1) nunca te rindas, 2) nunca es demasiado tarde, 3) se necesita un equipo.

1) nunca te rindas, 2) nunca es demasiado tarde, 3) se necesita un equipo.

En el año 2013, Diana Nyad logró llegar nadando desde Cuba a Florida. A la edad de 64 años Nyad recorrió 177 km en 53 horas sin descanso. Fueron 2 días y medio sin parar de nadar en alta mar enfrentado los desafíos como el agotamiento físico, las alucinaciones, o los ataques de tiburones y avispas de mar, que en ocasiones anteriores la obligaron abandonar. Pero Diana no se dio por vencida. 


Después de 3 intentos, Diana demostró al mundo que querer es poder y que nunca es demasiado tarde para perseguir tus sueños. Que es mejor una vida con dirección que resignarse; que no podemos desconectarnos nunca de lo que nos motiva; que merece la pena luchar duro con constancia; que los sueños no se logran a la primera; y también, que aparte de nuestra fuerza física y mental también vamos a necesitar la de los demás que es necesario tener buenos amigos en quien apoyarnos, en quien confiar, con quien compartir, y que solos no llegamos a ningún sitio. Es necesario tener un buen equipo de profesionales.


Aparte de entrenamiento, disciplina, motivación, voluntad, constancia y tesón, Diana también necesitó las palabras de su entrenadora Bonnie Stoll. Una de las cosas que esta le advertía y que le permitió triunfar, fue evitar a toda costa entrar en sus zonas oscuras. Todos tenemos recuerdos dolorosos, conflictos y asuntos no resueltos, que afloran con mayor fuerza en los momentos de mayor tensión llevándonos a un bucle de pensamientos negativos y estados aflictivos, produciendo en nosotros emociones como culpabilidad, vergüenza, frustración, ira, impotencia o tristeza. 


Todos sabemos que cuando se apodera de nosotros alguna de estas emociones perdemos la fuerza. Cuando nuestros pensamientos van a ese espacio, es imposible avanzar y sobreponernos a las dificultades, directamente sucumbimos. Podemos ser devastadores con nosotros mismos. 


Cuando entramos en ese espacio nos vamos directamente al hoyo, al otro lado, como en la serie de Strangers o en la vida de Pi, ¿recordáis aquellos momentos en los que el protagonista tiene que dejar la barca y hacerse una balsa por miedo a que le devore el león (su propia sombra) ? Todo tipo de tormentas y tempestades se suceden entonces hasta que por fin, se agota, cede, se rinde, suelta, y de nuevo llega la calma. 


El miedo, la inseguridad, el victimismo o la baja autoestima, esa voz que nos dice, tú no vales, tú no puedes, toma el timón. Entonces, a veces hasta incluso nos salimos de nuestra vida, de nuestras metas, de nuestros sueños, de lo que nos da coherencia y sentido, entramos en mayor conflicto, perdemos la dirección.


Por eso, vencer el miedo a hablar en público y al como lo haré y al que dirán, nuestros juicios y los juicios de los demás, es tan importante y requiere entrenamiento, el de no dejar a nuestra mente ir a cualquier sitio, incluso si este es un proceso muy inconsciente. Se puede entrenar. Disponemos de técnicas y recursos para evitar entrar ahí, como por ejemplo, ir al cuerpo, a la respiración, sentir el suelo debajo de los pies, poner fuerza en piernas y glúteos, ir al propósito, recordar un talismán o creencia absoluta que tengamos, también otras cosas muy sencillas, como la identidad, contar hasta 10, repetir nuestro nombre o el de una persona querida.


Como veis, aprender a comunicar no es una simple cuestión de aprender a gestionar unos cuántos gestos, es una carrera en fondo y forma, que tiene que ver con un trabajo interior y personal, el de conocernos y el de entrenar, entrenar y entrenar.


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#escueladeoratoria

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#publicspeaking

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