88 ó 5, entre gustos no hay disgustos.
Longitud: O58°22'38.03" Latitud: S34°36'47.34"
2019. OtoñoEn la inmensidad de las estrellas, en medio de nuestras caóticas calles y cubículos luchamos por ser nuestra mejor versión de Samurái.
En los últimos años, me he prometido leer por lo menos un libro interesante cada par de meses. Sin embargo, no mentiré, hay ocasiones en las que logro leer uno por mes o tengo ocasiones en las que necesito más de dos meses para leer, olvidar y releer uno mismo. Hace unas semanas, me obsequié: MI HISTORIA de MICHELLE OBAMA. Recuerdo aún la emoción con la que inicié su lectura en una noche en casa. Sin embargo, me ha sido necesario releer unas 3 veces las mismas 45 páginas que llevo y es por que está tan lleno de detalles que merecen apreciarse. (Recomiendo este libro para una buena sesión de calma y desconexión). Pero bueno, en realidad mis palabras hoy no van hacia Michelle…
Mis palabras hoy intentan sumar entre lo humano y lo divino.
Hace cerca de 26 años recibí un regalo maravilloso: El libro de los cinco círculos. Estrategias del Samurái. De Miyamoto Musashi, en una versión traducida por Arturo Gonzalez Cosío y Noel Guerrero Santiago y analizado y humanizado por René Rebetez, este último un personaje mágico e irrepetible que la vida puso frente a mí, para abrir de una manera u otra mis pensamientos y racionamientos más elevados. Por supuesto, en ese momento el 9/9/94 día en que con su sutil letra dedicó un ejemplar para mi indicando en la misma: “Para Maria Fernanda, con la esperanza puesta en su juventud.” lo vi, como un gesto cariñoso de un loco al que no comprendía muy bien y tal vez proyectó en mí, lo mismo que mi buen amigo Alberto Salgado, al regalarme Autobiografía De Un Yogui Paramahansa Yogananda indicándome que “tenía el poder”…( confieso, que este me costó aùn más..tanto que pasaron años para comprender el sentido de este obsequio).
Tambén confieso, que a este par de seres los identifico con responsabilidad en parte de mi desarrollo espiritual y de una manera u otra, sus rostros llegan a mí, para “recordarme” que algo más debo ver, algo más debo hacer o sencillamente, algo que no ven otros alcanzo a percibir.
En este orden de ideas y recordando a mis dos buenos amigos, uno acompañándome desde el plano espiritual ya hace unos años, cuando en la hermosa Isla de Providencia, Colombia en una mañana de 1.999 hizo su elevación a un nuevo plano y el otro presente desde el plano emocional dados los kilómetros que nos distancian, he querido enfrentarme hoy a estos dos libros que a continuación mencionaré y de seguro aportarán a nuestros grises, soleados, risueños o callados días.
Estas referencias son: El libro de los cinco círculos, Manual de estrategia para el samurái, cuya versión original data de 1645 y se atribuye a Miyamoto Musashi, se nos presenta claramente la guía para lograr el estado ideal de Dominio de la estrategia de la espada larga, la cual en términos mundanos no implica nada diferente al dominio de sí mismo, de la capacidad de adaptación, en comprender y ser consciente de la fragilidad de las apariencias para tras ello triunfar siempre en nuestra batallas. Todo esto contando con el principio base de entender que El camino de la estrategia es el camino de la vida misma.
Sin lugar a dudas el hecho de manejar el contenido en este libro, como habitualmente conocíamos a los elementos budistas: Tierra, Agua, Fuego, Viento y Vacío, correspondiendo a la vez al camino trazado por el Buda Gautama en su versión de las cuatro Nobles verdades y su resultado Final hace que su lectura sea amena y supremamente intimidante.
Para empezar El círculo de la tierra, nos lleva a entender que lo que hace realmente diferente al samurái es que él estudia y conoce el Camino de la estrategia y esta se define como la capacidad de supervivencia del ser humano. (Indica: Es a través de nuestras victorias en los combates singulares y en las batallas gloriosas, como unimos el poder y la fama). Comparando esto con la vida cotidiana y real de un ser en construcción como lo soy yo, podría decir que una de estas victorias, es el dejar por un espacio de tiempo: horas, días, semanas que los factores externos que hacen que sienta poca o mucha felicidad no sean determinantes, sino que sea mi propio ser quien encuentra siempre motivos para serlo.
El segundo, es el Círculo del Agua; el agua adopta la forma de su receptáculo, algunas veces en forma de gota y otras en un inmenso mar. El círculo del Agua, nos invita a adoptar una postura que nos haga mantener la cabeza erecta, la mirada recta al nivel del horizonte sin permitir que se ladee o cuelgue…Es sencillo, en la vida diaria, nos sugiere mantenernos en pie, sin perder la fe, la esperanza, las ganas; significa mantener los niveles de Domina, Oxitocina, Serotonina y Endorfina en alto, sin importar si es gris o claro; soleado o lluvioso, recordando que cada segundo tiene su encanto. Practicar la contemplación, sin lugar a dudas es un paso para mantenernos conectados y desconectados.
El tercer Círculo, es el del Fuego, si, fuego aquel elemento que hace unas horas fue protagonista de la pérdida universal que hemos vivido en Notre Dame, ha sido el protagonista en un edificio y una ciudad que han sobrevivido a plagas, terremotos, guerras; pero no a un incendio que, al parecer, inició en su ático. El Círculo del fuego nos invita y refiere a dominar la esencia, ahondar en nuestros dones con diligencia, entrenar en las auroras y los crepúsculos, para así pulir cualidades y destrezas, librándonos de nuestras limitaciones y adquirir así habilidades extraordinarias. Sin lugar a dudas, quien haga todo esto, llegará a tener poderes milagrosos. Y entonces, esto pasado a nuestra humilde realidad es tan práctico y sencillo: Podemos convertirnos en seres maravillosamente milagrosos, con tan solo trabajar permanente y fielmente en nuestros principios, valores, creencias, dones para así desde nuestro propio ser poder transformar a otros con el ejemplo y la referencia, podemos ser esa diferencia; podemos ser quienes vemos le lado positivo de la situación, quién gracias a su don de gentes, puede tejer redes de apoyo, quien puede con una palabra cambiar la esencia de un día para alguien, tan fácil y potente como el fuego que inicia con una chispa y toma dimensiones incontrolables.
Nuestro cuarto círculo, es el círculo del Viento; el viento… el viento lleva y trae y así mismo nos invita a conocer otros estilos, otras escuelas, otras visiones. Al observar a otros, al ir y venir de un conocimiento a otro, podremos realmente ver las diferencias entre unas y otras y así perfeccionar la propia.
Es necesario ir, venir, aprender, desaprender en la búsqueda de la excelencia propia. Así y todo, es por esto por lo que, al ver a otros, al tomar como referentes a maestros, mentores, guías o como cada cual quiera llamarlos, podemos ir de a paso puliendo nuestra propia forma.
Tan solo anoche, leía a una gran mujer que admiro, ella es Sylvia Ramírez Rueda, indicaba en su post lo siguiente: “…Recordemos que las calles, los corredores, las aceras, las escaleras, son la pasarela de nuestra buena onda. Semana para hacer un derroche de actitud…” y entonces ahí es donde mi voz interior grita: ¡Claro! Es fácil. En el ir y venir diario y permanente en que vivimos y en lo que el viento lleva y trae al ser mágicamente observadores, podremos entender desde lo más profundo, que una sonrisa no se niega, un café hace más fácil una conversación, un hasta mañana puede alegrar un día.
El último y no menos importante, es el Círculo del Vacío, entiende al vacío, como la nada…algo realmente incomprendido por un gran % de la especie humana. En términos generales damos por hecho que el vacío es la nada. En realidad, es solo un reflejo de la visión errónea de algunos seres, es evidente que aquello que no se comprende suele asociarse o ser el vacío. No es así, esto es sólo aturdimiento. Nos sugiere que, para realmente recorrer el camino de la estrategia como un verdadero Samurái, es necesario estudiar otras artes, no desviarnos ni un ápice del camino del samurái mismo, asentar nuestro espíritu y acumular experiencias diarias. Siendo todo esto parte del vacío.
Dado todo lo anterior, podría decirse que en el Abril de 2.019, debemos mantener nuestro horizonte claro, permitirnos aprender otras cosas, disfrutar cada experiencia, cada encuentro, cada desencuentro; tal vez todo esto sume para llevarnos a ser unos Samuráis expertos, en el arte de vivir de mejor manera, en este inmenso universo lleno de vacío.
Ahora y pasando brevemente a mi otra referencia: Los 88 peldaños de la gente feliz cuyo autor es Anxo Pérez Rodríguez y en el cual se nos invita a domesticar nuestra voz interior, comprender y saber que nadie nos hace mal para buscar nuestro sufrimiento con conocimiento de causa o acción concreta, sino como resultado de sus carencias, brindándonos una herramientas para llenarnos de luz como lo son la auto honestidad, la humildad y la auto observación y además, sugiriéndonos preguntarnos permanentemente si lo que estamos haciendo es honesto o no y si lo que hacemos lo hacemos con humildad para descubrir si nuestras acciones, pensamientos deseos provienen de la bolsa negra (ego y sombras) o de la bolsa blanca (esencia y luz), creo prudente indicar que en realidad tanto el hacernos mejores personas desde los fundamentos básicos del Samurái guerrero o desde el autoconocimiento pleno, puede ayudarnos a manejar las circunstancias que tengamos en la vida, los más y menos que nos perturban en modo alguno y de seguro iremos en el camino para encontrar la fórmula para eliminar cualquier tipo de sufrimiento y amargura misma, en busca de la tan mencionada felicidad.