AYER LA INDUSTRIA... HOY LOS TOMATES

La última década del siglo XX y la primera del siglo XXI se caracterizaron por la deslocalización de la actividad industrial desde los países desarrollados hacia los denominados países en vías de desarrollo.

En España los CEOs y directivos de miles de empresas, apoyadas con dinero público de Europa, del ICEX y de las agencias de comercio exterior de todas las CCAAs, viajaron a diferentes países en busca de una nueva ubicación ideal. Gran parte de ellos acabaron deslocalizando sus centros de producción a Asia, algunos a Latinoamérica, unos pocos a África. Lo que se celebraba como un éxito de internacionalización realmente escondía tanto un gran error y como la pérdida de una gran oportunidad.

👇 El ERROR de dejar de producir en cercanía productos básicos de todo tipo; moda, materiales de construcción, componentes industriales, etc., lo que supone ser dependientes de terceros países y, además, incrementar la huella medioambiental de esos productos ligada a su transporte.

👇 Y la OPORTUNIDAD perdida de haber utilizado esa deslocalización como un incentivo para que los países en los que se implementaron esas fábricas pusieran en marcha las mismas medidas medioambientales y laborales que existían en los países de origen.

Para que nos entendamos, una empresa de zapatos del levante español dejó de producir en España para producir en un país asiático. Pero allí ni implementó las depuradoras de tintes y cueros que necesita en un país europeo ni garantizó los mínimos laborales (mínimos como dias de vacaciones, horarios dignos y seguridad laboral) exigidos en Europa. Si se hubiera hecho bien, se habrían ahorrado costes (que era el objetivo buscado, un objetivo legítimo) pero también se habrían mejorado la vida de las personas trabadoras en esos destinos y se habrían elevado los estándares medioambientales de esos países.

Luego vino la crisis, las elevadas tasas de desempleo… más tarde el Covid y la falta de suministro de productos fundamentales…, y también la inflación.

Nada hemos aprendido.

Ayer fue la industria, hoy los tomates…

y los pepinos y las verduras…

en general los alimentos, los productos más básicos, junto con el agua, que necesitamos para la vida. Hoy, Europa está a punto de volverse a equivocarse….

Hoy escuchamos decir que hay que bajar los estándares medioambientales a la producción agrícola para que no se vaya a otros países. Pues NO, lo que hay que hacer es incentivar y obligar a los países que han aumentado su producción agrícola y compiten con la nuestra, como el caso de Marruecos, a que tengan las mismas condiciones ambientales (no usar químicos que erosionan la tierra y nos contaminan a las personas) y laborales que tenemos en Europa. Eso se llama competencia justa, para unos y otros.

👍 Compitamos por quién hace mejor las cosas en términos de SOSTENIBILIDAD con mayúsculas (calidad de producto, protección del medio ambiente, impacto social positivo en las personas trabajadoras y las comunidades, gobernanza colaborativa entre Estados), no por quien produce más barato…

👍 Cuando hablamos de ser resilientes y de fomentar la producción local, no hablamos de proteccionismo, hablamos de un principio básico, la PROXIMIDAD a la hora de producir y consumir, algo clave para la sosteniblidad ambiental y social y también para una buena gobernanza a todos los niveles (local, nacional, europea y global).

Ayer fue la industria, hoy los tomates…. a ver si a la tercera aprendemos de que va esto de la sosteniblidad global aplicada desde la sostenibilidad local.

Diego Isabel La Moneda