5 CONSEJOS PARA FORTALECER LOS MÚSCULOS DE LA GRATITUD

5 CONSEJOS PARA FORTALECER LOS MÚSCULOS DE LA GRATITUD

Nunca fue más importante que en este momento, cuando tantas cosas parecen no funcionar en el mundo y en nuestras vidas.

Como con cualquier músculo, necesitamos trabajar cada día para fortalecer nuestros músculos de gratitud. Conozco a alguien que corre unos 25 kilómetros cada día. Él me dijo que la gente supone que cada mañana se levanta emocionado de salir a correr, pero en verdad odia correr. Cada mañana se esfuerza para superar su resistencia y no quedarse en la cama. Cuando está cansado, corre lo mismo. Cuando la gente le pregunta para qué se está entrenando cuando cancelaron tantas carreras, él repite: "Me entreno para la vida. Porque la vida a menudo se trata de obligarnos a seguir adelante cuando todo lo que queremos hacer es darnos por vencidos".

Esto nunca fue más importante que ahora, cuando parece mucho más fácil quejarse sobre todo lo que marcha mal en nuestras vidas y en el mundo. Entrenarnos para ser agradecidos cada día requiere detenernos y enfocarnos en las cosas buenas de nuestras vidas. Aquí hay cinco consejos para fortalecer nuestros músculos de gratitud.

1. Expresemos auténtica gratitud

Es fácil estar agradecidos cuando todo funciona de la forma que lo deseamos. Es mucho más difícil estar agradecidos cuando nada parece marchar bien. Por lo tanto, no pretendas estar agradecido por tus hijos cuando enfrentas desafíos educativos. No trates de obligarte a estar agradecido por la abundancia cuando acabas de perder tu trabajo.

Enfoquémonos en una o dos cosas por las que genuinamente nos sintamos agradecidos en este momento. Puede ser algo pequeño, como un detalle de nuestra habitación al que generalmente no le prestamos atención. O un bello amanecer. Puede ser el aroma de nuestro café por la mañana. No importa lo que sea, siempre y cuando sea auténtico.

2. Consideremos que la gratitud es una responsabilidad

A veces, cuando no me despierto sintiéndome agradecido, respiro profundamente y me recuerdo que soy responsable por mi perspectiva del mundo. Soy responsable de agradecer a quienes me rodean. Realmente es un milagro que nuestras vidas funcionen cada día de la forma en que lo hacen. Las luces se encienden. Los paquetes son entregados. Hay agua caliente en mi ducha. Todavía hay alimentos en los supermercados. Ni siquiera puedo empezar a agradecer a todas las personas que hicieron posible todo eso, pero puedo ser responsable de agradecer por lo menos a la persona que tengo al lado.

3. Transformemos la gratitud en acción

Los actos pequeños cuentan. Todo lo que hacemos es importante. Si estamos en una situación difícil, siempre hay algo que podemos hacer para que las cosas se pongan peores. Y siempre hay algo, aunque sea muy pequeño y parezca insignificante, que podemos hacer para mejorar la situación.

Para ser más agradecidos, ¿hay algo que bloquea nuestra gratitud y que podemos dejar de hacer? Quizás es dejar de quejarnos por las cosas que no podemos controlar o abandonar un hábito que limita nuestra capacidad de valorar la vida.

¿Qué acto pequeño podemos hacer para sentirnos más agradecidos? Quizás salir y mirar las estrellas. Tal vez escribir un texto de agradecimiento. Quizás decir una bendición por nuestra comida. O abrazar a alguien de nuestra familia. O una plegaria para pedir la sanación de un enfermo. Cada acto cuenta.

4. Practiquemos la gratitud por aquellos a quienes extrañamos

Este año, muchos no podemos reunirnos con nuestros parientes, con nuestro rabino y los hermanos y hermanas de nuestra amada congregación. No sólo extraño a mi familia, sino que ahora que sólo podemos vernos por FaceTime / Zoom, etc., comprendo cuánto dábamos por obvio el hecho de poder reunirnos. Daba por sentado la calidez y la risa de la conexión que sólo sentimos al estar con nuestra familia.

Lo que nos queda de este año 2021 es una oportunidad para sentirnos especialmente agradecidos por nuestras familias al sentir su ausencia en nuestras mesas.

5. Ver la imagen global

Nuestras vidas son mucho más sencillas comparadas con aquellos que vivieron antes que nosotros, que a menudo perdemos de vista cuán afortunados somos de vivir en este momento de la historia. Aunque muchos nos sentimos solos y estresados durante esta "plandemia", vivimos relativamente seguros y cómodos dentro de nuestros hogares. Durante el 2020 dijimos que muchos eventos "no tienen precedentes", pero la mayoría de las generaciones previas lucharon contra esto y contra cosas todavía peores. Ellos enfrentaron gripes y plagas antes de que fuéramos bendecidos con la medicina moderna y con hospitales sanitarios. Ellos enfrentaron la guerra, el hambre y la batalla constante para sobrevivir un día más.

Podemos pedir que nos traigan las compras a la puerta y regular la temperatura dentro de la casa. Podemos estar estresados por nuestros trabajos, pero la mayoría no tenemos que preocuparnos por cómo lograremos comer mañana. Hay mucho pesimismo sobre el estado actual del mundo y muy poca gratitud por lo maravillosas que en verdad son nuestras vidas. La tecnología nos ha dado más tiempo libre que a cualquier otra generación en la historia. Podemos comunicarnos con los demás de formas que ni siquiera imaginábamos apenas unas décadas atrás.

Siempre estamos entrenándonos para la vida. Hoy entrenemos también nuestros músculos de gratitud.

Gálatas 6.1-5

En algún momento, todos luchamos bajo el peso de una situación difícil. Puede ser un pecado que no podemos vencer, una prueba que no cede o una necesidad que permanece insatisfecha. Sin embargo, no hay necesidad de luchar solos, porque tenemos el apoyo de nuestros hermanos en la fe.

Hay un ejemplo de esto en el libro de los Hechos. Los creyentes de la Iglesia primitiva unieron sus recursos para ayudar a satisfacer las necesidades materiales de creyentes que estaban en la pobreza (Hch 4.32-35). El apóstol Pablo también muestra esta preocupación por el bienestar de los demás en sus diversas cartas a las iglesias en crecimiento. Sabía que era su responsabilidad y privilegio fortalecerlas, a pesar de que él mismo experimentaba necesidades y adversidades.

No podemos esperar hasta que la vida esté libre de problemas para ayudar a otros; es posible que ese día nunca llegue. Aunque cada uno de nosotros tiene sus propias necesidades, es importante recordar que podemos hacer todas las cosas gracias al poder de Yeshua. Y eso incluye compartir las cargas de los demás.

Amen, bendiciones y Shalom

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