Autoexamen: soy proactiv@?
La proactividad es una palabra que muchos debaten e interpretan de distintas maneras.
Para algunas personas solo consiste en el movimiento, en que siempre esté la energía para continuar de una actividad a la otra. Muchas personas contrastan a un flojo con un proactivo, como si fueran opuestos. Como si no hubiesen hacendosos que son todo menos proactivos.
De acuerdo con Stephen Covey en el legendario libro de los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, ser proactivo se define de la siguiente forma:
Existen 2 esferas dentro de las que se encierran los factores de la vida de cada persona, las variables que pueden afectarle. Una de ellas es la esfera de cosas fuera de nuestro control. Cosas que no dependen de nosotros como: el clima, la macroeconomía, la personalidad de mi cónyuge, la reacción instintiva de mis co-trabajadores, el tráfico, lo que otros piensan, entre otros.
La otra esfera es llamada "esfera de influencia". Ella alberga todo lo que está dentro de nuestro control: mi actitud, la ropa que me pongo, la administración de mis finanzas, la preparación para una reunión, mi reacción ante una situación tensa, la manera de comunicar mis necesidades, ser puntual, etc.
El libro nos enseña que las personas que se enfocan en la primera esfera son reactivas, es decir, son personas que esperan a que cosas que no pueden controlar les afecten para entonces tomar acción. Sin embargo, las personas que no esperan a que un suceso externo tome lugar sino que deciden tomar acción con lo que tienen a su mano para avanzar son proactivos.
Hay muchas personas ocupadas reaccionando al regaño de un jefe, a entregar un reporte que pudo estar listo mucho antes, a verse ocupados cuando solo están escuchando videos y tienen su atención dividida. Hay muchas personas que se ven en movimiento pero realmente sólo están reaccionando a lo que pasa a su alrededor.
Un libro recientemente publicado por Amy Landino sobre las rutinas de la mañana pone un argumento sorprendente para las personas que son reactivas.
Ella afirma en su libro Good Morning Good Life que las personas proactivas disfrutan el drama, y puede que no estén realmente encontrando el sentido de lo que están haciendo día a día. Es por esta razón que en vez de avanzar en sus planes y proyectos previniendo los contratiempos están pasando el tiempo con la extra emoción de correr por la puerta en el último momento posible para que no se la cierren.
Hay una gran emoción en cumplir las metas personales, en lograr lo que parecía difícil, en superar obstáculos grandes. Pero esta emoción viene cuando del otro lado realmente hay algo hacia lo que aspiramos.
Si eres una persona que se encuentra reaccionando más de lo que es proactiva debes analizar tus metas; sopesar si realmente lo que tienes en frente inspira la determinación que se necesita para tomar acción sin presiones externas, sino con convicción de que es el mejor uso de tu tiempo.
La invitación es sencilla: Haz una lista de las cosas que están en tu control en tu vida laboral bajo el nombre "esfera de influencia" y otra lista con las que no están en tu control bajo el nombre "fuera de mi control". Luego con mucha honestidad resalta las que ocupan más de tu tiempo y pensamientos. Finalmente analiza qué acciones puedes tomar para redireccionar tu esfuerzos hacia la esfera de influencia y déjalas escritas.