Aprender
“Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía”. John Ruskin
La vida es un proceso de aprendizaje constante, y la principal etapa es la infancia, donde el cerebro se encuentra más permeable, con mayor plasticidad, y donde la motivación para el aprendizaje es mayor. En la niñez la motivación para aprender es natural y generalmente disfrutan del proceso y una de las principales herramientas es la curiosidad. Sin embargo, al crecer mucho de ello se va perdiendo y el esfuerzo para nuevos aprendizajes se vuelve más visible.
¿Por qué nos ocurre esto? ¿Por qué aparece la resistencia a aprender en ciertas ocasiones? ¿Por qué los cambios son cada vez más resistidos? ¿Por qué nos estancamos? Como dice Marina, “la realidad demuestra que ninguna situación cambia hasta que se deviene en insoportable”, esto hace referencia a que como adultos aprender algo nuevo, o enfrentar cambios sólo lo hacemos cuando no tenemos más remedio, cuando necesitamos evitar las consecuencias negativas de no hacerlo.
Esta resistencia que los adultos mostramos, hacia el cambio y el aprendizaje, significa transformación, pero esto nos incomoda, nos obliga a salir de nuestra zona de seguridad y explorar territorios desconocidos, exponernos, poner en peligro nuestras creencias, nuestros paradigmas, las cosas que dan sentido a nuestra existencia. Exponernos a este cambio, nos genera resistencia, la cual lo haremos a través de excusas y explicaciones.
Sin embargo, decíamos antes que la vida en sí es un proceso de aprendizaje constante. Lo que ocurre es que hay aprendizajes que podemos incorporar con relativa facilidad, porque no nos obligan a modificar sustancialmente nuestra estructura de creencias, digamos que se trata de aprendizajes que están alineados con nuestros principios de vida. Son los otros, los que alterarían profundamente nuestra forma habitual de actuar, los que nos resultan tan difíciles de afrontar, aunque a veces esto es algo que ocurre, cuando la vida nos obliga.
Cuando nos encontramos frente a situaciones límites, que nos obligan a replantearnos la vida, como una enfermedad muy grave, un accidente o inclusive una pérdida, es el momento en que nos hacemos ciertas preguntas como: ¿Qué quiero hacer con los años que me quedan? ¿Realmente deseo vivir como he vivido hasta ahora? ¿Para qué he estado trabajando tantas horas semanales durante los últimos años? ¿Necesita mi familia que les proporcione bienestar con mi trabajo o más bien me necesitan a mí? ¿Y yo mismo, qué necesito? ¿Cuáles son mis prioridades en la vida, las cosas verdaderamente importantes? Reflexionar sobre todas estas preguntas te conducirán a nuevos aprendizajes. La humildad nos ayuda a darnos cuenta de que el ámbito de lo que desconocemos es tan inmenso que en realidad podemos aprender algo nuevo de cualquier persona con la que nos cruzamos en la vida. Sólo se necesita tener la disposición adecuada.
Existen otros muchos enemigos del aprendizaje, pero vamos a señalar aquí únicamente dos más: 1. “Esclavos del conocer, nos olvidamos un día de que el vivir está, más que en el conocimiento, en el proceso de aprender”. Jorge Carvajal. Confundimos información con aprendizaje
2. Decirnos que no tenemos tiempo, que estamos muy ocupados, que el día a día nos impide abordar aquello que querríamos aprender. Es una coartada muy popular, todos la empleamos, entre otras cosas porque está socialmente admitida. Sin embargo, cuando decimos que no tenemos tiempo para abordar un aprendizaje, lo que estamos diciendo es que no es una prioridad para nosotros. Cuando decimos que no tenemos tiempo para algo es porque estamos más comprometidos con otra cosa.
Cada aprendizaje incorporado a nuestra vida hace que observemos la vida de una manera diferente. Por eso decimos que en el proceso de coaching el aprendizaje se produce cuando el cliente se transforma en un nuevo observador. Es decir, cuando empieza a mirar las cosas desde un lugar diferente al que solía. Esto tiene mucha relación con la idea de que, con cada nuevo aprendizaje, somos capaces de hacernos cargo de nuevas preguntas que antes no nos hubiéramos planteado.
Así es que, querido lector, ¿quieres preguntarte cómo te posicionas ante el aprendizaje? ¿Qué dificultades encuentras? ¿Cuáles son tus principales enemigos a la hora de aprender?
Te Esperamos!!!!
Bibliografía: No es lo mismo, Silvia Guarnieri y Miriam Ortiza,