¿Mantenerse 100 % auténtico? ¿Complacer la demanda? ¿Qué opinan?
Como dueño de restaurante mi experiencia se divide en dos opiniones, encontradas entre sí, soy favorable a la idea que la manera en que se preparan platos nacionales debe respetar muy bien la tradición que encierran, muchas veces hay cientos de años de trabajo y también errores y desafíos en el sabor resultante, del otro lado está el consumidor, cada día más exigente en sus gustos, permeados del jalón que el mercado va imponiendo en USA, marcado por una indivisible combinación de culturas culinarias de todo el orbe. ¿Qué hacer?
Mis primeros sándwiches cubanos a la venta 20 años atrás fueron lo más tradicionales posible, tres o cuatro horas más tarde del Grand Opening mis jefes -los clientes- se abalanzaron contra mi exigiéndome algo que le faltaba a mis adorables emparedados, según ellos algo “spicy” porque, aunque los consideraban super buenos también creían que sin unas rebanadas de chile jalapeño añadidos el producto final estaba muy por debajo de sus expectativas. Y lo hice.
Revisando información puede corroborarse que en casi todos los estados de la unión americana el dulce y picante de la fusión gastronómica indochina se impone ahora mismo como una aventura culinaria para la mayoría de los estadounidenses por lo que no será sorpresa que algunos restaurantes comiencen a incorporar estos sabores como opción de añadidura en sus menús tradicionales. ¿Afectará esta alternativa la reputación del negocio? ¿Necesitarían algunos miembros del equipo un entrenamiento adicional para introducir los cambios en el sabor sin que ello riña con la autenticidad de los platillos? ¿Habrá una incidencia en el balance de resultados de la empresa que es en última instancia el por qué trabajamos?
Los consultores de restaurante revisan estas y otras novedades de su quehacer y las incorporan como alternativas de productos y servicios que ofrecen a sus clientes, se trata de analizar cada caso por separado, porque precisamente cada caso es único y no hay receta para optimizar las operaciones y el resultado de un negocio en particular, las variables son decenas y el consultor deberá encontrar las óptimas para proveerlas a su cliente y acompañarlo de ahí en adelante en la consecución de los objetivos a alcanzar.