¿De qué se trata y cómo surge el Síndrome del Impostor?
Si en algún momento te invadieron las sensaciones de que todavía no sabes lo suficiente, de que no has conseguido "logros" significativos en tu vida, a pesar que otros reconocen que sí los has tenido (e incluso de haber mucha evidencia palpable de ello), entonces puede que en este artículo puedas reconocer algunos comportamientos y además, encontrar varias miradas que pueden orientarte hacia un alivio en ese estrés constante de no "estar a la altura".
El Síndrome del Impostor se origina por primera vez en la década del ´70, en una investigación que lideraron las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes (en 1978). En esa ocasión, se estudiaron comportamientos de un gran número de mujeres, estudiantes que tenían altas calificaciones, pero aún así, entendían que todo eso era por 3 razones:
- Los demás tenían una "visión exagerada".
- Tenían un "miedo" a que las personas "descubrieran" que en realidad eran un "fraude".
- Los logros que obtuvieron eran por causa de factores externos, como la suerte o casualidades, pero no de la acción directa de ellas.
La persona con Síndrome del Impostor siente que a pesar de tener conocimientos y logros, esto fue y sigue siendo causado por factores ajenos, y por lo tanto no se tardará en que los demás se den cuenta y descubran su "fraude".
Con el tiempo, se fue percibiendo que esto no afectaba únicamente a las mujeres, sino a toda la población mundial, hasta sostener que al menos el 70% del planeta pasó, o pasa, por este tipo de experiencias.
El Síndrome del Impostor es consecuencia de nuestros pensamientos, de las creencias que tenemos hoy y que se han forjado a lo largo del tiempo. Estas creencias pudieron haber tenido su origen depuede ocasionar desde diferentes aspectos de la vida.
¿Cómo nos afecta?
Desde que nacemos y a medida que nos vamos desarrollando, atravesamos varias "sociabilizaciones" (familia, amigos, estudios, trabajo, ocio, etc.) El entorno en el que hemos crecido, a menudo está realizando juicios de lo que hacemos todo el tiempo. Si esos juicios han tenido una carga de críticas a nuestros logros ("esto no es suficiente"), el acto repetido en el tiempo genera que la persona lo proyecte hacia adelante. También sucede con lo contrario, cuando todo el entorno elogia permanentemente y en forma general lo que hacemos. Eso alimenta una "proyección infinita e ideal" de lo que "deberíamos ser".
Como los pensamientos inevitablemente se exteriorizan en acciones (o inacciones), todo lo que pensemos necesariamente impactará en los resultados que estemos obteniendo.
Algunas consecuencias de llevar este síndrome por mucho tiempo o a niveles extremos:
- Parálisis por análisis. No vale la pena accionar si no soy lo suficientemente bueno.
- Estrés permanente. Es desgastante estar dedicando energía a "no ser descubierto".
- Baja auto-estima. El acto repetido de compararnos y sentirnos menos, sólo hará que sigamos descendiendo por una espiral de poca apreciación y confianza en nosotros mismos.
- Relaciones defectuosas. Será al menos, difícil, establecer relaciones con quienes consideramos que descubrirán en cualquier momento lo fraudulento que somos (en el ámbito laboral, pero también en otros aspectos de la vida en general)
- Enfermedades. Inevitablemente, como no estamos escindidos de nuestros cuerpos, los químicos acumulados de un estrés permanente pueden venir a "rendirnos cuenta" de los sobreesfuerzos de estar viviendo de esa manera por un tiempo prolongado.
Hay 5 Tipologías
A lo largo de estos años, hay varios materiales que coinciden en agrupar algunas características comunes en 5 categorías de conductas. Desde ya, que pueden existir personas que puedan tener más de una.
- Perfeccionista: aquellas personas que se proponen metas demasiado altas y siempre piensan que lo podrían haber hecho mejor, aunque tengan éxito. Estas personas pueden ser aquellas que han recibido grandes exigencias de pequeños, para tener cada vez mejores notas, entonces, se van proyectando una imagen de sí mismos muy autoexigentes, completamente irreal. El problema es que la expectativa que tienen, esa idea mental, es tan grande, ilusoria, y por supuesto inalcanzable, que luego comparan los resultados con esa idea que tienen, y como no lo alcanzan (nunca lo harían de todas formass), se frustran.
- Experto: consideran que no han sido honestos y tienen miedo a que los descubran. Piensan que en algún momento los descubrirán. Están constantemente capacitándose. No le gusta que le digan que son expertos. Siempre consideran que si saben más, les permitirá la validación. Esta "acumulación de títulos", en realidad, no se detiene, porque el problema no está en las capacidades que tiene (que de por sí son muchísimas), sino en su visión sesgada de "cuánto debería saber".
- Superhumano: para cubrir sus inseguridades, estas personas creen que necesitan trabajar cada vez más, lo que puede acabar perjudicando su salud mental y su relación con los demás. Muy similar a el "Experto" pero aquí se agrega el hecho de que se compara con los demás y busca la validación, trabajan más duro todo el tiempo, dejan de lado otras cosas, porque buscan que lo validen (generalmente en el entorno laboral). Un superhéroe no es tal si no tiene a las personas que lo reconozcan.
- Individualista: Son personas que tienen tanto temor a que se "desenmascare" su condición de "farsante" que prefieren alejarse de los grupos y realizar actividades en soledad. Por otro lado, también está el pensamiento de que si pide ayuda, se revelará que no sabe, y eso, para alguien que ya considera que no sabe, sería tremendamente frustrante.
- Genio natural: son quienes suponen que aquellas personas que tienen "logros" es porque tienen un "don natural" para ello. Al ver que no tiene ese don, trabaja para eso pero tiene una gran sensibilidad a la frustración, ya que si no logra lo que quiere, es porque no tiene esa "cosa natural" que sí tienen otros.
10 acciones
Como esto es una condición psicológica (no necesariamente una enfermedad), puede ser detectado en sesiones de Coaching y acompañado de la terapia Psicológica. De cualquier forma, lo principal es encontrar la manera de arrojar un poco de luz a esa zona que no estamos viendo.
A continuación, dejo unas miradas para comenzar a encarar este sentimiento de poca valía personal:
- Aceptarlo. Para esto, hay que verlo. Tener este tipo de condicionamientos no está mal, no es un síntoma de debilidad. Puede ser simplemente nuestro ser social, vigente desde que evolucionamos, el que nos hace compararnos con los demás para tener una sensación de referencia. Para detectarlo será necesario hablarlo con alguien, aceptar que somos vulnerables, sin que esto sea "algo horrible".
- Tomar consciencia de los Logros. Nuestra mente no puede recordar todo el tiempo el acumulativo de logros que tuvimos desde que nacimos hasta ahora. Muy raras veces nos sentamos a mirar la cantidad de logros, desde los más pequeños a los más grandes. La mejor manera de volver nuestra mente "a tierra" es confeccionar una lista de logros. Puedes utilizar un cuaderno y en cada hoja escribe una lista de los logros que alcanzaste en etapas de 5 años (por ejemplo, si tienes 35 años, serían 7 hojas). Recuerda incluir los más pequeños como andar en bicicleta, tener un amigo, aprobar una materia. Estas hojas serán un recurso interesante al momento de dudar de tus "capacidades".
- Valorar el "sufrimiento". Bastante de la mano del punto anterior, la idea es reconocer aquellas "batallas" que tuviste, en las que estabas en desventaja pero lograste salir. Puede que hayas tenido un origen humilde, con entornos cambiantes, en donde, a pesar de ello lograste seguir estudiando, conseguir un trabajo, formar una familia, tener un hogar, ser amado por alguien, etc. Todo lo que hiciste no fue gratis, pagaste el precio de tu "sufrimiento" y eso tiene un valor enorme ¿Por qué no poner eso en la balanza cuando estés considerando que "no lograste nada aún"?
- Celebrar los éxitos. ¿Lograste entregar ese trabajo que tanto tiempo te llevó? ¿Pudiste correr esos primeros 5 kilómetros sin detenerte? ¡Celébralo! Toma un espacio para hacer algo que te guste, mirando con alegría ese pequeño gran logro de la semana, incluso, del día. Esto comenzará a dar la señal a tu cerebro de que está progresando constantemente. Escríbelo en un diario, grábate un audio, lo que esté a tu alcance para reflejar ese éxito.
- Dejar de compararse todo el tiempo. Si bien nuestra naturaleza empática hace que estemos tomando referencias del mundo exterior, la idea sería "no darle poder a otra persona". Compararte al punto de tomar a otra persona como "lo que está bien", hace que entiendas todo lo que esa persona hace como el "estándar de lo bien hecho". Si estás entendiendo los estándares de otras personas, puede que alcances lo que la otra persona logró, pero eso será el "techo máximo" de otra persona, no el tuyo. Estarías perdiendo tu capacidad creativa, tu originalidad. Siempre habrá alguien que juzguemos mejor, o que la sociedad juzgue mejor, pero ese otro no tiene tus objetivos, tus valores, no tiene la misma Misión Personal.
- Comenzar con lo que sabes ahora. Hay una frase del tenista Arthur Ashe que dice "Comienza donde estás, usa lo que tienes, haz lo que puedes". Ayudar a los que saben menos. Imagina una escala de 1 a 10, en donde 1 es "No sé nada de algo" y 10 es "Soy completamente experto en el tema". Ahora supongamos que tienes un nivel 4, de acuerdo a tu percepción. No te quedes en la "parálisis" de esperar hasta tener el nivel 10. Comienza con lo que sabes ahora para ayudar a las personas que tienen un nivel menor al tuyo. De seguro esto potenciará tu experiencia porque estarás practicando desde el nivel 4.
- Pedir Feedback a los que ya ayudaste. Es muy probable que en nuestra vida hayamos ayudado a muchas personas. El problema es que seguimos "ciegos" a ver que así fue. Pidamos un feedback a esas personas que fueron beneficiadas por nuestro accionar. Pero vayamos más allá. No solamente les vamos a pedir un feedback y nada más. Agreguemos preguntas como ¿en qué aspecto de la vida te ayudó específicamente mi intervención? ¿qué resultados tenías antes y después de que te aporté eso? Tomar contacto con los resultados de las personas, más que con un "me ayudaste mucho", elevará tu nivel de consciencia con el impacto que estás causando en el mundo.
- Reconocer tus "Habilidades colaterales". A medida que avanzamos en la vida, generalmente estamos concentrados en una meta final, alcanzar una licenciatura, subir a un puesto específico en la compañía, etc. En el camino, vamos adquiriendo muchas otras habilidades que nos pueden pasar por desapercibidas, por entenderlas como "menores" u "obvias". Si estamos en búsqueda de un objetivo como una carrera corporativa, podríamos decir: es obvio que tengo que redactar bien correos, trabajar en equipo, construir tableros, hacer presentaciones, redactar boletines, hablar en público, comunicarme asertivamente, etc. Pero no es tan "obvio". Eso que estás tomando como algo que "todo el mundo" lo sabe, puede ser una habilidad increíblemente útil y valorada por muchas personas.
- Optimizar tus Fortalezas, NO tus Debilidades. Es bastante conocido el test FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas), en donde se promueve analizar cuáles son aquellas aptitudes, conocimientos, actitudes que tienes. Una visión tradicional, podría ser que hay que tener "todo en equilibrio". Entonces, si detectamos alguna debilidad, nos ocupamos en hacer todo lo posible para entrenarla y transformarla en una fortaleza, o al menos, minimizarla. Una mirada superadora podría ser ocuparnos de reforzar aquello que consideramos que es una fortaleza. De esta manera, obtendremos mayor especialización en ello, y con esto, el foco está "en lo que eres bueno" y no "en lo que soy malo".
- "No somos tan importantes para los otros". Si le preguntamos a las personas qué porcentaje de tiempo están pensando en los problemas de los demás, y qué porcentaje de tiempo están pensando en sus propios problemas, ¿qué nos responderían? La mayor parte del día pasamos pensando en nuestros propios problemas, no en nuestro compañero de trabajo es lo suficientemente bueno en un tema en particular. Si pensamos que alguien no es bueno en algo, es porque lo hacemos desde una perspectiva propia, porque algo me importa "a mí" y por eso analizo que no es bueno.
Conclusión
Desde ya que es un tema delicado y no hay soluciones universales para todas las personas. Cada caso es particular y depende de la historia individual que ha vivido cada persona. Si bien esto puede darse con mayor medida en ámbitos académicos o laborales, las creencias que sostienen el síndrome del impostor, pueden aplicarse a la vida en general. Si alguien detecta que esto está siendo hoy un impedimento a los resultados que está queriendo alcanzar, sería prudente, como paso primero, la apertura de solicitar el acompañamiento de un profesional.
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