Alemany ¿Puedo hablar contigo?
Desde tiempo inmemorial, ya no recuerdo cuando empezó, infinidad de personas me preguntan: Alemany ¿Puedo hablar contigo?
Detrás de esta pregunta, una persona busca respuestas a su situación y por algún motivo que desconozco, piensa que yo podría ayudarlo. Jamás negué esa ayuda. En algunas ocasiones, vendrán con intereses espurios, otras conllevarán una crítica posterior y las más vendrán precedidas de un sincero ¡Gracias!
Aquellos con intereses espurios, vienen con la sola intención de meter la cuchara en tu sopa, se creen que por mi forma de ser y pensar, están delante de Caperucita roja. Se convertirán en enemigos acérrimos, no consiguieron su objetivo y este servidor de ustedes se convertirá en su peor enemigo.
Otros, después de contestarle que sin problemas puedo regalar mí tiempo a sus dudas, preguntas e inquietudes, recibirán la respuesta de la sinceridad. Sin filtros. El problema es que estos buscaban aprobación, conformidad y constatación. No venían en busca de ninguna discrepancia, y eso les ofende, desde ese momento, cualquier excusa será buena para criticarte, contigo estuvieron algunas horas, serán suficientes para criticarte durante algunos años.
En cambio, los que terminan la reunión con un sincero ¡Gracias! Estos son los que dan sentido a mi esfuerzo por servir al prójimo. Ningún valor tiene, puesto que me produce mayor satisfacción que aquel que recibe mi ayuda, ese día me siento inmensamente feliz, y con los otros, profundamente idiota.
Sabéis de dónde viene el choque de trenes, de las creencias. Son las que determinan la reacción de unos y otros. Creen en lo que creen y mucho peor, algunos creen saber como yo creo. Cuando esto no coincide y como diría el Recio ¡Ostia tremenda!
Desde muy pequeños nuestro cerebro recibe información y, poco a poco, se van instalando en nuestras mentes una serie de programas que nos dicen como tenemos qué ser y a qué debemos aspirar si queremos una vida de éxito.
“Una creencia es algo que te aferras porque crees que es verdad” Deepak Chopra
Cuando somos jóvenes, en nuestra adolescencia, pensamos que seremos felices cuando alcancemos la mayoría de edad, ya que tendremos la libertad para hacer aquellas cosas que están reservadas para los adultos. Podremos hacer lo que queramos sin necesidad de pedir permiso. Seremos inmensamente libres.
Luego llegará ese ansiado momento, y pensaremos que seremos felices cuando empecemos a ganar dinero, por el hecho de que tendremos la capacidad de comprar aquellas cosas que nos dan estatus social: coche, ropa de marca, móviles de última generación. El dinero que ganaré me traerá la ansiada felicidad. Podre tener todas las cosas que quiera.
Recomendado por LinkedIn
Bueno, no era como yo había planeado, pero ahora seré inmensamente feliz cuando tenga mi propia casa y forme una familia.
Más tarde, consideramos que cuando nos jubilemos será el momento en el que alcancemos la felicidad. Podremos hacer todo aquello que nos gusta. Incluso algunos dicen que darán largos paseos y contemplaran la naturaleza. Hoy no pueden.
Finalmente, será en el lecho de nuestra muerte, en un momento de claridad mental, descubriremos una espeluznante verdad: la felicidad estuvo delante de nuestras todo el tiempo y no nos dimos cuenta. Nuestras creencias en un futuro prometedor, hipotecaron el presente perfecto.
Pregúntale al que tiene poco y te dirá que le falta algo para ser feliz. Pregúntale al que tiene mucho y te dirá exactamente lo mismo.
Debemos estar dispuestos a desprendernos de estas falsas creencias que gobiernan nuestras mentes. Pero eso no es fácil, ya que tendremos que renunciar al mundo tal y como lo conocemos y al cual estamos excesivamente apegados. Me refiero a renunciar al mundo de los deseos, el poder, el prestigio, la aprobación social, … Y a todos esos momentos fugaces de placer que proporcionan.
Es curioso, pero con sinceridad, pienso, que cuando las personas me relatan todo lo que necesitan para ser felices y tener una vida plena. Necesitan más de esto o aquello, mi respuesta siempre será la misma. El problema es lo que te sobran cosas, no necesitas más, tienes que quitar. La relación de cosas que te faltan son las que te impiden ver y disfrutar de la auténtica felicidad. Haz una lista nueva. En ella incluye todo lo que tienes y verás que podrás entender, hoy mismo, que eres inmensamente afortunado.
La mente del ser humano es codiciosa, si salgo a cazar o pescar, no lo haré para alimentarme, el éxito estará en cuanto mato, si es mucho, abre tenido éxito, aunque todo lo conseguido termine en la basura.
Haz una lista nueva de lo que necesitas para ser feliz, incluye en ella solamente todo lo que ya tienes, y comprobaras que el único problema es que estabas colocando la escalera del éxito en la pared equivocada.
Analista Desarrollo Organizacional en Banco de la Nación de Perú
2 años"Únete a lo que es espiritualmente superior, independientemente de lo que otras personas piensan o hacen. Mantén tus verdaderas aspiraciones sin importar lo que esté sucediendo a tu alrededor", y que "No hay más que una forma de tranquilidad mental y felicidad, y eso es no tomar las cosas externas como propias", nos recuerda el filósofo griego de la escuela estoica Epicteto. “Creo que lo fundamental es encontrarle sentido a lo que haces: cuando encuentras el sentido de tu vida, eso es lo que motiva. El secreto de la pasión es tener un propósito, cuando tienes un propósito (tu trabajo, tu familia, lo que sea...) entonces la motivación es más fácil de conseguir, y es más fácil de asumir tu día a día, tus preocupaciones. Es como tener una misión.”, según gran el mensaje de Victor Kuppers. Sus aportes permiten analizar nuestra vida, por que trasladan sus vivencias y verdades, por que encontró su pasión por ayudar al que necesita apoyo, que significa su pasión por la vida. Miguel Alemany Garcia , muchas gracias por compartirlo.
Director en despacho de abogados
2 añosNuestros conceptos los ostentamos y se diluyen en creencias en cada uno de nosotros fijados en nuestro recinto cerebral, que permiten fluir y sostener nuestros criterios y requerir solidaridad para su acción si es necesario.