Aguas Turbias
En estos casi 180 días que han transcurrido desde que se declaro la cuarentena por la contingencia he visto como el enclaustramiento, el desempleo, la economía y la salud nos ha golpeado de diferentes formas generando un fuerte conflicto de integridad entre los pensamientos y emociones que experimentamos tornándolo confuso y estresante.
¿Hasta cuando terminara este lapso? ¿Podre soportar las inclemencias que vienen? La respuesta es concreta, SI PUEDES. Cada vez que nos estamos cuestionando estamos induciendo más presión a nuestro cuerpo dando esa sensación de pesadez llevándonos al cansancio y al fastidio.
Como lo he mencionado en artículos y publicaciones anteriores, me declaro fanático de la cultura oriental desde su manejo en salud, educación y planeación de estrategias. Parte de la ideología oriental están las enseñanzas del gran maestro Buda el cual a través de metáforas mostraba una sabiduría que esta siempre al alcance de uno mismo.
En una de sus lecciones donde compartía con sus discípulos cerca del río, Buda le pidió a uno de ellos que le sirviera un poco de agua para calmar su sed por lo que uno de sus alumnos con injundia para satisfacer al maestro corrió al rio con una jarra, pero el joven se topo con un gran obstáculo ya que había gente lavando sus prendas dejando sucia el agua. Espero y espero hasta que dejaron de lavar y el rio estaba cubierto de una mancha turbia dando la sensación de que el agua ya no servía.
El discípulo se acerca con Buda enojado diciendo que lo disculpara ya que no podía traerle agua para beber ya que estaba sucia por las personas que lavaron su ropa. Buda le dijo que esperara una hora y que regresara al rio a traerle un poco de agua, al regresar se dio cuenta de que aun se vía algo turbia, pero decidió llevarle un poco. Al entregarle el jarro a Buda este lo observo y le expreso de nueva cuenta espera una hora más y tráeme agua de nuevo.
Al darse de nuevo la vuelta al río, el aprendiz se dio cuenta que varios animales rodeaban la zona y bebían del agua que había estado sucia por el lavado de las prendas, vio de cerca y noto que esta era cristalina de nuevo por lo que de inmediato lleno una nueva jarra y se lo llevo a su maestro. Buda lo tomo, sonrió, le dio un gran trago a la jarra diciendo en voz alta “este es el mejor trago de agua que he tenido”, el discípulo contento le pregunta acerca de porque lo considera como su mejor trago. Buda les dice a sus discípulos que todo toma su tiempo para poder disfrutarlo en verdad, si yo hubiese tomado el agua sucia me hubiese caído mal y no me quitaría la sed, conservamos la calma a pesar de seguir con sed, paso una hora y el agua continuaba turbia, me quitaría la sed pero el sabor no me permitiría disfrutarlo, basto con esperar en calma y aguantar la sed una hora más para poder beber agua fresca, limpia y cristalina quitándome la sed y llevándome un gran placer de haber saciada mi sed como yo lo esperaba. Por esa razón los animales no se acercaban a beber al rio, porque ellos esperan a que el agua se asiente y suba el agua limpia y cristalina.
El agua es vida y esta se ve reflejada en esta enseñanza de Buda, habrá momentos en que esta tenga suciedad y no nos permita ver que abajo hay agua limpia, hay que saber ser pacientes y esperar a que el agua limpia suba, al hacer cosas precipitadas puede llevarnos a enfermarnos y no generar resultados, si conservamos la calma un momento veremos que todo vuelve a su curso, si al ver el mínimo cambio reaccionamos puede que libremos el pendiente mas no significa quedar satisfecho. Por eso las mejores cosas de la vida llevan su tiempo, los vinos, los quesos, las relaciones de amistad, la educación y formación todo requiere de darle forma y esperar a que madure.
Sigue adelante con fe, esfuerzo y calma, es mi invitación con esta reflexión de la cultura oriental que va muy ad hoc en estos momentos con la pandemia. Cuídate a ti para que puedas cuidar de los que mas amas en esta vida. Continua en la búsqueda de esa oportunidad que tarde o temprano llegara, disfruta todo lo que te rodea, la felicidad y la calma van de la mano. La paciencia es la virtud de los valientes. CARPE DIEM.