5 Hábitos para liderar tu trabajo según Enrique Shaw
1. Definir el lugar que queremos ocupar en la vida, lo que queremos ser y el legado a dejar.
Enrique Shaw tenía claro dos cosas. La primera que desde su lugar de empresario debería ser el mejor, y la segunda es que a través de su trabajo servir a Dios. De esta manera su sueño de redención comenzaría a realizar en los modestos límites de una fábrica de vidrio. Pero, como todo veradero carismático, él comprende y se juega; y así, se le va ampliando el panorama hasta abarcar toda la nación y luego traspasar a otros países.
Vale la pena conocer algunos de sus pensamientos para hacerse una idea de su lúcida visión
"Hay que cristianizar la clase patronal argentina. Hay que humanizar la empresa."
Para juzgar a un obrero hay que amarlo. Lo esencial en una empresa es el respeto por la dignidad humana. Un empresario con sentido social moderará su espírtiu de lucro, reconocerá el valor de l trabajo ajeno, tratará al obrero con consideración, y se esforzará para que lleve su trabajo a la elevación económica y moral correspondiente a su dignidad.
2. Primero el matrimonio y la familia
De su matrimonio con Cecilia, nacen 9 hijos. Consciente totalmente que la familia es su responsabilidad primera, comenzando por su matrimonio. Entendía perfectamente que la forma de garantizar la felicidad era a través de Dios, mirando a sus hijos con ojos puros y bondadosos. Estaba convencido que su matrimonio también debía ser un ejemplo y para eso debería haber demostración de amor plena y diaria.
Si todo va bien, también repercute en nuestro hogar. Cuando vivimos en familia, nuestra elección laboral afecta a quienes tenemos alrededor. Sin embargo cuando algo anda mal en nuestro trabajo, podemos disimular nuestro sufrimiento para hacer felices a los demás, o entristeceremos nuestro hogar con nuestras quejas. En días de prueba, el mayor sacrificio puede ser sonreír cuando no tenemos ganas.
Es nuestro deber cuidar tanto o mas a la familia como el trabajo que llevamos a diario.
"La vida convivida por dos florece. Se hace infinita. Es una oración en común. Hay que expresarse el amor mutuo. No basta darlo por supuesto. El crecimiento del amor no es automático. Hay que recrearlo."
3. Mantener la pasión unidas y no concentradas
Su pasión por la familia y la empresa lo llevaría a fundar la Asociación Cristiana de Dirigentes de empresa. De esta manera puede poner en común toda su capacidad al servicio de Dios, siendo un buen marido y padre de familia, un empresario piadoso, y por último, devolviendo a la comunidad valores cristianos que se pueden multiplicar y esparcir en diferentes actividades. Así su pasión no se encuentra concentrada, dando un testimonio permanente de que también para el hombre y para los problemas contemporáneos hay un camino, una verdad y una vida enseñados en el santo evangelio y celosamente conservados por la Iglesia.
4. Estudiar y perfeccionarse
Para conquistar el mundo hay que estar preparado. La capacitación y formación de la mente y el espíritu resultan fundamentales para seguir adelante. En la vida de Enrique Shaw, se produce una larga preparación que bien podemos definir como providencial, y que va a ir incrementando en cantidad y calidad a lo largo de su vida.
En verdad, el secreto del éxito para este empresario se debe a su intensa, metódica y perseverante espiritualidad, en la que se hermanan armoniosamente: el conocimiento y la vivencia, la oración y la práctica cotidiana.
5. Fortalecerse con vitaminas espirituales
Para estar motivado y mantener la energía en todo lo que se emprende es importante conseguir fortificarse a través de pequeñas acciones que permitan al alma saciarse e incentivarnos.
Dar: todo aquello que dispongamos. Tiempo, atención, escucha, dinero, pero para que sea genuino, no hay que dar aquello que nos sobra, sino eso que valoramos y contamos con poco para compartirlo.
Amar: sin límites y sin destinatarios. Nos permitirá evitar las etiquetas, entender a todos y sobre todo saber perdonar.
Mortificarse: sentir la ausencia de algo o alguien, privarnos de lo que nos gusta, pedir más de lo que nos disgusta, de esta forma siempre podremos saber que con lo que tenemos nos basta para ser felices.
Con estas tres píldoras, Shaw solía alimentar su espíritu para llevar adelante todo aquello que emprendía. En cada uno entendía, lejos de todo egoísmo, que la satisfacción de haber obtenido un logro permite ir por más.