ÉXITO
La creatividad es una practica espiritual. No es algo que pueda perfeccionarse, terminarse, apartarse. En otras palabras, justo cuando llegamos ahí, el ahí desaparece. Insatisfechos con nuestros logros, por elevados que sean, estamos obligados a enfrentarnos de nuevo con nuestro yo creativo y sus apetitos. Las preguntas que habíamos apartado vuelven ahora a levantar la cabeza: ¿Y qué hacemos… ahora?
La exigencia estricta de una vida creativa sostenida es la humildad de empezar otra vez, de comenzar de nuevo. Es esta voluntad de ser de nuevo un principiante lo que distingue una carrera creativa.
La creatividad no es un negocio, aunque puede generar mucho negocio. Un artista no puede vivir indefinidamente de las rentas de un éxito anterior. Quienes intentan trabajar durante demasiado tiempo con una fórmula incluso cuando se trata de su propia fórmula, terminan actuando como sanguijuelas de sus verdades creativas. Esto no significa que los editores deban dejar de planificar temporadas o que los estudios deban echar por tierra su plan de negocios. Lo que significa es que los muchos creadores que trabajan en entornos monetarios deben acordarse de adquirir compromisos no sólo con proyectos que huelen a cosa segura, sino también con proyectos más arriesgados que llamen la atención de sus almas creativas. <Pero es que yo dirijo un estudio>, dirás, o lo que sea que tengas que hacer. <Hay gente que depende de mí>. Lo que yo digo es: con mas razón debes entonces depender de ti mismo y proteger tu propia creatividad.
Si pasamos por alto nuestro compromiso interior, el coste de hacerlo se hace evidente a toda prisa en el mundo exterior. Un profundo cansancio artístico se instala en nosotros. Un cierto tono apagado expulsa la excitación creativa fuera de nuestras vidas y, finalmente, también de nuestra economía. Intentando asegurar nuestra cuenta corriente apostando por lo seguro, perderemos la ventaja de la innovación. Nos vemos obligados a convocar a nuestro entusiasmo a punto de pistola, en lugar de disfrutar de la tarea creativa de cada día.
Julia Cameron