5 claves para DISFRUTAR de la meditación
Para disfrutar, sí, porque ese es en sí el propósito de la meditación: generar bienestar por el mero hecho de practicarla.
Meditar es simplemente conectar con nuestro mundo interior, con nuestras emociones y sensaciones del momento, pero no de cualquier forma, porque eso también lo puedes hacer hablando con alguien, escuchando música, viendo una peli, leyendo un libro o incluso visitando una exposición.
Meditar te lleva a lugares a veces recónditos y por tanto dolorosos de tu ser, pero a la vez te permite asomarte de manera compasiva y creativa, con curiosidad no con juicio, y eso equivale también a sentirse segur@ y en confianza.
“pues no tengo yo muchas ganas de ir
a esos lugares recónditos y dolorosos
de mi ser, la verdad…”
Tienes razón, atraer recuerdos y pensamientos que generan malestar no es intuitivo. Muchas veces las tripas, en forma de nudo, presión o punzada, literalmente dan la voz de alerta señalando ‘prohibido el paso: emociones desagradables’. Por tanto la primera clave es:
1. POTENCIA LA CONTRA-INTUICIÓN
Tu naturaleza humana a través de tus sensaciones físicas a veces te confunde. ‘No vayas por ahí que molesta o incluso duele’, en realidad puedes interpretarlo como una pista y traducirlo por ‘ve a mirar justo ahí, que así podrás entenderlo todo y por tanto liberarte del malestar’.
“esto lo entiendo,
pero aún así yo no sé meditar”
Exacto! Muy importante qúe me digo a mí mism@ antes, durante y después de meditar.
¿Qué hacer entonces ante ideas del tipo ‘qué pereza’, ‘yo soy nul@ en esto’, ‘seguro que me duermo y no valdrá de nada’, ‘esto es para gente mística, yogui o muy zen‘, ‘qué pérdida de tiempo’, ‘cuando medito me aburro’, ‘enseguida me pongo a pensar en otras cosas y termino peor que cuando empecé’, ‘meditar me estresa’, ‘no entiendo qué me tiene que pasar después de meditar’, ‘cómo puedo saber si realmente me ha servido de algo’, etc.? Aquí va la segunda clave:
2. RESPIRA
¿Verdad que sabes respirar? Pues entonces sabes meditar. Prometido, meditar no es un talento oculto ni un privilegio de unos pocos iluminados. Cuando piensas en cómo respiras y te observas a ti mism@ respirar pensando justo en eso, en que estás respirando -parece un trabalenguas ;-), inmediatamente amplificas tu conciencia de ti mism@, y ya está, conectas con tus sensaciones, físicas y/o emocionales, y eso es tu mundo interior.
“venga ya, pero yo cuando respiro
no me sale toda esa compasión y curiosidad de la que hablas”
Estoy de acuerdo, eso va apareciendo con el tiempo y la práctica, las cosas de palacio van despacio. Practicar una, dos o tres respiraciones conscientes al día es una primera meta ‘meditacional’ muy útil y válida. Cuando ya te sientas cómod@ con este hábito, entonces puedes pasar a la siguiente meta: dejarte guiar por alguien que haga meditaciones. En esta etapa ya estarás cerca de mirarte con compasión y curiosidad. Vamos entonces con la tercera clave:
3. DEJA QUE LA MEDITACIÓN SE ADAPTE A TI, NO TÚ A ELLA
No porque el Mindfulness esté en boca de todos, y salgan guías meditacionales de debajo de las piedras, sobretodo a raíz del confinamiento consecuencia del coronavirus, significa que todas las maneras de meditar o todos los guías se ajustan a lo que tú necesitas, o simplemente a lo que a ti te gusta. Date el derecho de ser selectiv@ con las meditaciones que escuchas, y sigue buscando hasta que encuentres la que encaja contigo.
“¿y cuando encuentre la meditación que va conmigo significa que ya DISFRUTO de meditar?”
Sí y no. La meditación es un hábito saludable, como lavarse los dientes después de comer o dormir 7h-8h al día. El beneficio se amplifica a medida que se vuelve una rutina, algo constante que haces de manera consciente. Es una manera de cuidar tu esfera emocional, igual que cuidas tu apariencia física, por ejemplo. No es tan visible como la de lavarte los dientes (si no lo haces amarillean) o dormir (si no lo haces te salen ojeras), pero a la larga se plasma en lo que proyectas a los demás de ti mism@, ya que te ayuda a ganar coherencia y libertad. Así que la cuarta clave es:
4. PRACTICA DURANTE VARIOS DÍAS SEGUIDOS
Dicen que para crear un hábito hacen falta entre 2 y 3 semanas de práctica diaria. Por eso han surgido los ‘retos de meditación’ de 21 días, que son como paquetes de meditaciones ‘precocinados’ para que sólo te tengas que ocupar de abrir el enlace en cuestión cada día y dejarte guiar. Esto no garantiza que al acabar el reto el hábito esté interiorizado y ya practiques meditación a diario para el resto de tu vida, pero sí que permite que integres a nivel más profundo la experiencia de la meditación y te beneficies de esa sensación de CONEXIÓN contigo mism@.
“esto también lo he probado,
pero no siento nada de lo que dices”
Ya, te creo. Quizás en este momento de tu vida, teniendo en cuenta cómo eres y lo que necesitas ahora, la meditación no es tu canal de conexión. Está bien. La buena noticia es que hay otras vías para ampliar tu autoconocimiento y tomar conciencia de lo que sientes, por ejemplo, haciendo psicoterapia, individual o en grupo, que son igualmente válidas y saludables. Aunque la meditación esté de moda, no es un ideal al que aspirar. Las tendencias son sugerencias, no mandamientos. Y así la quinta clave es:
5. APROVECHA TU CURIOSIDAD Y EXPLORA OTROS CAMINOS
Si has leído este artículo es porque quizás se ha despertado en ti un interés genuino por nutrir tu esfera emocional, e incluso espiritual. No desperdicies ese instinto tan sabio, y busca la manera de conocerte que más te convenga ahora. La vía del esfuerzo no siempre es la más adecuada, cuando notamos que algo nos cuesta mucho, no termina de cuajar, puede ser un indicio de que es mejor cambiar de método para lograr tu objetivo. Recuerda, el objetivo no debe ser meditar, si no DISFRUTAR de acercarte a TI mism@.
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