en Argentina parece estar en caída libre y realmente ésta no es una tendencia novedosa. El último informe publicado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) sobre la comercialización de la bebida nacional en el mercado interno le puso números al desastre: de abril 2023 contra abril 2024, el consumo cayó 11,1%. También se registraron caídas en el análisis a nivel trimestral interanual (primer trimestre de 2023 contra primer trimestre de 2024) y mensual (de marzo en comparación con abril de este año). De acuerdo al informe, la caída trepa al 6,4 si se compara los trimestres y, en relación a marzo de este año, la baja de abril es de 0,5%. Durante las primeras décadas de los años 70, el consumo interno alcanzaba casi los 92 litros por persona, una cifra que hoy no es más que un recuerdo de los años de esplendor. Este drástico cambio se evidencia aún más al observar la tendencia de los últimos veinte años, periodo durante el cual el consumo per cápita de vino en Argentina ha disminuido en 20 litros, pasando de 33,7 litros a solamente 16,7 litros por persona. Este descenso en el consumo de vino refleja cambios significativos en los hábitos y preferencias de los argentinos, marcando un punto de inflexión en la industria vitivinícola nacional y planteando desafíos tanto para productores como para comercializadores en el ámbito local. Durante la cuarentena por Covid-19 las personas compraron más vino, pero una vez pasada la etapa más severa del confinamiento, volvió a disminuir la cantidad de litros consumidos en el mercado interno. En este punto, no sorprende que Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina (BdA), vincule la notable caída en el consumo de vino con la declinación general de la actividad económica en el país y una marcada pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos argentinos. En el piso del consumo, están los espumantes con una baja del 39% y los vinos secos o dulces, que han bajado un 68,5% en las ventas. Con relación a los envases, el mismo período de análisis muestra una disminución del 4,2% en los despachos de vino en botella, una baja de 19,5 en los vinos en tetra-brik y de 12% de la damajuana. Todos los indicadores están precedidos por el signo menos. Vinos de varietales, espumosos, secos, sin mención de varietal o dulces, tanto unos como otros todos disminuyeron. En cuanto a la tendencia que refleja el primer trimestre tampoco hay buenas noticias para el sector. Según el reporte que acaba de difundir el INV, todos los indicadores están en rojo. Aunque todos los tipos de vino cayeron, se destaca el desplome de los espumantes con una baja del 30%. Cuando se mira con detenimiento la tabla “Por tipo de envase” se observa que no se salva ni siquiera las líneas más económicas, como los que se venden en tetra-brik, ya que cayeron más del 5%. Cambio de hábitos o nuevas modas, lo cierto es que el mercado interno cada vez es menos atractivo para las bodegas. ¿Cambiará la tendencia?
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Luis, has tocado un tema que nos preocupa a todos los que trabajamos en la industria. Como vos bien contás, la caída no es algo coyuntural. No podemos asignarle como principal factor, la crisis socioeconómica actual. Principalmente, porque venimos cayendo hace décadas. En ese período, la Argentina ha pasado por crisis similares a la actual, momentos puntuales de mejora, algunos de "quietud"... y nosotros siempre con tendencia declinante. En esos mismos períodos, categorías sustitutas han crecido. Para dar un ejemplo, hasta finales del siglo pasado, eramos la bebida alcohólica más consumida por los argentinos. Hoy la cerveza casi nos triplica en per cápita. Nos equivocamos si se lo asignamos a factores externos, como principales (esos, juegan para todos los jugadores del mercado). Mi visión y es imposible desarrollarla en pocas líneas, es que hemos cometido una catarata de errores estratégicos y lamentablemente, la mayoría están vigente. Solo a modo de ejemplo, doy uno: somos una categoría orientada al producto. Creemos que con hacer un vino de acuerdo a las buenas practicas vitivinícolas, ya está. Alguno lo va a tomar. No analizamos tendencia, no escuchamos a los consumidores, no miramos a los competidores, etc. Y no es así.
Prescriptor Senior en Industrias Vitivinícolas. Analista de Mercados del Vino y Viticultura. LinkedIn Top Voices. Top Influencer’s & Most Creative People in Wine Business.
El consumo de vino en Argentina parece estar en caída libre y realmente ésta no es una tendencia novedosa. El último informe publicado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) sobre la comercialización de la bebida nacional en el mercado interno le puso números al desastre: de abril 2023 contra abril 2024, el consumo cayó 11,1%. También se registraron caídas en el análisis a nivel trimestral interanual (primer trimestre de 2023 contra primer trimestre de 2024) y mensual (de marzo en comparación con abril de este año). De acuerdo al informe, la caída trepa al 6,4 si se compara los trimestres y, en relación a marzo de este año, la baja de abril es de 0,5%. Durante las primeras décadas de los años 70, el consumo interno alcanzaba casi los 92 litros por persona, una cifra que hoy no es más que un recuerdo de los años de esplendor. Este drástico cambio se evidencia aún más al observar la tendencia de los últimos veinte años, periodo durante el cual el consumo per cápita de vino en Argentina ha disminuido en 20 litros, pasando de 33,7 litros a solamente 16,7 litros por persona. Este descenso en el consumo de vino refleja cambios significativos en los hábitos y preferencias de los argentinos, marcando un punto de inflexión en la industria vitivinícola nacional y planteando desafíos tanto para productores como para comercializadores en el ámbito local. Durante la cuarentena por Covid-19 las personas compraron más vino, pero una vez pasada la etapa más severa del confinamiento, volvió a disminuir la cantidad de litros consumidos en el mercado interno. En este punto, no sorprende que Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina (BdA), vincule la notable caída en el consumo de vino con la declinación general de la actividad económica en el país y una marcada pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos argentinos. En el piso del consumo, están los espumantes con una baja del 39% y los vinos secos o dulces, que han bajado un 68,5% en las ventas. Con relación a los envases, el mismo período de análisis muestra una disminución del 4,2% en los despachos de vino en botella, una baja de 19,5 en los vinos en tetra-brik y de 12% de la damajuana. Todos los indicadores están precedidos por el signo menos. Vinos de varietales, espumosos, secos, sin mención de varietal o dulces, tanto unos como otros todos disminuyeron. En cuanto a la tendencia que refleja el primer trimestre tampoco hay buenas noticias para el sector. Según el reporte que acaba de difundir el INV, todos los indicadores están en rojo. Aunque todos los tipos de vino cayeron, se destaca el desplome de los espumantes con una baja del 30%. Cuando se mira con detenimiento la tabla “Por tipo de envase” se observa que no se salva ni siquiera las líneas más económicas, como los que se venden en tetra-brik, ya que cayeron más del 5%. Cambio de hábitos o nuevas modas, lo cierto es que el mercado interno cada vez es menos atractivo para las bodegas. ¿Cambiará la tendencia?
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Cambios en los hábitos de consumo marcan el mercado del vino en España
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El consumo de vino en España muestra signos de recuperación, pero aún lejos de niveles prepandemia
El consumo de vino en España crece un 1,4% y alcanza su mejor dato desde 2022
vinetur.com
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El consumo de #vino en #España creció un +2% en el TAM a febrero de 2024 (periodo de 12 meses, de marzo del ‘23 a febrero del ’24), hasta los 9,75 millones de hectolitros, según datos del INFOVI, lo que le posiciona como el cuarto mes consecutivo en el que crece el consumo interanual, tras una racha de 13 meses en negativo. Esta evolución se analiza en el Informe trimestral sobre el consumo de vino en España que la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE) pone a disposición del sector y que está elaborado por el Observatorio Español del Mercado del Vino. https://lnkd.in/d7wPeXhx
El consumo de vino en España crece un 2% en febrero, cuarto mes consecutivo de recuperación
interempresas.net
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El consumo de vino en España creció un +0,6% en el interanual a noviembre de 2023 hasta alcanzar los 9,70 millones de hectolitros, según datos del último informe económico de mercado que la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE) ha puesto a disposición del sector. El informe, elaborado por el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv), seña-la que el consumo de vino en España crece por primera vez para un periodo inter-anual desde el TAM a septiembre de 2022, gracias sobre todo a un muy buen no-viembre (+21,9%), mes de mayor consumo en España en lo que va de 2023, con 0,97 millones hl. Un cambio de tendencia importante dada la complicada coyuntura actual en la que factores como la fuerte inflación, la subida de costes y el encarecimiento de la vida en general, unidos a las amenazas al comercio internacional, pueden explicar la caída del consumo que se venía registrando en los últimos meses. El consumo de vino se ralentiza en Hostelería mientras que en Alimentación mejora tendencia Los últimos datos de Nielsen IQ muestran, por un lado, en el canal de Hostelería un leve incremento del +0,7% en el TAM Oct-Nov 2023, lejos ya de las tasas de crecimien-to registradas a finales del ‘21 y durante 2022, cuando llegó a crecer por encima del 40% (TAM Abr-May 2022). En total, Nielsen IQ sitúa el consumo de vino en Hostelería en 2,13 millones de hectolitros, cifra quizás algo infraestimada. Por otro lado, Alimentación es el principal canal de venta de vino en España con 4,06 millones de hectolitros en el periodo interanual a Oct-Nov de 2023, cantidad similar a la registrada antes de la crisis sanitaria. En cuanto a la facturación generada en dichos canales, en Alimentación creció un +2,6% (el mayor incremento en los últimos 2 años) hasta alcanzar los 1.724,6 millones de euros, mejor dato desde el TAM Dic-Ene 2021. Por su parte, el valor del consumo de vino en Hostelería creció un +7,6%, hasta alcanzar los 1.356,6 millones de euros. El precio medio por litro subió algo más en Hostelería (+6,8%) que en Alimentación (+5,1%), hasta los 6,36 y los 4,25 euros por litro respectivamente; en ambos casos, se-rían los más elevados de la serie histórica. 73 de cada 100 € destinados a consumo de vino corresponden a vinos con DO En el conjunto de ambos canales, el vino tranquilo con Denominación de Origen Pro-tegida es el más adquirido de forma destacada con alrededor del 57% del volumen y el 73% del valor total en el TAM Oct-Nov 2023, según Nielsen IQ. Estas cuotas son lige-ramente inferiores a las observadas en los periodos interanuales anteriores, aunque su evolución en los últimos años ha sido mucho más positiva que la media. El vino con DOP tiene más relevancia en Hostelería que en Alimentación, liderando las ventas en ambos casos. El vino sin DOP/IGP, categoría de precio inferior al resto, ha mejorado tendencia. Todas las categorías de vino subieron de precio tanto en Alimentación como en Hos-telería.
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El consumo aparente de vino en España creció un 1,3% en el interanual a julio de 2024, hasta alcanzar los 9,76 millones de hectolitros, según datos del Infovi. En concreto, estos datos confirman el crecimiento de las ventas de vino en España, aunque de forma lenta, con tasas de variación estables por encima del 1% en los últimos meses. Los datos de Nielsen IQ de junio a julio muestran también una evolución cada vez mejor del consumo de vino en el canal de alimentación, principal canal de venta de vino en España. Así, las ventas crecen un 4%, hasta los 1.773 millones de euros, mientras que en volumen registran un ligero alza del 0,1%, hasta 4,07 millones de hectolitros en 12 meses, siendo este el mejor desde el de agosto a septiembre de 2021. Respecto al canal de hostelería, el consumo de vino frena las caídas registradas en primavera y reduce sus pérdidas a -1,2% en valor y -2,1% en volumen, hasta alcanzar los 1.396 millones de euros y 2,2 millones de hectolitros, respectivamente. La interprofesional del vino ha precisado que esta lenta recuperación del consumo de vino en España se produce en momentos de grandes dudas generadas en particular en Francia y Estados Unidos sobre el consumo mundial del vino. De esta forma, los mercados se encuentran en un contexto en el que se aprecian importantes cambios de tendencia. Por un lado, el mantenimiento de muchos consumidores fieles a los sabores y orígenes tradicionales del producto, y, por otro, un fuerte crecimiento de nuevas categorías de vino más frescos y fáciles de tomar que están atrayendo a nuevos consumidores en los cinco continentes. En este último aspecto, el sector destaca que los vinos españoles están mostrando ser cada vez más competitivos, como demuestra el crecimiento de las exportaciones. Europa Press
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El consumo de vino en España crece un 1,4% y alcanza su mejor dato desde 2022. El consumo de vino en España muestra signos de recuperación, pero aún lejos de niveles prepandemia https://lnkd.in/dRn4Dx7p
El consumo de vino en España crece un 1,4% y alcanza su mejor dato desde 2022
vinetur.com
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