4ª cuestión: la confianza en uno mismo
Uno de los problemas habituales es que los vendedores lo son por penitencia. En muchas culturas, en muchos países, no es algo que los profesionales eligen de forma instintiva.
Muchos casos, no se hacen profesionales de la venta ni por elección, ni por ejercicio profesional premeditado.
Y la paradoja está en que sólo hacemos bien aquello en lo que confiamos, aquello que ha sido idea nuestra o que nuestro intelecto domina, aquello en lo que creemos.
¿Cuántas veces hemos hablado de profecías auto-cumplidas? Es un buen contra-ejemplo: muchas veces no vemos que algo sea posible, nos ponemos excusas, reservamos fuerzas por si sale mal, estamos preparando de antemano el argumento por el que alguien va a fallar, no nos preparamos adecuadamente – de forma premeditada y concienzuda -, y luego sale mal.
Nos encanta decir: ya te lo dije, yo tenía razón, ya lo sabía yo.
Es una situación que se repite muy a menudo, y que no queremos reconocer. En gestión del cambio nos enfrentamos a “saboteadores”, a gente que tiene razón antes de empezar. Son aquellos que no escuchan y que quieren tener razón, y es importante para ellos demostrarlo (a pesar del perjuicio para el grupo u organización). No quieren cambiar y si quieren demostrar su autoridad.
Para vender, y hacerlo bien, hay que confiar en uno mismo. Hacer cada tarea con el 200% de nuestra intención, poniendo todo el esfuerzo.
En nuestros equipos nos gusta pensar: Da igual que la idea sea buena o mala, da igual lo que nos parezca a priori, lo importante es que para que funcione hay que remar todos como si fuera nuestra idea y fuera la mejor idea.
Y esto, además de ser aplicable a todo en la vida, como una filosofía de trabajo saludable:
- Se aplica también a lo que sabes, hay que confiar en lo que te hayan podido enseñar y en lo que cada día estás aprendiendo,
- Se aplica al proceso, hay que confiar en las directrices que marque una compañía, una empresa, un grupo o una organización. Incluso en ausencia de referencias (fuerzas de ventas unipersonales, instituciones jerárquicas sin justificación de órdenes, haciendo de hombre-orquesta), hay que confiar en lo que consideremos mejor para nuestro producto o servicio.
- Cualquier proceso es mejor que no tener un proceso. Al empezar a aplicarlo aprendes y mejoras. Ves lo que no funciona y de forma iterativa lo puedes mejorar.
- Todo error es bueno, el fracaso es una cara necesaria de la misma moneda del éxito. Es una oportunidad de mejorar, reconoce el error, reconócele su valor añadido y confiando en que hiciste lo que en ese momento parecía mejor. Identifica lo que merece la pena cambiar. Revisa la tarea y crea un proceso mejor. Confía en tu criterio y sentido, en tu juicio. De forma natural el proceso será cada vez mejor.
- El proceso perfecto no existe, es tan sólo una aspiración, es un ideal inalcanzable.
- Y se aplica (este alto nivel de confianza) a lo que decimos, hay que confiar en que digas lo que digas, si lo dices de corazón, con la mejor intención de exponer tu producto o servicio, el fin de que se conozca ya está alcanzado con que te presten atención (y no en función del resultado)
Ya que el único mal que puede hacer tu palabra a tu producto o servicio, es brillar por su ausencia.
Sonríe, a cada reacción de tu interlocutor pon la mejor cara. Gánate su atención sincera y respeto (con educación), escucha a tu interlocutor si no es un momento adecuado.
Y confía en tu acción y en tu palabra, ¡¡¡Es tu proceso de venta, su autor eres tú!!!
Consultoría Inmobiliaria y Energética
8 añosUy...que me sonrojo. Sabes que te admiro!!
Director Asociado del Centro de Desarrollo de Carrera
8 añosGracias Niko, Un honor viniendo de alguien que domina estas actividades - que con postura y buena presencia profesional, como tú, cosecha resultado y buenos proyectos
Consultoría Inmobiliaria y Energética
8 añosFundamental Eduardo. Bien dicho!