Alguien se llevó mi espejo!
Que sorpresa me llevé. Habituada a entrar a la sala y - por una corta distancia- ver por el rabillo del ojo una figura en movimiento acompañando mi andar, de pronto eso ya no sucedió. Volví sobre mis pasos y seguía sin verme. ¿Qué estará pasando?- pensé. ¿Me habré convertido en vampiro, que ya no me reflejo, o mejor dicho en Vampiresa? Debería comenzar a preocuparme por la luz diurna, el temor a las estacas y como disimular mis colmillos? Claro que no. Nada de eso. Tan solo observando, era posible notar que debido a unas reformas en el sitio, el espejo que devolvía mi imagen había sido quitado de su lugar, por seguridad. Podía alegrarme y quedarme tranquila: yo continuaba siendo yo, aunque el espejo no estuviera y no reflejara mi propia imagen. Por más que alguien se hubiera llevado el espejo y cambiado de lugar sigo siendo este ser que soy, con limitaciones y potencialidades también.
Cada vez que entramos a un nuevo trabajo nos ponen delante un espejo imaginario y nos dicen la imagen que tiene que reflejar de nosotros. En ocasiones el espejo nos devuelve la imagen de un obrero esforzado, en otros casos tenemos un reflejo de un servidor público. Podemos llegar a ver también un profesional de carrera universitaria, o también un profesional de oficio. En cada ocasión iremos edificando nuestra propia imagen y aún personalidad en función del espejo que nos dieron y acorde a la imagen que nos dijeron que debíamos tener.
Pero, ¿alguna vez te pasó de no verte más en ese espejo, tal como me pasó a mí? Quizás no te haya sucedido aún. Pero piénsalo un poco. Imagina que eres el obrero esforzado, con tu hermoso espejo por delante construyendo cada día la imagen que te dijeron que debías reflejar. Hasta que un día tu espejo es quitado y ya no te ves en él. Muchas veces se nos desaparece el espejo en que nos miramos y, si no nos devuelven pronto ese, o cualquier otro espejo en el mismo u otro lugar, podemos caer en el error de creer que ya no tenemos imagen.
Cuando nos quedamos sin trabajo y estamos en esa situación por algún tiempo, tendemos a pensar que hemos perdido nuestra imagen, que no tenemos reflejo que ofrecer. Pero, no es así. Si alguien se lleva el espejo en el que te veías, continúa esforzándote, porque no te has vuelto invisible. Y siempre puedes conseguirte tu propio espejo o aprender a fabricarlo. Pero recuerda, no necesitas siempre un espejo por delante para que te recuerde cuál es tu profesión. Nosotros no somos nuestra profesión, somos mucho más de lo que reflejan los espejos de nuestra profesión.
Supervisor de Sand Management & Welltesting
8 añosExcelente Sandra
Planificación y Programación de Mantenimiento en SERVIPET S.A.
8 añosMuy buena reflexión Sandrita. Un abrazo.