Adiós México
La misma historia de siempre. El cuento de nunca acabar. La maldición del quinto partido. Hoy, Brasil le dio su vuelo de regreso a México en un partido que, gracias a Guillermo Ochoa, no terminó 10 a 0.
Pero, ¿por qué? ¿Por qué siempre los mexicanos nos ilusionamos en un partido que nunca llega? ¿Por qué la selección nos da la esperanza con actuaciones brillantes y, a la hora de confirmar el pase en fase de eliminación directa, nos falla? La respuesta es simple: la afición se equivoca pensando que tenemos un nivel futbolístico élite. Cuando menciono la palabra “afición”, me incluyo. Efectivamente, le ganamos a Alemania, hicimos un buen partido contra Corea y dimos una actuación para el olvido contra Suecia. Sin embargo, no sirve de nada dar ese tipo de actuaciones si en octavos de final la estrella del Tri es Ochoa.
Ahora, esto es generado por varias situaciones que se presentan en el fútbol mexicano:
1. En primero, la falta de interés de la Federación Mexicana de Fútbol por el tema deportivo. Es decir, las giras de la selección por Estados Unidos donde enfrentamos rivales de muy bajo nivel, crean contratos multimillonarios pero bajo nivel futbolístico. Además, las reglas de jugadores extranjeros en la liga mexicana concluye en poca generación de futbolistas que, en un futuro cercano, podrían ser los siguientes seleccionados mundialistas. Es decir, no se generan nuevos talentos y no se apoyan a los actuales. ¿Cómo esperamos encontrarnos entre las mejores 8 selecciones a nivel mundial con este tipo de intereses de la máxima entidad futbolística del país?
2. La mentalidad del Tri en partidos definitivos. Suecia era un encuentro en donde la selección debía hacer un partido tal que definiera el primer lugar del grupo. Sin embargo, enfrentaron el partido confiados en la cantidad de puntos que habían generado en ese momento y, por tal motivo, Suecia arrasó. 3 a 0 fue el resultado que nos colocó en el segundo puesto y, por tanto, si el planteamiento era acertado, enfrentaríamos en eliminación directa a Brasil. Selección con nombres como Neymar, Coutinho, Firminho, Marcelo, Wilian… Porque no sirve de nada que nos imaginemos cosas “buenas”, si esa imaginación no se proyecta en la cancha. No sirve de nada que le ganemos al campeón del mundo si en partidos definitorios nos comportamos de tal manera.
3. La falta de ideas y los errores defensivos. Esas dos variables son las que nos han dejado en octavos de final. Jugadores ganando la espalda de la línea defensiva mexicana, centrales y laterales ocupando su tiempo en la ofensiva, más que concentrarse en su trabajo defensivo; la falta de profundidad ofensiva, la posesión de balón sin ideas claras… Este tipo de errores son los que hacen que Suecia anote 3 goles y Brasil 2. No es una buena señal que tu jugador más valioso sea tu portero. Podrás tener bajo los tres palos a un Neuer, a un Courtois, a un De Gea o, inclusive, a un Ochoa. Pero si no lo apoyas generando jugadas ofensivas claras, será imposible conseguir el resultado. La posesión de balón en el fútbol actual no es un indicador que resalte a la hora de analizar el nivel mostrado en la cancha. Efectivamente, ese indicador son los goles.
El cuestionamiento concluye en “¿Realmente se puede?”. La respuesta depende de las acciones que se generen para poder ser uno de los grandes. Depende de los cambios internos, de la forma de apreciar por las instituciones al fútbol en México y de la mentalidad del cuerpo técnico y jugadores mexicanos. Porque, al día de hoy, somos una de las mejores 16 selecciones a nivel mundial. Ese tipo de cambios son los que harán falta para encontrarnos en las mejores 8, en las mejores 4 y, por último, en la mejor del mundo. Ese tipo de cambios serán los que nos lleven al quinto, al sexto y al séptimo partido. Ese tipo de cambios serán el factor para ser campeón del mundo.
Fotografía obtenida de FIFA.com