Publicación de Tenerife GG

Cuándo es verdadero…

poco que decir

en pocas palabras...

No sabemos que tienen los domingos, pero son días donde las reflexiones parecen lubricadas y fluyen genuinamente con una taza de café. Me gustaría hablar de algo alejado del mundo “profesional”, parar en algo mucho más humano y por tanto trascendente. Hace poco visualicé el vídeo que comparto realizado por Wesley Wang. Es una llamada a las generaciones más jóvenes. Expone esa etapa vital de la vida donde los bisoños conocemos el mundo que nos rodea, las reglas sociales impuestas, al tiempo que hemos de desarrollar nuestra personalidad; escoger caminos que el cosmos parece gritarnos que son trascendentales y el margen de error es severo. Todo ello nos puede llegar a agotar, la presión de tomar conciencia de todo lo anterior y ver que no la alcanzamos mientras la arena sigue cayendo dócil en ese reloj de cristal. Buscamos encontrar ese sentido creyendo que al hallarlo todo será distinto, nos será mucho más fácil tomar decisiones y quizá nos acerquemos más al control sobre nuestras vidas. Sin embargo, descubrimos la nada absoluta, una falta de certezas que nos acercan a un nihilismo precipitado en un pesimismo sobre el futuro. No hay significado para la vida, nacemos y morimos, no parece que la razón pueda abarcar todos los acontecimientos que no dejan de suceder, no hay unas reglas del juego que podamos aprender y dominar. Con todo ello no parece que existan espacios para una vida, no obstante, la moraleja es optimista. La vida no tiene sentido, lo que no hace dermerecedor vivirla, sino que el sentido es nuestra potencia, es decir, la capacidad de crearnos un propósito. Pero la siguiente lección es la más complicada, y es ganar fe. Cuando tomamos las decisiones no sabemos con certeza si es lo correcto, nos movemos autoengañándonos en que controlamos lo que hacemos pero es falso, no hay ciencia en ello. Al final del día, lo único que hace que nos movamos es la fe, la creencia de que estamos haciendo lo que queremos, lo que nos es bueno. Ese es el verdadero camino que hemos de atravesar, encontrar aquellos templos que nos devuelvan la fe cuando parece que el peso de la realidad nos vence. Regaremos las flores que rodean las sonrisas de los que nos llenan, limpiaremos con cuidado los espacios donde reposamos a descansar esta lucha, podaremos los jardines de aquello que nos da amor. Y todo ello se reafirma cuando te conviertes en “adulto”, y te das cuenta que nadie sabe realmente que está haciendo con certeza aplastante. El sinsentido está ahí, el caos es lo natural, da igual la etapa vital en la que nos encontremos, lo único que nos puede salvar es la fe, la fe en uno mismo, la creencia de estar viviendo de la manera que siempre has querido. Eso es lo que en realidad todos tratamos de buscar, un próposito, un deseo, una creencia que nos dé la fuerza para seguir. Encontrar nuestro 7. Y cuando sucede, en un momento de plena aletoriedad, hay claridad.

Simple y real...

Nada es imposible

Es fascinante cómo el lenguaje puede influir en la vida de las personas. Debemos ser conscientes de nuestras palabras, pensamientos y acciones. Ser impecables con nuestras palabras es fundamental. La etimología de “impecable” proviene del latín “impeccabilis”, que significa “sin pecado”. Por eso, es crucial hablar con integridad y respeto.

Para reflexionar, reformular y actuar con más conciencia.

Nada es imposible

Nada es imposible