Babel humana: ¿cómo gestionar 5 generaciones en tu organización?
El mito bíblico es conocido: los hijos de Noé levantaron en Babel una torre que arañaba el cielo. Como respuesta a tanta arrogancia, Dios decide que los habitantes de ese paraje hablen diversas lenguas, lo cual determinó que nadie comprendiera a nadie y, finalmente, con el proyecto edilicio trunco. Hay algo de esta metáfora en la actualidad, donde muchas empresas se enfrentan a otro reto: la diversidad generacional en sus equipos de trabajo.
Considerando desde los menos conocidos mayores de 70 años, catalogados como “silenciosos”, hasta los “Baby Boomers”, “Generación X”, “Millennials” o la “Generación Z”, resulta crucial para la gestión de Recursos Humanos encontrar herramientas para gestionar a cada grupo de forma efectiva. De esto depende crear un ambiente laboral armonioso y productivo. Un buen primer paso es comprender que cada generación puede aportar su perspectiva y experiencia.
Ya revisamos algunos de los aspectos positivos de integrar una organización a la coyuntura de diversidad generacional, hay que admitir que también puede ser una fuente de conflictos si no se administran correctamente. Cada generación tiene sus propias características, valores y formas de trabajar. Por eso, abordar esas diferencias de manera adecuada será clave para evitar una crisis.
En este esquema, la gestión de Recursos Humanos juega un papel fundamental, con el desafío de integrar la diversidad. Para hacerlo con eficiencia existen algunas estrategias que pueden ayudar a gestionar la convivencia saludable y productiva de las cinco generaciones en una organización.
Diversidad etaria: 5 pasos para que todos brillen
1) Ser agentes de promoción para la comunicación intergeneracional: para eso, fomentar el diálogo abierto y la interacción entre los talentos de la empresa es clave para crear un ambiente de respeto y comprensión mutua. La comunicación efectiva es fundamental para evitar malentendidos y conflictos entre los colaboradores de distintas edades.
2) Brindar formación y desarrollo personalizado: cada generación tiene sus propias necesidades de formación y crecimiento profesional. Es importante adaptar los programas de capacitación y desarrollo a las preferencias y estilos de aprendizaje de esos grupos etarios para garantizar su efectividad.
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3) Priorizar el trabajo en equipo intergeneracional: la colaboración entre los distintos grupos en proyectos y tareas comunes puede ser una gran oportunidad para aprovechar las fortalezas y experiencias de cada uno. Además, podría promover la integración y el intercambio de conocimientos entre los diferentes talentos.
4) Flexibilidad y adaptabilidad: si bien es una situación relativamente nueva, las diferentes generaciones tienen distintas formas de trabajo y preferencias en cuanto a horarios, tecnología y entorno laboral. Ofrecer políticas y prácticas laborales flexibles puede ayudar a satisfacer las expectativas de cada grupo.
5) Reconocer y valorar la diversidad: perder el miedo a esa Babel que podría ser la oficina, es un gran primer paso. Es importante reconocer y valorar los aportes de cada generación en la empresa. Promover un ambiente inclusivo donde se respeten las diferencias y se reconozcan las fortalezas de cada grupo generacional es fundamental para la gestión exitosa.
¿El mismo idioma?
Ante un escenario laboral que muta con dinamismo, el crisol de experiencias, perspectivas y habilidades nos ofrece una riqueza inagotable. En una gestión de esos recursos orientada a priorizar a las personas y todo lo que pueden aportar a una organización, dar ciertos pasos firmes para expandir los horizontes de la convivencia en la empresa parece la llave del éxito.
En estos nuevos contextos laborales, las cinco generaciones interactuando dentro de una empresa proponen un desafío y una promesa: con la aplicación de una estrategia integral que promueva la comunicación, la formación personalizada, el trabajo en equipo, la flexibilidad y la valoración de la diversidad generacional, ganan todos. Para eso, no es necesario hablar el mismo idioma, pero sí tener un contexto en común donde poder entender y ser comprendidos.