“Back to the future” en la empresa - 7. Oscar Wilde: Los “haters” de la marca personal -

Escritor irlandés de la segunda mitad del siglo XIX, vivió todos los cambios acaecidos en Londres durante la época victoriana y la Revolución Industrial. Este contexto influyó en gran medida en la mentalidad de nuestro protagonista, quien manifestaba una clara y abierta inclinación por ideas progresistas de índole anarquista. Tanto en sus obras más poéticas o narrativas como en sus ensayos, Wilde refleja esta mentalidad en forma de feroces ataques hacia la clase más conservadora y burguesa de aquella época. En este sentido podemos destacar su obra culmen, “El retrato de Dorian Gray”, que recibió innumerables críticas a nivel social por lo provocadora que resultó la novela a sus contemporáneos.

Óscar Wilde era considerado como un personaje extravagante y provocador, con una gran inteligencia y mente brillante para convertirse en una figura única y rompedora en aquella época. Tal fue el punto de animadversión que suscitó entre algunos sectores de la sociedad, que llegó a ser encarcelado por ser acusado de algo tan lícito como ser homosexual pero que en aquel tiempo era motivo de delito. Esta situación no evitó que continuara con su obra, con varios escritos en la cárcel, aunque motivó su posterior exilio a tierras francesas. Su gran personalidad e inteligencia nos dejó un gran legado de frases célebres, entre las que sobresale una de ellas: “Que hablen de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen”.

En nuestro mundo actual, en el que los humanos vivimos digitalmente hiperconectados a través de redes sociales tanto de ocio como profesionales, se ha generado un nuevo concepto que hace alusión al prestigio y la proyección social: la marca personal. En el ámbito de la empresa, se trata de crear y trabajar un perfil visible que transmita unos valores y una credibilidad laboral hacia el resto de los profesionales que conectan con esa persona. En este sentido, el profesional casi se encuentra obligado a generar contenidos, expresar ideas o interactuar digitalmente con sus pares para poder conseguir diversos objetivos, como captar clientes, buscar empleo o liderar una iniciativa.

Todo ello implica una cierta exposición pública que generalmente suscita respuestas positivas por parte de los receptores del contenido, pero que en ocasiones también puede generar cierta animadversión. Es aquí donde la célebre frase de nuestro protagonista cobra un gran sentido y donde aparece una nueva figura en las redes sociales digitales: el “hater”. Se denomina así a aquellas personas que por motivos racionales y, sobre todo, emocionales muestran recurrentemente su rechazo pública o privadamente hacia el contenido de un profesional concreto. En este aspecto existe cierto debate entre los profesionales que cuidan su marca personal sobre cómo tratar este tipo de situaciones. Personalmente, y máxime cuando un algoritmo hace visible el contenido de una publicación en función de la cantidad de interactuación sobre el mismo, la recomendación sería similar a la de nuestro protagonista: mantenga y cuide a sus “haters”, ya que el ser ignorado es fatídico. 

Si usted es uno de esos “haters”, querido lector, permítame pedirle que comente ampliamente su animadversión hacia esta publicación. Logrará que la visibilidad de ésta sea aún mayor. Si por el contrario el contenido de la misma le ha resultado interesante, permítame hacerle la siguiente pregunta: y usted, ¿tiene ya su legión de “haters”?

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