Algo tan sencillo pero con tanto peso...

Algo tan sencillo pero con tanto peso...

Hubo una vez cuando recién había llegado de estudiar una maestría en dirección de empresas en España (al salirme de la Marina no tenía idea de cómo dirigir una empresa, o al menos eso creía y estaba una constructora detrás esperándome), como piloto de la Marina, en aquel momento mis conocimientos solo iban hacia lo aeronáutico y sobre las áreas administrativas en las que trabajé como oficial en esos años ( de hecho ahí no me daba cuenta que era muchísima experiencia dado que pasé casi por todas las áreas que tiene una empresa excepto contabilidad, los números no fueron santos de mi devoción), pero a lo que voy es lo siguiente:

Una vez recibí en mis emails uno en el cual un gerente de empresa me pedía una cotización para construirle un almacén en un terreno que tenían y él se había encargado personalmente de ese asunto y etc. Hasta ahí todo bien con eso.

Me dijo que quería esa cotización para una fecha límite ya que ese asunto lo verían en su directorio, así que con toda mi buena onda, me encargué de mover toda la estructura para que nuestros números estuvieran listos en la fecha que nos indició a pesar de que por ser de carácter complejo nos llevaría muchísimo más tiempo, personal, recursos y lo haríamos sin costo alguno.

Mi padre, fundador de la empresa, renegó por ese trato diferencial y por meter tanta presión a la gente para cumplir con ese posible cliente -“porque te tomas tanto trabajo para un proyecto tan pequeño si estamos en medio de uno 4 veces más grande?”- decía con justa razón, mi padre es súper buena onda, sin embargo en ese momento tenía la cabeza en una obra en curso y en que todo le salga como siempre, muy bien.

Con mi gente hicimos ese trabajo extra en tiempo record y siempre con los detalles que estábamos acostumbrados a plasmar en nuestras cotizaciones, no solo los números fríos, sino recomendaciones para un mejor aprovechamiento, mirando errores en la concepción de lo que querían, detallando todo para que supieran en que se gastarían su dinero al hacer un proyecto como aquel, etc., es decir yendo a un nivel superior de lo que me pidió solo por el hecho de que pudiera entender bien que significa construir algo de la nada y lo que debería tener en cuenta, aparte de los números, que no es lo único que hay que mirar para decidirse a construir algo y la mayoría de personas desconoce.

Pues bien, entregamos la cotización en la fecha indicada, y con la satisfacción de haber cumplido con esta persona, alguien a quien apenas conocía a través de unos impersonales emails.

Para hacer la historia corta, nunca supe más de él, ni nadie de su empresa, no obtuve una respuesta, ni siquiera algún mensaje desestimando nuestros servicios o explicando que acciones tomarían con relación a su proyecto y nosotros, o al menos un “muchas gracias”, tan fácil que es y luego mi padre cantándome en la oreja “ya ves, te dije, para que tanto esfuerzo si no te van ni a responder los mensajes” (obviamente esa empresa está tachada de mi lista, porque para perfil de Madre Teresa tampoco estoy y si la oigo mentar en alguna conversación voy a dar mi sincera y simpática apreciación de experiencia del consumidor sobre ella, porque la experiencia no solo es con el cliente final sino con toda la línea con la que uno trabaja...ojo)

Desde ese día, más de 10 años atrás, supe que esa sería mi manera natural de tratar a los clientes, como si fueran amigos de siempre y se la trasladé al resto de la organización, no importa si se recibe un “gracias”, o un frío “no, ahora no” o alguna respuesta, la que fuera, eso sería secundario y si no lo hacen es tema de su política de empresa o de sus estándares de cortesía personal para con las personas que les echan una mano, es su tema, no el mío, sabían por ejemplo, que cuando postulan a una licitación del gobierno de EEUU (una vez tuvimos una aquí en Lima para construir unas instalaciones de la US.NAVY) si no eres seleccionado con la buena pro, ellos te envían luego un informe diciendo en que has fallado para que mejores y la próxima vez puedas ganar?, que distinto sería el sistema si todos tuviéramos esa buena onda como política no?, no tener la sensación que uno es el centro del universo sino de ponerte en la piel del otro, todo cambiaría en este sistema social y profesional, mi tema es que se siente muy bien cumplir con la gente y ayudarlos a crecer junto con uno mismo, el esperar una retribución suma sin embargo no que llege a ser lo que nos mueve.

La Marina me enseñó que hacer cosas que van más allá de lo que se pide también es parte del trabajo, y si las reconocen, en buena hora y si no, pues mañana será otro buen día para seguir haciéndolas y que mejor que con una sonrisa dibujada porque es una nueva oportunidad para enseñarte a ti mismo lo que vales (lo que opine el resto de ti "vale madres" como dicen en Mexico).

Consejo sano, da las gracias cuando alguien, quien fuera, te dedica su tiempo, porque como dice el refrán “es de bien nacidos, ser agradecidos”, dirá mucho de ti y luego Haz las cosas sin esperar una retribución, igual esta llega luego de todas maneras de una forma u otra, el universo se encargará siempre de hacerlo, eso te lo aseguro, doy fe, estamos todos conectados con él.

 

Pepe Tudela.

Luis Yaji

Specialist at MOTOCORSE PERFORMANCE LLC

4 años

Asi es,Karma,has el bien y te regresara con creces

Reynaldo Subauste López, CPO

Jefe de Seguridad Patrimonial en MEDLOG Piura

4 años

Eso pasa y seguirá pasando siempre. Lo importante es mantener la actitud de brindar lo mejor de nosotros....siempre con una sonrisa!

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