Apoyo a Emprendedores. Un caso especial.
Hace unas semanas lanzamos un artículo en Linkedin ofreciendo ayuda gratuita para construir modelos financieros a cualquier emprendedor mediante Planeamatic, nuestro generador de modelos. De inmediato, un entusiasta y joven empresario nos solicitó el apoyo ofrecido, brindándonos montones de información que analizamos con gusto para cargarla a Planeamatic. Al hacerlo nos dimos cuenta de la futilidad (inviabilidad) de su proyecto, pues su idea, su producto, se comportaría en el futuro inmediato como un commodity (un bien o servicio sin valor diferenciador, salvo su precio). Ello implicaba trabajar con márgenes de utilidad operativa (EBITDA) muy reducidos a partir del segundo o tercer año, en cuanto aparecieran sus irremediables competidores.
Él había hecho sus propias estimaciones asumiendo un margen EBITDA del 45% y lo había proyectado de manera constante hacia el futuro, por lo que su proyecto lucía muy rentable. Sin embargo, cuando le entregamos una primera matriz resumen de resultados comparativos obtenidos con nuestra herramienta, asumiendo cambios en dicho margen operativo, el proyecto se desfondaba irremediablemente. Le dijimos que habíamos decidio efectuar ese análisis (que nos tomó un minuto) pues resultaba evidente que ocurriría dicha competencia en su nicho de mercado, ya que su idea no era patentable y que era fácilmente copiable o reproducible.
Juan se molestó inicialmente y desestimó nuestras conclusiones, pero después de un rato de observar el Flujo de Caja de un hipotético escenario conservador, donde el EBITDA sólo bajaba 10 puntos porcentuales (quedaba en 35%), todas su idea dejaba de ser atractiva. Afortunadamente, recapacitó y nos dio la razón, abandonando su 'maravillosa' idea antes de que fuese demasiado tarde.
¿Qué hubiera pasado con Juan de persistir en su intención? ¿Un fracaso económico? No. Eso no hubiera ocurrido, puesto que ningún inversionista serio hubiese participado (aparte de los famosos 3 F's). Hubiera ocurrido algo peor: Juan habría perdido credibilidad y, tal vez, confianza en sí mismo. Su siguiente idea podría ya no ser ni siquiera evaluada por sus potenciales VC o socios.
Para eso sirven los modelos financieros: no para adornar una presentación, sino para realizar un análisis formal e inteligente de un proyecto de inversión, sin la bruma de las formulaciones rígidas o complejas (o ambas) que nos obligan a proyectar valores o parámetros en el tiempo con comportamientos improbables, sólo porque reformular dicho parámetro resulta demasiado complejo, o por que no sabemos hacerlo, o, en el más ingrato y frecuente de los casos, por que no nos dimos cuenta de ello.
Al final, Juan nos agradeció el apoyo y nosotros ganamos un valioso contacto.