Aumento de tarifas eléctricas en Panamá: Un nuevo golpe a la economía y la calidad de vida
El anuncio realizado por la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (ASEP) de Panamá el pasado 28 de diciembre, referente al aumento de las tarifas eléctricas para el primer semestre de 2024, ha despertado preocupaciones significativas. Este incremento, que varía del 2% al 15%, afectará especialmente a los consumidores que superen los 300 kilovatios hora (kWh), consolidando a Panamá como el país con las tarifas eléctricas más elevadas de América.
Impacto en la economía:
El impacto económico de este aumento no debe subestimarse. Hogares y empresas verán una mayor parte de sus ingresos destinada al pago de la electricidad, limitando así su capacidad de consumo e inversión. Los hogares de clase media se verán especialmente afectados, reduciendo sus presupuestos para el acceso a bienes y servicios esenciales.
Impacto en la competitividad:
En un escenario donde la competitividad es crucial, el encarecimiento de la electricidad representa una amenaza directa para la posición de Panamá como centro de servicios y logística. El aumento de los costos de producción disminuirá la competitividad de las empresas panameñas frente a sus competidores extranjeros.
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Condiciones de los contratos:
Es esencial comprender que este incremento se origina en condiciones contractuales suscritas en la década de 1990 entre el estado panameño y las empresas de generación, transmisión y distribución de electricidad. Estos acuerdos otorgan a las empresas privilegios como la garantía de una tasa de retorno fija, permitiéndoles cobrar tarifas superiores al costo real de la electricidad.
Soluciones:
Para mitigar el impacto, el gobierno panameño debe abordar las condiciones contractuales vigentes con estas empresas. La renegociación de términos más equitativos para los consumidores permitirá reducir las tarifas eléctricas.
En el corto plazo, el gobierno podría implementar medidas paliativas como impulsar programas de eficiencia energética. Estos últimos, especialmente, podrían alinearse con las iniciativas contempladas en la agenda de transición energética de Panamá, las cuales, lamentablemente, no han recibido el impulso necesario.
Conclusiones:
El aumento de las tarifas eléctricas representa una seria amenaza para la economía y la calidad de vida de los panameños. Es imperativo que el gobierno tome medidas inmediatas para abordar este problema. La revisión de contratos y la implementación de soluciones a corto plazo son pasos cruciales para mitigar los efectos adversos en la población y preservar la competitividad del país. La transición hacia una matriz energética más eficiente es fundamental, y es responsabilidad de todos trabajar hacia un futuro sostenible y equitativo.