😉 Comparto mi última crítica de arte sobre la exposición de Belén Cobaleda García-Bernalt en la Galería Montsequi de Madrid:
Belén Cobaleda García-Bernalt
"LA LUZ COMO ELEMENTO CONSTRUCTIVO"
Como un día cualquiera, en una calle sin nada en particular, decidimos doblar la esquina. El cambio de dirección nos recibe con un golpe de aire cargado de arena y olor a plástico quemado. Nuestros gesto se frunce. Un ruido ensordecedor precede nuestros pasos. Martillos neumáticos, pitidos de alarma, paladas rítmicas. Sí, otra zona en obras. Aceleramos el paso para huir cuanto antes del ruido y la suciedad, de un paisaje plagado de esqueletos de hormigón y hierro, del movimiento frenético que va hacia el futuro.
Esta situación, antes descrita, es una visión común y corriente, posible en cualquier solar abierto, sea urbano o no, en este país o en cualquier otro, una imagen totalmente admisible que forma parte del paisaje moderno. En este sentido, el paisaje, que viene a significar de forma literal “parte de un territorio que puede ser observada desde un determinado lugar”, es básicamente una construcción subjetiva, por tanto, depende en gran parte del observador. Un observador -cualquiera de nosotros- que lo recrea de forma activa y lo carga de contenido experiencial y valor estético.
Belén Cobaleda García-Bernalt, despliega su mirada, al igual que nosotros, sobre el yermo territorio, sin embargo, logra encontrar esos destellos de belleza que se ocultan en la naturaleza de todas las cosas, una característica del buen arte. Es así como ese paisaje esteril y ruidoso se va transformando poco a poco, llenándose de color y conocimiento, desafiando los motívos tradicionales del género paisajístico y logrando un seductor equilibrio entre la línea y el gesto.
Si bien, el paisaje urbano ha sido uno de los géneros que ha acompañado a Belén a lo largo de los años, esta introducción al motivo en construcción, a este estado circunstancial, no puede más que asombrarnos. La representación de edificios esqueléticos, obras sin terminar, sobre todo ruinas, ha sido muy común en la historia de la pintura, acentuándose durante los siglos XVIII y XIX con los artistas neoclásicos y románticos. Su predisposición a enaltecer los estilos arquitectónicos del pasado y la intención de plasmar ideas como la caducidad de la vida y el paso del tiempo, que todo lo devora, dejó tras de sí un legado cargado de profunda melancolía. Sin embargo, en esta serie, que se distribuye de manera impecable a lo largo de la sala, no encontramos ni una pincelada que nos lleve a ese estado de ineludible tristeza, más bien todo lo contrario, el color y la luz, como bien deja relucir el título de la muestra -“La luz como elemento constructivo”- se convierten en atractivos cimientos que disipan cualquier sensación negativa...
Más en https://lnkd.in/dSqF996z
👏👏👏