Agradeciendo en tiempos de pandemia
Ya vamos a cumplir casi 12 meses desde que nuestra forma de vida cambió como nunca lo imaginamos.
Casi 12 meses desde que comenzamos a trabajar de forma más flexible y total o parcialmente desde casa.
Cada uno tiene su experiencia.
La mía ha sido positiva.
Y por eso más que quejarme, tengo que agradecer los cambios.
Ahora comienzo a trabajar a la hora que antes salía de casa y el tiempo que antes dedicaba a transporte (entre 60 y 90 minutos diarios), los dedico a trabajar.
Esto me permite en muchos días poder tomar una pausa más larga a mitad de la jornada e ir a caminar al bosque para respirar aire puro, hacer algo de ejercicio y cargar energías para la segunda mitad del día, y apagar el computador más temprano.
Además, mientras trabajo, la Thermomix está cocinando, así que todos los días me alimento con calma de comidas hechas en casa, sanas y a bajo costo.
Sé que mi caso es vetajoso, porque no tengo ninos, ni alumnos, ni clientes y mis jefes son maravillosos, respetuosos, confían en mi trabajo y valoran lo que hago.
Por otra parte, a veces me cuesta apagar las pantallas y me encuentro revisando emails y trabajando a una hora en que debería estar preparándome para descansar.
Los días que voy a la oficina la prioridad son las reuniones, el uso de impresora y archivo de documentos, así que trabajo de forma eficiente para aprovechar al máximo el tiempo y disfruto las horas con los colegas, a los cuales me alegro de ver.
La tecnología nos ha permitido estar en contacto sin problemas para que todo siga funcionando correctamente.
Anoche y esta manana nevó y luego de terminar varias cosas (me hace tan feliz borrar tareas de mi "to-do list"!) salí a disfrutar de mi merecida pausa, escuchando mis podcasts favoritos (How to be awesome at your job, Happier with Gretchen Rubin, the Happiness Lab y Meditative Story, muy recomendables).
La nieve fresca cubría todo y tenía ese agradable sonido al pisarla.
Y mi ave favorita, el petirojo (robin en inglés, tan hermoso para pintarlo), salió a saludarme de muy cerca y alegrarme aún más el día, y recordarme que siempre, siempre, hay cosas buenas que agradecer.