Aplaudir para arriba (Hipocresía interesada)
“… ¡qué bien se viste el Rey!” –aplausos-
La metáfora que distingue el arriba y el abajo con un “arriba” importante, estratégico, influyente, mandante y poderoso –tanto como para dejarte sin trabajo de un momento a otro por cuestiones nimias- y con un “abajo” subvalorado, operativo, obediente y sin mayor fuerza –demasiado poco para ejercer derechos- es globalmente aplicado a lo que se conoce como estructura organizacional.
En forma genérica el poder queda arriba y la debilidad abajo lo que incluye a lo queda en el medio que está, obviamente, abajo del arriba y arriba del abajo con lo cual el “arriba” está arriba de todo y de todos y el “abajo” está abajo de todo y de todos, de los que están arriba y de los que están en el medio.
Uno de los pocos derechos que pueden utilizar los que están abajo es el derecho de aplaudir. Un aplaudir que destaca o premia acciones u omisiones del segmento que está arriba.
En esta línea quienes integran un “abajo” pueden reconocer y aplaudir anuncios sobre estrategias de crecimiento y expansión de los negocios actuales o de incursiones en otros que permiten descansar en un futuro sostenimiento de las fuentes de producción para todos y está bien.
En la misma orientación lo está toda manifestación relativa a mejoras cuantitativas y cualitativas respecto a compensaciones y beneficios, responsabilidad social, compromiso y cuidado del medio ambiente y similares, y están bien.
Las enunciadas, así como todas las que estén en sintonía con las mismas, están bien y merecen el reconocimiento y el premio del aplauso.
Sin embargo hay otros reconocimientos que se premian con el aplauso y no tienen nada que ver con anuncios que implican beneficios para los de “abajo” sino que se relacionan –en general- con la indignidad del aplaudidor.
Los aplaudidores de “abajo” se parecen a los reidores de la televisión y de la radio que ayudan a levantar o potenciar imágenes y dichos que por sí solos no cosecharían risas espontáneas, ¡recursos de la industria!
“… ¡el Rey está desnudo!” –zozobra-
Los aplaudidores de “abajo” no tienen razones, ni motivos lógicos ni afectivos para ofrecer su ofrenda sonora a los de “arriba”, no.
Tienen, sí, un serio déficit de dignidad y, tal vez, algo de miedo. Emociones que, en el alma de una misma persona, son dinamita pura.
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Ambas configuran la hipocresía y es ésta la que induce los aplausos de los de “abajo” a los de “arriba”. Aplausos sin convicción, con energía simulada acompañada de gestos y expresiones de aprobación ante lo que no lo merece, superfluos reconocimientos a la nada misma.
Las muestras de tal hipocresía configuran a los integrantes del “abajo” que se convierten en obsecuentes, (la sabiduría popular cataloga en forma explícita a estos espíritus: ¡chupamedias!, se dice sin eufemismos).
Los obsecuentes de “abajo” tienen cierto poder con sus acciones, por ejemplo, mantener a un inepto en algún segmento superior de la estructura organizacional.
Un caso peligroso –por las consecuencias que genera- se produce cuando los aplaudidores mantienen a un incompetente como responsable de un grupo o un equipo incipiente (nunca alcanzará el status de equipo por definición: no puede haber un equipo donde se produce esta situación).
Hay efectos y consecuencias de mantener a alguien superado por las demandas naturales de su puesto o función.
Una muy común tiene que ver con un tema que ninguna organización quiere visibilizar, me refiero a la rotación de personas y con ella al proceso de descapitalización de competencias personales y, también, grupales de equipo, en definitiva, pérdidas organizacionales.
Queda para futuros artículos analizar qué hace que una persona se sienta bien a sabiendas de que los aplausos que recibe no son genuinos así como el caso de las organizaciones que promueven o facilitan y hasta toleran estas prácticas.
¿Y vos?
¿Estuviste o estás compartiendo tu vida productiva con personas que aplauden para arriba?
¿Integrás el “abajo” digno?
¿Te das cuenta que el “Rey está desnudo”? ¿compartís este hecho?
¿O ya te fuiste o te estás yendo de una cultura irracional?