5G, COVID-19 y el futuro

Las redes 5G, concebidas como tecnología habilitadora para el desarrollo de soluciones que exigen un alto grado de consumo de recursos (datos, capacidad del canal de transmisión, contenido multimedia), seguro que hubieran podido contribuir a una mejor gestión de la situación extraordinaria que vive nuestro pais.

Imaginemos una población media confinada para combatir el COVID-19, situada en un entorno alejado de las principales áreas metropolitanas, seguramente bien conectada por redes de telecomunicaciones de alta capacidad (fibra óptica). ¿Qué le aportaría la conectividad 5G en un entorno de este tipo en estos momentos? La fusión de la 5G junto con las tecnologías actuales permitiría una triple combinada clave para un momento como el actual: ubicuidad asistencial, tiempo real para monitorizar pacientes graves no hospitalizados y personalización real de servicios.

En primer lugar, esta mezcla permitiría la ubicuidad para la prestación de servicios de asistencia primaria remota, sin necesidad de presencia física de los expertos. Personal no necesariamente médico podría desde los domicilios de los afectados tener una asistencia remota de personal altamente cualificado, en tiempo real para efectuar una primera diagnosis. Esta podría aprovechar el video de alta calidad, y porque no de la realidad aumentada, para mejorar la celeridad de los diagnósticos y ayudar en el no colapso del hospital local. De esta manera sería posible para las primeras asistencias complementar los servicios sanitarios con voluntarios -sin experiencia profunda- y centralizar un “pool” de profesionales que les guiasen en los primeros diagnósticos, haciendo eficientes los escasos recursos. 

En segundo lugar, para la descongestión de los servicios de emergencias y las unidades de cuidados intensivos hospitalarias, las capacidades de la red 5G permitirían crear unidades de cuidados intensivos remotas, por ejemplo, en hoteles y otras dependencias. Esto sería posible porque la 5G habilitaría la monitorización remota, precisa y en tiempo real de las constantes vitales de los pacientes, contribuyendo también a la descongestión.

Por último, facilitaría una personalización completa de los servicios asistenciales. La capacidad computacional de la red 5G nos permitiría atender mejor a cada paciente o ciudadano dependiente, ajustando sus necesidades, gracias a las capacidades de virtualización de soluciones de la red 5G y su conectividad masiva.

Podría seguir con una larga lista de beneficios basados en la triple caracterización de las redes 5G (baja latencia, ancho de banda extendido y conectividad masiva), pero lo más importante del tema en estos momentos es constatar la importancia extrema de poseer conectividad de altísima calidad para el conjunto del territorio, no sólo para las áreas metropolitanas. La red 5G debe de contribuir al desarrollo de todo el país, pero también y principalmente a crear unas condiciones de vida y de asistencia social modernas y de claro valor añadido. Dotar de esta conectividad a todo el territorio abre inmensas posibilidades que en situaciones como las actuales supondrían instrumentos de mejora para los ya buenos servicios que tenemos. Desde la mejora hospitalaria, hasta un avance en los sistemas de gestión de espacios que necesariamente han de estar cerrados a la pública concurrencia, y en combinación con la inteligencia artificial, proporcionarían herramientas altamente útiles para la sociedad. 

La capacidad de dotar de canales específicos para servicios críticos, sería también de muchísima utilidad en el caso de una ciudad confinada en una situación como la actual y sería claramente diferencial respecto a lo que ahora mismo puede ofrecer la excelente red 4G. Hemos visto controles con utilización de libreta y bolígrafo para el registro de la identidad: con una red como la 5G podríamos realizar una instantánea de los documentos de identidad y analizar en el edge computing en tiempo real el documento, comprobando no sólo su validez sino la pertinencia o no de acceso a esa área: agilizando las operaciones, simplificando la identificación y dotando de modernas herramientas a los servicios de control y emergencias.

Y, ¡qué decir del teletrabajo! Sin duda la conectividad 5G será necesaria para una nueva visión global de la ocupación. Los beneficios de su capacidad permitirán superar las pixelaciones en las conexiones, la dificultad a la hora de compartir documentos, pizarras… Permitirá conmutar entre la educación presencial y la remota con mayor facilidad y con el beneplácito de la ubicuidad.

Hace más de 2 años que desde 5G Barcelona apostamos por ello, ponemos a prueba diferentes casos de uso e intentamos acelerar que se conviertan en servicios pioneros normalizados para la sociedad. Y en una situación como la actual constatamos el potencial de la 5G y la necesidad de pasar del testeo a la realidad porque, aunque es cierto que con 4G hay muchas cosas de las comentadas que se pueden hacer, no será posible llevarlas a cabo de manera industrial, ni mucho menos, masivamente.

La experiencia nos debe servir para combatir la necesidad y para comprender que la inversión en investigación y en tecnología aplicada puede ser decisiva. Y más en un momento cambiante como el actual en que las rutinas de mercado, de investigación y de innovación están sufriendo también una transformación completa.