Publicación de Arq. Patricia Acanda

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¿Te imaginas un edificio que se repare solo y además reduzca el CO2 en el ambiente? Los materiales de construcción vivos, como el biocemento, están haciendo esto posible y revolucionando la industria de la construcción. A diferencia del cemento tradicional, que es responsable del 8% de las emisiones globales de CO2, el biocemento utiliza microorganismos para crecer y auto-repararse. Empresas como Biomason lideran esta innovación, cultivando bloques de biocemento a través de procesos biológicos que no solo reducen las emisiones, sino que también absorben CO2. Este enfoque no solo es ecológico, sino que también ofrece una durabilidad superior. Los materiales vivos pueden auto-repararse, rellenando grietas sin necesidad de intervención humana, lo que reduce significativamente los costos de mantenimiento a largo plazo. Y hablendo de costos. Según he leído, actualmente producir biocemento es un 20-30% más caro que el cemento convencional. Sin embargo, si consideramos los ahorros en costos de mantenimiento y la reducción de emisiones de CO2, el biocemento se vuelve una inversión atractiva a largo plazo. Además, con el aumento de la producción y la mejora de las tecnologías, se espera que los costos del biocemento disminuyan y se vuelvan más competitivos. BioMason ha recaudado millones de dólares en financiamiento desde su fundación en 2012, reflejando el interés y el potencial de esta tecnología revolucionaria. ¿Crees que esta tecnología podría ser el futuro de la industria? #patriciaacanda #biocemento

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