Algunas armas para la batalla contra el bostezo:

Algunas armas para la batalla contra el bostezo:

Durante mi vida profesional me ha tocado en muchas oportunidades exponer un tema, un análisis, una iniciativa o un proyecto frente a otras personas.

No tardé mucho en darme cuenta, que la principal barrera a superar en este tipo de situaciones no es la propia timidez, ni las limitaciones de nuestra solvencia verbal. Tampoco el desconcierto de una pregunta descolgada, ni el temor a que el proyector y la notebook no se entiendan...

La archi-enemiga de todo presentador es, sin duda, la indiferencia.

La actitud de desinterés tiene dos manifestaciones conductuales que te permitirán detectarla de forma inequívoca:

La primera, arcaica y natural: el bostezo. Mortal por su capacidad de contagio.

La segunda, menos mamífera aunque igualmente desgarradora para todo esmerado presentador: la furtiva (o desenfadada) mirada a ese celular que ametralla a notificaciones.

***

Mantener el interés en una presentación no es fácil. Exige energía y compromiso. Pero empecemos por el principio:

¿Cómo arrancamos una presentación captando el interés del público?

Para poder hacerlo, tengo 3 recetas "casi" infalibles que se pueden usar de acuerdo a la experiencia y a la audacia del presentador.

* Contar un chiste: para amateurs, pero funciona. Olvidate de tu currículum, presentate brevemente y comentá algo que cause gracia. Es una forma efectiva de captar la atención del público. Te van a prestar atención al menos por los siguientes 2 o 3 minutos, durante los cuales deberás introducir el tema.

* Contar una historia o una experiencia personal: exige más preparación, pero logra generar interés sostenido durante el ratito que dure el relato. Todo el mundo se engancha con eso. La dificultad del método reside en que la historia tiene que generar un puente entre la audiencia y el tema que querés exponer.

* Hacer algo totalmente inesperado: solo para expertos. Un ejemplo basta para ilustrar:

Hace unos pocos días estuve en un seminario en donde se sucedieron varias presentaciones. Sobre el final de la tarde, cuando ya todo el mundo tenía la dosis de cafeína por el piso, aparece Bernardo. Se presenta y dice casi sin que nos diéramos cuenta algo como: "Para empezar la charla tengo que hacer algo antes". Se sentó con su impecable traje y se sacó los zapatos. Medias afuera. No sé de dónde sacó un par de sandalias gastadas y se las puso. Todo frente a 700 personas en un salón Sheraton.

Bernardo Bárcena quería contarnos su experiencia de voluntariado en Calcuta (Kolkata) India, con las Misioneras de la Caridad. Nos dijo que esas sandalias habían caminado con él las calles de la ciudad blanca y azul de Madre Teresa.

Al margen que el contenido de la presentación fue conmovedor, me pareció un excelente ejemplo de esta tercera técnica reservada solo para maestros como Bernardo. Solo para valientes.

Cuando alguien comunica algo de lo que sabe, se nota en sus palabras. Cuando alguien comunica algo en lo que cree se le nota en todo el cuerpo. Incluso en los pies. ¡Y con sandalias se nota más!


Esta nota fue publicada en Punto Biz el día: 11-6-18.

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